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ANTECEDENTES HISTORICOS DE LOS IMPUESTOS


Enviado por   •  25 de Agosto de 2014  •  6.613 Palabras (27 Páginas)  •  342 Visitas

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ANTECEDENTES HISTORICOS DE LOS IMPUESTOS

Al comenzar la historia de la organización humana, se presentaron las primeras manifestaciones de agrupaciones de individuos, en las cuales, como finalidad se tenía la supervivencia de los integrantes de la agrupación contra posibles ataques de bestias o fieras al igual que contra integrantes de otras agrupaciones, ejemplo de éstas, fueron: el clan, la gens, la horda, la tribu, etc.

Por otra parte, el hombre en todas las épocas, ha idealizado y aceptado siempre la existencia de un ser superior, que pudiera representarse como superior jerárquico o lo más común, como su Dios.

Así es como aparecen las primeras manifestaciones de los tributos (que son los antecedentes de las ahora llamadas contribuciones), en una relación de un hombre más fuerte que otro, el débil rendiría tributo pues de lo contrario su existencia se vería amenazada. Por otro lado, bajo el temor de no gozar de la vida inmortal y el apoyo y guarda de los Dioses, se rendía tributo y honor a los mismos que podían ir desde frutos y animales, hasta personas que eran sacrificadas.

Posteriormente, aparece la formación de las primeras ciudades, algunas amuralladas, en las que los subordinados para gozar de la protección de los reyes debían participarles a éstos de sus frutos y ganancias, algunos para el consumo del rey, su familia y su servidumbre, y otros para los integrantes del ejercito.

Desde luego, en todas y cada una de éstas épocas, la imposición y recaudación de los tributos eran definitivamente anárquicas y por ende arbitraria. La certeza de los tributos no existía, más eran latentes los inminentes y temerarios castigos por el incumplimiento.

LOS IMPUESTOS EN ROMA, DATOS HISTORICOS DE OTROS PUEBLOS Y PERSONAJES

En los primeros días de la República Romana, los impuestos públicos consistían en modestas liquidaciones de las riquezas y propiedades que se poseían. La tasa de impuesto bajo circunstancias normales era de 1% y, en ocasiones podía elevarse tanto como al 3% en situaciones tales como guerra. Estos impuestos modestos eran aplicados a la tierra, hogares y otras propiedades, esclavos, animales, artículos personales y riqueza monetaria. Los impuestos se cobraban a las personas y, en ocasiones, el Tesoro podía realizar reembolsos por cobros excesivos. Con una limitada precisión de los censos, la recaudación tributaria de las personas naturales era una tarea difícil en el mejor de los casos.

Para el año de 167 A.C., la República se había enriquecido grandemente a través de una serie de conquistas. Los logros tales como las minas de plata y oro en España crearon una excelente fuente de ingresos para el estado, y una base tributaria mucho mayor a través de sus residentes provinciales. Para entonces, Roma ya no requería aplicar impuestos a sus ciudadanos en Italia y enfocaban la recaudación solamente en las provincias.

Con la expansión, los censores romanos encontraron que la realización de censos precisos en las provincias era una difícil tarea en el mejor de los casos. Para aliviar la tensión, los impuestos eran aplicados como un diezmo sobre todas las comunidades en lugar de hacerlo individualmente. Las liquidaciones tributarias en estas comunidades estaban bajo la jurisdicción de los gobernadores provinciales y varios magistrados locales, utilizando reglas similares a las del antiguo sistema.

Los agricultores tributarios (Publicani) eran usados para recaudar estos impuestos de las provincias. Roma, para eliminar su propia carga en este proceso, abría a licitación la recaudación de impuestos cada cuantos años. Los Publicani licitaban el derecho a recaudar en regiones particulares y pagaban al estado antes de que se realizara la recaudación. Estos pagos eran, en efecto, prestámos al estado y Roma debía pagar intereses a los Publicani.

La agricultura tributaria demostró ser una empresa increíblemente rentable y sirvió para aumentar el Tesoro así como para forrar los bolsillos de los Publicani. Sin embargo, el proceso estaba plagado de corrupción y maquinaciones. Por ejemplo, con las ganancias recaudadas, los agricultores tributarios podían confabularse con los magistrados o agricultores locales para comprar grandes cantidades de granos a tasas bajas y mantenerlas en reserva para épocas de escasez.

A finales del siglo 1 AC, y después de una considerable mayor expansión de Roma, Augusto esencialmente puso fin a la agricultura tributaria.

LOS IMPUESTOS EN LA EDAD MEDIA

Luego de la caída del imperio romano, muchos hombres libres confiaron sus pequeñas propiedades y se entregaron ellos mismos a los grandes señores latifundistas o Señores Feudales, a cambio de su protección.

Igualmente, se hizo costumbre que los soberanos concedieran a sus súbditos y funcionarios grandes porciones de terreno o feudos para compensarles por los servicios civiles o militares prestados.

Es así como a hacia el siglo VIII ambos fenómenos dieron origen al vasallaje como forma única de contrato o relación personal.

El poder político era establecido por la propiedad territorial y el número y fidelidad de los vasallos que poseía cada señor, por lo que muchos señores feudales ostentaban mayor poderío que el propio rey.

Para conseguir la protección del señor, los vasallos debían prestar a cambio numerosos servicios, sobre todo combatir al lado de éste en las frecuentes guerras contra los vecinos, y pagar cuantiosas rentas, generalmente en especie. Estas rentas eran impuestas por los señores feudales, por tanto se pueden considerar como tributos.

Las exacciones o gravámenes que se percibían por las explotaciones de minas, molinos, hornos, fraguas, bosques, pastos, ríos navegables, por la caza y la pesca, formaban parte de los derechos y prerrogativas del rey y de los señores feudales, quienes constituyeron verdaderos monopolios señoriales, con estos ingresos patrimoniales.

Las personas eran parte del dominio del señor o soberano. Igualmente, dedicarse al comercio o a la industria y ejercer un oficio eran tareas que pertenecían al señor feudal, y para poder realizar dichas actividades era necesario su permiso o su licencia. Lo cual requería el pago de una cantidad amparada en las prerrogativas de la corona sobre sus súbditos, y que era conocida como las regalías.

En el último escalón de la jerarquía humana estaban los siervos de

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