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Características Que Asume El Capitalismo Venezolano, En El Marco De Una Crisis Estructural A Partir De 1980.


Enviado por   •  16 de Abril de 2015  •  2.941 Palabras (12 Páginas)  •  2.052 Visitas

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Desarrollo del capitalismo rentista venezolano a partir de 1980 hasta la actualidad y su agotamiento.

El capitalismo rentístico es un modelo de desarrollo implantado en Venezuela y originado por las grandes reservas de petróleo en el siglo XX. Este está basado en el reparto de la renta petrolera que recibe el Estado. Es un modelo de crecimiento económico financiado por una renta donde la sociedad poco participo en su producción, ya que proviene de una riqueza encontrada en el subsuelo por un hecho fortuito.

La renta petrolera, en el casa venezolano, tiene un carácter diferente ya que fue causada desde el mercado mundial (crecida desde el exterior) a favor del Estado, proporcionándole una posición privilegiada, teniendo asi una situación de independencia con el resto de la sociedad.

Según Shuldt y Acosta (2006) “Aunque pueda causar sorpresa, los países que se han especializado en la extracción y explotación de recursos naturales, normalmente no han logrado desarrollarse. Esto es así, sobre todo, para aquellos que disponen de una sustancial dotación de un único o unos pocos recursos primarios: parecen estar condenados al subdesarrollo, atrapados como están en una lógica perversa conocida como la “paradoja de la abundancia”.

Para 1980, Venezuela no tenía nada que ver con aquel país rural de seis décadas atrás. El efecto dinamizador de la renta petrolera fue evidente. Fuimos la economía del mundo que más creció pero lamentablemente las políticas de desarrollo que se venían aplicando con éxito perdieron su impulso en un momento determinado.

Nuestro signo monetario que hasta el momento era uno de los más sólidos mundialmente junto con el Franco suizo comenzó a dar tumbos.

A su vez los precios del petróleo comenzaron a presentar periódicas y bruscas oscilaciones cuando los precios subían, el Estado venezolano percibía un aumento abrupto de sus ingresos que no podía asimilar, para luego entrar en caídas también abruptas cuando los precios bajaban.

Debido a la extrema dependencia petrolera, ambas situaciones hicieron relucir los aspectos negativos del modelo de capitalismo rentístico. Nunca más el país logro alcanzar por periodos largos las tasas de crecimiento estables con las que contaba seis décadas anteriores a 1980. La recurrente sucesión de auges y crisis profundizaron las debilidades estructurales de la economía.

DESPUÉS DE CADA “BOOM” SE PRODUCE UNA CAÍDA DE LOS PRECIOS

Para 1980 el barril incremento un 137,4%, colocando cada barril a US$ 32, 69. En este shock el gobierno venezolano incremento aceleradamente el gasto público, el cual fue imposible de revertir cuando los precios cayeron, como ocurrió en 1986 cuando el precio de exportación cayo a US$ 16,68/b, es decir a casi la mitad.

Ese periodo de abundancia de ingresos petroleros sin precedente fue un fuerte endeudamiento del Estado y a su vez el “viernes negro” (18 de febrero de 1983) cuando el país se vio obligado a aplicar un control de cambio luego de 19 años con un tipo de cambio fijo y libre convertibilidad del bolívar.

El mismo fenómeno de caída brusca de los precios que siguió cada “boom” petrolero del pasado se repitió en 2009. Venezuela está siguiendo el mismo camino de otros países dotados de grandes riquezas naturales que se concentraron en su extracción descuidando otras formas de generar riquezas, condenándose a la trampa de la pobreza.

Para 1995, la empresa venezolana PDVSA, creada en 1976, figuraba en un ranking como la segunda mayor empresa petrolera del mundo, superando temores de interferencias políticas y cargas ideológicas que impidieran llevar con eficiencia la industria.

El éxito de PDVSA se había basado por una parte en la generosidad geológica del subsuelo, pero además contaba con personal altamente capacitado. Existiendo a su vez un acuerdo donde la dirigencia petrolera se comprometía a administrar de manera eficiente la empresa para que esta fuese capaz de entregarle al Estado la mayor cantidad posible de Impuesto Sobre La Renta (ISLR), regalías y dividendos. Y por su parte la dirigencia política se comprometía a permitir que PDVSA fuese administrada con criterios de empresa privada y con pocas interferencias políticas.

La vulnerabilidad de la economía venezolana frente a la caída del petróleo es muy alta. Lejos de aprovechar aquellos años de abundancia de su ingreso petrolero para desarrollar una política económica que diversifique la economía, se hizo todo lo contrario, profundizando como nunca su dependencia a los hidrocarburos y a la importación de bienes de todo tipo, planteando un panorama de escasez, inflación y desaceleración de la economía.

Los últimos veinte años del siglo veinte fueron en especial difíciles para la Economía venezolana que creció entre 1976 y 1996 a una tasa promedio anual de 2,14%, mientras la población crecía en el mismo período a un ritmo de 2,18% anual, tasa ésta mayor que el nivel de crecimiento económico ya mencionado. Como consecuencia de ésta situación, Venezuela, según estadísticas del Banco Mundial, pasó de ocupar el primer lugar en 1976 entre los países latinoamericanos en cuanto al Ingreso Per Cápita, al octavo puesto en 1996. Antes de la década de los Ochenta, las expectativas económicas de Venezuela apuntaban a una enorme facilidad para acceder a una riqueza cada vez mayor, así como a una cada vez mayor igualdad en el ingreso familiar que hacia surgir una clase media cada vez más numerosa. Después de los años Ochenta, la realidad señala un creciente aumento de la Desigualdad, que se manifiesta en el hecho de que, para el año 2000, el 10% de la población venezolana concentraba en sus manos cerca del 42% del ingreso total del país.

La incapacidad del aparato productivo industrial de independizarse del subsidio del Estado, la poca competitividad de la industria nacional, el uso de la renta como palanca para incrementar el gasto público, unido a una caída de los precios petroleros y el subsiguiente endeudamiento del país llevó el modelo de sustitución de importaciones al más rotundo fracaso (1989), dando pasos a políticas de apertura de mercado de carácter neo-liberal impuestas por el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez.

La llegada al poder del Chávez (1998) generó grandes expectativas sobre la base de su oferta electoral de superar el modelo de capitalismo rentista mediante una diversificación industrial. Sin embargo, han transcurrido 17 años y el socialismo bolivariano lejos de superar el tan criticado capitalismo rentista lo ha profundizado.

La pretensión de controlar la inflación mediante decretos ejecutivos, y superar el desabastecimiento

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