C. Wright Mills "la Imaginación Sociológica"

La promesa

Los hombres corrientes saben directamente y lo que tratan de hacer está limitado por sus orbitas privadas en que viven; sus visiones y sus facultades se limitan al escenario del trabajo, la familia, el barrio, en otros medios, se mueven por sustitución y son espectadores, y cuanto más cuenta se dan , mas atrapados parecen sentirse. Por debajo, se encuentran cambios aparentemente impersonales de la estructura misma, los hechos de la historia contemporánea son también hechos relativos a triunfos y fracasos individuales.

El hombre no se interroga ni evalúa su bienestar con los vaivenes de la sociedad en la que vive, ni se pregunta sobre los cambios históricos y las contradicciones institucionales, ni qué tipo de hombre se está convirtiendo o en la actividad histórica que es parte.” No posee la cualidad mental esencial para percibir la interrelación del hombre y la sociedad de la biografía y de la historia. Afecta a todos los hombres es la historia del mundo. Es este escenario y en esta época, en el curso de una sola generación, la sexta parte de la humanidad paso de feudal y atrasada a ser moderna avanzada u temible, las colonias políticas se han liberado y han surgido nuevas y menos visibles formas de imperialismos. Los hombres advierten con frecuencia que los viejos modos de sentir y pensar, se han ido abajo y que los comienzos más recientes son ambiguos hasta el punto de producir parálisis moral. En esta edad del dato la información domina con frecuencia su atención y rebasa su capacidad para asimilarla.

Lo que se necesita es una cualidad mental que ayude a usar la información y desarrollar la razón y conseguir recapitulaciones lucidas de lo que ocurre en el mundo y de lo que ocurre dentro de ellos. La imaginación sociológica, permite comprender el escenario histórico más amplio en cuanto a su significado para la vida interior y para la trayectoria exterior de diversidad de individuos; permitiendo tener en cuenta como los individuos en su experiencia cotidiana, son falsamente conscientes de sus posiciones sociales.

El primer punto de esa imaginación; es la idea de que el individuo solo puede comprender su propia experiencia y evaluar su propio destino localizándose así mismo en su época ; de que puede conocer sus propias posibilidades en la vida si conoce las de todos los individuos que se hallan en sus circunstancias.

La imaginación sociológica nos permite captar la historia y la biografía y la relación entre ambas.

Esa es su tarea y su promesa. Ningún estudio social que no vuelva a los problemas de la biografía, historia y sus intersecciones dentro de la sociedad, ha terminado su jornada intelectual.

Los analistas social clásicos, Cualesquiera que sean los problemas han formulado 3 tipos de preguntas: 1) ¿Cuál es la estructura de esta Sociedad? ¿Cuáles sus componentes? ¿Cómo se relacionan? ¿Cuál es el significado para su continuidad o cambio? 2) ¿qué lugar ocupa esta sociedad en la historia humana?¿cuál es su lugar en esto que está cambiando. El lugar en el desenvolvimiento de conjunto de la humanidad y que significado encuentra? ¿Cómo afecta todo rasgo particular que estamos examinando al periodo histórico en que tiene lugar y como es afectado por el? ¿Cuál son las características esenciales de ese periodo en que se diferencia de otros, cuales sus modos característicos de hacer historia? 3) ¿qué variedades de hombres y mujeres prevalecen, que variedad prevalece, de qué manera son seleccionados y formados, liberados, reprimidos, sensibilizados y embotados? ¿Qué clases de naturaleza humana se revelan en la conducta y el carácter que observamos en esta sociedad y en este periodo? ¿Cuál es el significado para la naturaleza humana de todos y cada uno de los rasgos que examinamos?

La imaginación sociológica es la capacidad de pasar de una perspectiva a otra; de la política a la psicología, del examen de una sola familia a la estimación comparativa de los presupuestos nacionales y del mundo, de la iglesia a lo militar…etc.

Ya sea el punto de interés un Estado de gran poderío, o un talento literario de poca importancia, una familia, una prisión o un credo, ésos son los tipos de preguntas que han

formulado los mejores analistas sociales. Ellas constituyen los pivotes intelectuales de los

estudios clásicos sobre el hombre y la sociedad, y son las preguntas que inevitablemente

formula toda mente que posea imaginación sociológica. Porque esa imaginación es la

capacidad de pasar de una perspectiva a otra: de la política a la psicológica, del examen de

una sola familia a la estimación comparativa de los presupuestos nacionales del mundo, de la

escuela teológica al establecimiento militar, del estudio de la industria del petróleo al de la

poesía contemporánea. Es la capacidad de pasar de las transformaciones más impersonales y

remotas a las características más íntimas del yo humano, y de ver las relaciones entre ambas

cosas. Detrás de su uso está siempre la necesidad de saber el significado social e histórico del

individuo en la sociedad y el período en que tiene su cualidad y su ser.

En suma, a esto se debe que los hombres esperen ahora captar, por medio de la imaginación

sociológica, lo que está ocurriendo en el mundo y comprender lo que está pasando en ellos

mismos como puntos diminutos de las intersecciones la biografía y de la historia dentro de la

sociedad. En gran parte, la conciencia que de sí mismo tiene el hombre contemporáneo como

de un extraño por lo menos, si no como de un extranjero permanente, descansa sobre la

comprensión absoluta de la relatividad social y del poder transformador de la historia. La

imaginación sociológica es la forma más fértil de esta conciencia de sí mismo. Por su uso,

hombres cuyas mentalidades sólo han recorrido una serie de órbitas limitadas, con frecuencia

llegan a tener la sensación de despertar en una casa con la cual sólo habían supuesto estar

familiarizados. Correcta o incorrectamente, llegan a creer con frecuencia que ahora pueden

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