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Enviado por   •  28 de Octubre de 2013  •  2.141 Palabras (9 Páginas)  •  294 Visitas

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Después de al menos 12 años (desde la última modificación al IVA), varios intentos fallidos y luego de tres meses de análisis y discusión de la nueva propuesta, los legisladores aprobaron una reforma fiscal significativa, aquí un análisis de las implicaciones más relevantes.

Los sistemas fiscales modernos y exitosos están basados fundamentalmente en pocos impuestos sencillos de pagar y con pocas posibilidades de evasión. Básicamente estamos hablando de dos fuentes de ingreso: un impuesto sobre la renta con tasas impositivas bajas y pocos escalones de ingreso, y un impuesto al valor agregado a tasa única y general. En ambos casos una característica esencial para su efectividad es ser lo más generalizados posible y tener un mínimo de exenciones y regímenes especiales.

Por diversas razones políticas, cuyo análisis no corresponde al objetivo de este artículo, en México los avances hacia una tasa única y sin excepciones en el IVA han sido nulos. Sin embargo, del lado del impuesto sobre la renta (ISR) se ha venido avanzando poco a poco en los últimos años, destacando antes de la nueva reforma la reducción de la tasa máxima y la homologación de la misma para personas físicas y morales a 28 por ciento.

Aun así el actual esquema el ISR todavía presenta deficiencias en cuanto a su generalización, pues persisten regímenes especiales para diversos sectores productivos que erosionan su eficiencia. Además su marco regulatorio permite prácticas de planeación fiscal que impiden al gobierno recaudar lo que debería.

La reforma fiscal aprobada deja de lado el IVA y representa un paso más en la dirección de eliminar las deficiencias en la parte del ISR. Los dos impuestos "estelares" de la reforma, el Impuesto Empresarial a Tasa Unica (IETU) y el Impuesto a los Depósitos en Efectivo (IDE) responden a dicho objetivo.

Exterior proyecto EloquenceDespués de estudiar el contenido del proyecto y antes de proceder a su análisis, creemos que cabe hacer un reconocimiento al esfuerzo intelectual hecho por el gobierno para crear una propuesta innovadora y en principio eficaz, sin echar mano de elementos que políticamente hubieran hecho imposible su aprobación. Como se demostró más tarde, se dejaron pocos argumentos a la oposición para rechazar su aprobación y al final el espíritu de la propuesta no se trastocó y los ajustes fueron relativamente menores, sólo para "quedar bien" con los electores.

En materia de recaudación efectiva no hay mucho por dónde buscarle y no es fácil innovar sin crear importantes distorsiones sobre la economía, pero pensamos que en esta ocasión la SHCP lo ha hecho bastante bien. Si se logra recaudar 2.2 por ciento del PIB propuesto, creemos que la relación costo-beneficio de la reforma fue favorable.

Puesto que se trata de impuestos no hay reforma que satisfaga a todo mundo, evidentemente habrá algunas empresas e individuos que paguen más que antes, pero a fin de cuentas eso es justamente de lo que se trata: lograr que quien no paga impuestos, o pagaba menos de lo que le correspondería, empiece a hacerlo correctamente. El IDE permitirá cobrar impuestos a quien no pagaba y el IETU obligará a quienes pagaban menos a hacer una aportación más justa.

Aún es insuficiente

Ya desde que la SHCP presentó su propuesta inicial de reforma hacendaria se advertía que estaba lejos de ser la solución final a los problemas que enfrentarán las finanzas públicas en los años venideros. El estimado inicial de Hacienda establecía una recaudación adicional de 2.8 puntos porcentuales del PIB, a los que se llegaría gradualmente en 2012 partiendo de un 1.5 por ciento en 2008. De haberse logrado la recaudación estimada, los ingresos no petroleros del gobierno hubieran aumentado de 15 a 17.8 por ciento del PIB, dentro de los cuales los tributarios hubieran subido de 10.3 a 13.1 por ciento.

Considerando promedios de países con un grado de desarrollo similar, la cifra de 13.1 por ciento en ingresos tributarios aún se queda corta en por lo menos 4.5 por ciento del PIB. Es decir, para lograr unas finanzas públicas que hagan viable en el largo plazo el cumplimiento de las obligaciones sociales del gobierno se requiere que los ingresos tributarios asciendan a alrededor de un 17.5 por ciento del PIB.

Proyecto Reforma 90Esa cifra permitiría llegar a una recaudación no petrolera de 21.5 por ciento, necesaria para compensar la caída de los ingresos petroleros del actual 8.8 por ciento del PIB a quizá la mitad, o menos, en los próximos años. Un escenario así nos dejaría muy cerca del promedio de los países de la OCDE de 25 por ciento.

Considerando que la recaudación bajo las modificaciones aprobadas por los legisladores será menor a la planteada originalmente, estas cifras nos dan una idea de la dimensión del reto que aún queda para los años venideros, sin embargo también dejan claro la gran importancia de lo conseguido.

Lo que se aprobó

Los cambios más importantes se hicieron a la CETU, que ahora se llamará IETU (Impuesto Empresarial a Tasa Unica). En primer lugar los diputados modificaron las tasas de aplicación de 16 por ciento en 2008, 17.5 en 2009 y 19 a partir de 2010 a 16.5, 17 y 17.50 por ciento respectivamente. Con excepción del primer año, esta modificación ya implica una reducción en los ingresos previstos.

La otra gran novedad y quizás la más importante, es que ahora serán acreditables al IETU no sólo los pagos y las retenciones del ISR de los trabajadores, sino también las prestaciones laborales de ley (IMSS, SAR, Infonavit).

La posibilidad de acreditar al impuesto las prestaciones laborales no es menor, pues en alguna medida distorsiona al objetivo original, si bien puede contribuir a eliminar algunas distorsiones sobre el mercado laboral que provocaba la propuesta original. Lo que sí es un hecho es que con estas acreditaciones adicionales se mermó el potencial recaudador del nuevo impuesto en unos 0.7 puntos del PIB.

Otros cambios que no deben de tener mayores impactos son el aumento del límite máximo de depósitos bancarios en efectivo exentos del gravamen de 2 por ciento, y el impuesto de 5.5 por ciento a las gasolinas y diesel (ver recuadro). En el primer caso la medida es más bien de control y no tenía un objetivo recaudatorio por lo que el cambio en la cantidad exenta no lo afecta significativamente, mientras que el impuesto de las gasolinas que permitirá recaudar 22 mil millones de pesos el primer año apenas y será suficiente para compensar los

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