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1.1 La Etica Como Caracter Historico


Enviado por   •  17 de Septiembre de 2013  •  2.863 Palabras (12 Páginas)  •  3.611 Visitas

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Carácter histórico de la Ética.

La definición real de Ética es: “La Ética es la ciencia normativa de la actividad

humana en orden al bien”.

Doy otras dos definiciones: la tomista, dice: es la ciencia de los actos humanos

considerados en su orientación hacia el fin último, o también, la ciencia

normativa de la conducta humana a la luz de la razón. La marxista dice: la

Ética es la teoría o ciencia del comportamiento moral de los hombres en

sociedad.

En lo fundamental las tres definiciones coinciden, aunque la marxista deja

entender que el hombre sólo tiene Ética cuando está en sociedad, es decir, que

sólo se da Ética colectiva y no individual.

La Ética es ciencia porque es una disciplina racional; parte de los actos humanos y

los trasciende para llegar a sus principios. Es un conjunto de conocimientos

sistemáticos, metódicos, racionales, basados en la experiencia y fundados en

principios.

La Ética es una ciencia teórica-practica pues por ella se realiza en la vida lo

conocido en los principios. Quien vive éticamente está actuando lo que conoció

que debía hacer.

La Ética es la ciencia de lo que el hombre debe hacer para vivir, como debe

vivir, para ser lo que tiene que llegar a ser, para alcanzar su valor supremo,

para realizar en su naturaleza lo que se presenta como la justificación de su

existencia, aquello hacia lo que y por lo que existe. En dos palabras: la Ética

es una ciencia categóricamente normativa.

Por lo tanto la Ética está ubicada dentro de las ramas teórico- prácticas de la

filosofía, aborda sobre las cuestiones fundamentales como: la libertad, la justicia,

la responsabilidad, la autonomía, el respeto, la honestidad, etc. Pero lo

esencial de la ética es que juzga sobre la bondad y maldad de estos actos

humanos, norma sobre lo que le conviene o no al hombre y su sociedad.

Desde la antigüedad los filósofos han tratado de determinar la bondad o maldad

de los actos humanos basándose en diversos principios éticos y códigos morales.

Han surgido así distintas posturas éticas, que han tomado como criterio

fundamental lo que se consideran valores o tipos de conductas buenas en sí

mismas. Teniendo esta postura como fundamento al considerar un

comportamiento ético como bueno en sí mismo, han surgido a lo largo de la

historia diversas posturas éticas. Así, por ejemplo, para algunos lo más importante

para juzgar la maldad o la bondad de los actos es la felicidad, para otros el placer,

para otros el beber, para algunos el poder y para otros la perfección.

Estas posturas o fines últimos para los hombres, se desprenden o derivan distintas autoridades morales, para algunos filósofos griegos como los epicureístas, este fin último que mencionamos es el placer y el fundamento o autoridad moral que siguen es la naturaleza humana, mientras que para Sócrates el fin último es el conocimiento.

Correspondió a un sofista, Protágoras, romper el vínculo entre moralidad y religión. A él se le atribuye la famosa frase: “el hombre es la medida de todas las cosas”. Sostuvo que los fundamentos de un sistema no precisaban de los dioses o de un reino metafísico que estuviese fuera del mundo ordinario de los sentidos. Fue al parecer el sofista, Trasímaco de Calcedonia el primero en situar el fundamento comportamiento ético en el egoísmo individual.

Sócrates, a quien algunos consideran el fundador de la ética, fue defensor de una moralidad autónoma, independiente de la religión y cimentada únicamente sobre la razón. Respecto al Estado, al contrario que los sofistas, Sócrates establece una relación profunda, íntima y personal. Según él, incluso la autoridad del padre o la madre debe supeditarse a la del Estado.

Platón siguió la ética socrática que apoyó en su teoría de las ideas (trascendentes e inmutables): la verdadera virtud surge del verdadero saber; pero el verdadero saber es sólo el de las ideas.

Para Aristóteles, la causa final de todas acciones humanas era la felicidad (eudaimonia). En su ética, totalmente individualista, los fundamentos de la moralidad no se derivan de un principio metafísico, sino lo más privativo del ser del hombre (logos) y actuación (energeia) son los dos puntos de apoyo de la ética aristotélica. Por tanto, sólo será feliz el hombre que actúe continuamente de acuerdo con la virtud, adquirible por la educación.

La diversidad de los sistemas éticos que se han propuesto a lo largo de los siglos ha sido tan amplia como la diversidad de los ideales. Los cirenaicos defendían el deleite a ultranza, los cínicos recomendaban el rechazo de los bienes materiales; Epicuro asentó su doctrina en la búsqueda de un placer razonable; los estoicos recomendaron la resignación y el temple acerado del alma, el cristianismo enalteció la obediencia a las órdenes divinas, la candad y la humildad.

Para algunas posturas cristianas como la de San Agustín, el fundamento del actuar humano es la bondad, pero una bondad siempre en relación con Dios como fin último y autoridad moral, predicando inclusive en su obra La Ciudad de Dios, que el amor a Dios puede llegar hasta el desprecio de uno mismo; Tomás de Aquino que al igual que San Agustín tenía como fundamento y finalidad Dios, pero un Dios a que se puede conocer racionalmente y al que no se llega exclusivamente con la fe sino a través de la razón.

Leibniz se apoyó en la perfección, Jeremy Bentham sostuvo el principio de la mayor felicidad para el mayor número de individuos, Friedrich Nietzsche y Arthur Schopenhauer hicieron

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