Aunque Pensemos Diferente No Somos Enenmigos

AUNQUE PENSEMOS DIFERENTES NO SOMOS ENEMIGOS

Señores y Señoras:

En Venezuela, cualquiera corre riesgo de que sus palabras sean malinterpretadas, o peor aún, manipuladas. El ejercicio a la libertad de expresión y el derecho a la información, ha costado demasiados muertos, heridos, torturados, desaparecidos, perseguidos y despedidos. Sin embargo, debemos destacar la labor del periodista, quien pese a tantas dificultades y riesgos, siempre estarán detrás de la noticia, de la primicia, serán mensajeros de la verdad, defensores de nuestra soberanía, y definitivamente la voz del pueblo.

Los periodistas debemos siempre ondear la bandera de la independencia, nunca someternos a ningún tipo de poder económico, político o religioso, pues nuestra verdadera lealtad y compromiso es con el pueblo. La responsabilidad que llevamos a cuestas es muy grande, pero solo podremos soportar esa carga, muchas veces pesada, mientras tengamos la verdad. En un país con fuerte polarización no siempre es tarea fácil complacer a todos los bandos, pero no por ello debemos dejar de intentarlo. Cuando se prestan las pantallas y lo micrófonos para dar cabida a una sola voz estamos negando a otra parte de ciudadanos que también existen y que conforman el territorio venezolano. Los medios de comunicación son una herramienta muy poderosa que se debe emplear para unir y no para separar; el actual periodismo pareciera no entender que las ideas opuestas se pueden contrastar sin la necesidad de generar un conflicto, recordemos que una de las principales tareas nuestras es defender la integridad nacional y mantener la armonía de los pueblos, tal y como lo señala el artículo 42 del Código de ética del Periodista Venezolano. Pero dándole cobertura a quienes en su lenguaje sólo manejan insultos y promueven enfrentamientos entre hermanos de un mismo país, no estamos cumpliendo con nuestra responsabilidad, cuando surjan conflictos de ideologías hay que apelar a un punto en común que en lugar de generar división logre derrumbar las barreras y demostrar que aunque pensamos diferente no somos enemigos.

El periodista debe actuar como una especie de contralor, siempre poniendo la lupa sobre las problemáticas que se generan en la sociedad y preguntarse ¿qué está haciendo el Estado para resolverlas? Recolectar la información posible con pruebas fehacientes que sustenten su investigación, para luego presentarlas. Esta tarea no siempre es del agrado para quienes ejercen el poder y aquí entra otra gran problemática en el rumbo que ha tomado el periodismo venezolano: se ha convertido en periodismo político. Mientras un sector de profesionales de la comunicación se dedican a sólo resaltar lo malo de quienes gobiernan, hay otro grupo casi tan grande que hace lo opuesto, solo enaltecen lo positivo. Debemos tener claro que la política es sólo para los políticos, no debemos permitir que se nos arrastre al conflicto entre los partidos, pero muchas veces los intereses económicos logran que el periodista eche por la borda su profesionalismo y trabaje en pro de una ideología. El artículo 46 del código de ética es claro sobre este punto, y se dirige especialmente a quien ejerce su labor periodística desde el sector público, señalando que: “debe rechazar las presiones que pueda ejercer el Estado, en el sentido de lograr una identidad ideológica”. Ello nos lleva a entender que los casos de corrupción se deben denunciar sin aceptar chantajes ni amenazas, pero tampoco debemos inventar hechos con el simple objetivo de desprestigiar a algún político, siempre deben existir las pruebas contundentes que le den soporte a la denuncia, la credibilidad del comunicador es el oxígeno que éste necesita para mantenerse y sobrevivir.

En las situaciones de conflicto como las que se vivieron en los últimos meses ponen en un momento difícil la tarea del periodismo en Venezuela.

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