ATOYAC UN PUEBLO EN BUSCA DE ALTERNATIVAS PARA SU DESARROLLO

ATOYAC UN PUEBLO EN BUSCA DE ALTERNATIVAS

PARA SU DESARROLLO

I N T R O D U C C I Ó N

La industrialización en los espacios rurales no es un fenómeno nuevo, históricamente la instalación de establecimientos en el campo ha sido un proceso constatado y continuado en el tiempo. En cada momento las razones que han llevado a la industria a localizarse en espacios rurales han sido distintas. En la actualidad, adquieren gran importancia las ventajas comparativas ofrecidas por cada territorio rural, como suelo y mano de obra barata, las Pymes, el “saber hacer”, las redes empresariales y la difusión de la innovación que permiten incrementar el dinamismo de la industria rural.

Es evidente que las actividades manufactureras artesanales siempre se han relacionado con los espacios rurales contenedores de un “saber hacer” especializado que se ha transmitido a lo largo del tiempo y de forma familiar.

“Así en el mundo rural actual el sector secundario se caracteriza por una combinación de tradición y modernidad, que se refleja en la existencia de diferentes tipos de industrialización en función del momento de inicio de las actividades y el aprendizaje del saber hacer” (Mecha, .:45).

Bajo este contexto nos decidimos estudiar los pequeños talleres especializados en la fabricación de cintos localizados en la cabecera municipal de Atoyac para establecer sus repercusiones económicas y sociales en el ámbito local.

El municipio de Atoyac , cuenta con una extensión territorial de 235 kilómetros cuadrados y una población total de 7,870 habitantes (INEGI, 2005); es uno de los 16 municipios que integran la Región Sur (06), del estado de Jalisco (ver mapa 3 y 8). Existen antecedentes históricos y estadísticos que permiten ubicar al municipio como un espacio eminentemente rural; en donde por mucho tiempo sus pobladores han dependido de las actividades primarias, principalmente la agricultura y ganadería, en combinación con la explotación de algunos recursos naturales, entre ellos los forestales, la venta de pieles y de resinas, para lograr la subsistencia.

Fuente: elaboración propis a partir de datos de INEGI

En la actualidad, debido a factores como la poca o nula rentabilidad que resulta cultivar las tierras, la crisis por la que ha pasado el campo, la falta de oportunidades de empleo y una mínima diversificación económica, han orillado a los pobladores del municipio a tomar dos decisiones para enfrentar su situación de crisis: en primer lugar, emigrar en busca de mejores oportunidades de vida dejando atrás a sus familias, pertenencias y territorio; la segunda, permanecer en el lugar, empleándose en actividades distintas al campo ver figura No. 1.

Durante mucho tiempo gran parte de esta sociedad, tanto de las tierras bajas como de las altas , estuvo establecida en un territorio en donde siempre había encontrado la satisfacción a sus necesidades más elementales como el comer y el vestir; sin embargo, poco a poco las condiciones de la vida rural sufrieron modificaciones debido a factores exógenos como la introducción de nuevas tecnologías entre ellas; los medios de comunicación, la electricidad, el gas, el ferrocarril, las vías de comunicación, entre otros, que culminaron en que numerosos oficios rurales como: leñador, colmenero, arriero, o aquellos que obtenían raíces para hacer escobetas, que fabricaron velas de cera, que obtenían de resinas de los pinos y la venta de maderas que por mucho tiempo les permitió la subsistencia fueran desapareciendo, de tal manera que un gran porcentaje de esta población, sin estar preparada para dichos acontecimientos, no tuvo otra alternativa más que emigrar para ir en busca de mejores oportunidades de vida, unos a la cabecera municipal, a Guadalajara y otros los Estados Unidos de Norte América.

Además de forma paralelamente a estos acontecimientos, los pobladores del municipio de Atoyac, al igual que los de otras localidades rurales del Estado sobre todo de la Región “Sur de Jalisco”, han tenido que enfrentarse a enormes transformaciones culturales, debido a los nuevos procesos del trabajo con tendencias a la centralización en las grandes zonas urbanas que finalmente conlleva a una gran movilidad demográfica, principalmente, de los espacios rurales a, los espacios urbanos, lo que últimamente ha estado marcando las pautas de la reestructuración de los territorios locales en términos productivos, de relaciones sociales y de la administración pública.

Entre los pobladores que se han quedado a residir en el municipio, subyacen dos situaciones; aquellos que habitan las tierras altas, continúan dedicándose a las actividades primarias y dependiendo en gran medida de las remesas de los emigrantes. Por otro lado, los pobladores que habitan las tierras bajas, en su mayoría asentados en la cabecera municipal, además de las actividades primarias, han realizado esfuerzos por encontrar otras alternativas para el desarrollo. Algunas de estas actividades están relacionadas con el manejo de la piel, como la curtiduría, la manufactura de guaraches y la fabricación de cintos, que se han venido realizando desde hace varias décadas. Esta última actividad se ha mantenido en la localidad desde la década de 1940, sobreviviendo varias crisis económicas.

El manejo de la piel y, en particular, la fabricación de cintos se ha constituido en una alternativa de desarrollo económico y social para un sector de la localidad. Resulta conveniente aclarar que los talleres especializados en la fabricación de cintos no son grandes empresas, sino pequeñas unidades de producción, en la mayoría de los casos familiares, que aunado al empleo que generan directamente en los talleres, han encontrado en el trabajo a domicilio una importante fuente de mano de obra barata. Es así como los pequeños talleres de fabricación de cintos de Atoyac, emplean alrededor de 750 personas entre familiares, trabajadores directos y trabajadores a domicilio, que en términos estadísticos representar aproximadamente un 10% de la PEA municipal.

En la actualidad se tienen identificadas 57 de micro unidades productivas establecidas en la cabecera municipal, tratándose por lo general de micro empresarios que mantienen vínculos cercanos de parentesco, lo cual permite pensar que el “saber hacer” como parte de la cultura de trabajo local, se ha transmitido de generación en generación.

Además de que se encuentran ciertos rasgos característicos que pudieran perfilar hacia la aglomeración de talleres especializados

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