¿Quien Podría Imaginar Sobrevivir 69 días Devorado Por La Tierra?

“Espero que mis compañeros cumplan el pacto de silencio que hicimos en la mina” es un artículo publicado en El País el 15/10/2010 sobre los 33 mineros chilenos rescatados en la mina San José después de 69 días bajo tierra.

El artículo da información principalmente sobre la vida y los sentimientos de Juan Carlos Aguilar y de Jimmy Sánchez, dos de los mineros. La pareja del primero expresa a la prensa su anhelo de casarse con él. Sin embargo, Juan Carlos se niega a exponer su vida privada y se muestra poco dispuesto a hablar de su experiencia, del nerviosismo de sus compañeros y de los momentos difíciles cuando subía en la cápsula. Juan Carlos menciona también las clases por videoconferencia en las cuales los mineros aprendieron a enfrentar y decir no a la prensa sin irritarse y confesa el pacto entre los 33 mineros de no contar nada sobre su experiencia en la mina. Por otra parte, Jimmy Sánchez, a sus 19 años, prometió a su pareja a casarse con ella en cuanto saliera de la mina. Sin embargo, es su padre, Juan Sánchez, que no es de acuerdo, que comenta con ironía la decisión de su hijo. El artículo se cierra con la información de que Florencio Ávalos, el primero minero en salir, a pesar de la “omertá” entre los mineros, no tiene ningún inconveniente en hablar; su esposa habla al que le ofrece más dinero.

Es un artículo, entre otros que aparecieron en la prensa estos últimos días que todo el mundo seguía de cerca, sin aliento, el encierro prolongado de los mineros y enseguida la emocionante operación de rescate. Los artículos que aparecieron en la prensa sobre la peripecia de los mineros chilenos hablan de su vida, sus familiares, sobre el ataque de la prensa, el papel del presidente Sebastián Piñera, sobre las relaciones entre Colombia y Chile, el intento de explotación de los mineros de la parte de las grandes empresas, las ofertas y los regalos a los mineros por publicidad…

El artículo comentado se basa sobre todo en las palabras de los mineros y menciona las diferentes reacciones sin ningún comentario. El lenguaje es sencillo y el periodista que se dirige a todos los lectores, de todo el mundo no intenta de ningún modo conmover; es el lector mismo que tiene que sacar sus propias conclusiones.

Es claro, para mí, que aunque los mineros subieron con las técnicas más o menos bien asimiladas de todo lo que aprendieron para enfrentarse a los periodistas, sus familiares, ignorantes en los juegos implacables de la prensa, fueron presa fácil. Por otro lado, cada uno de estos mineros tiene su personalidad, su propio pensamiento y sus diferentes necesidades; por eso las reacciones frente a la prensa son diferentes.

De todos modos, sería, según mi opinión, impropio criticar los comportamientos y decisiones de estos 33 mineros porque todos tenemos que intentar imaginar las condiciones del trabajo en la mina y sus diarias situaciones de riesgo y sobre todo intentar imaginar el asilamiento prolongado de 69 días bajo tierra de estos mineros sepultados, su psicología, sus profundos pensamientos, sus temores y sus esfuerzos gigantescos para guardar su sangre fría.

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