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Desnutricion


Enviado por   •  5 de Febrero de 2012  •  8.358 Palabras (34 Páginas)  •  909 Visitas

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La desnutrición y sus efectos en el desarrollo

Dado los recursos limitados que los paí¬ses en ví¬as de desarrollo tienen a su disposición y al exceso de necesidades que absorben dichos recursos, ¿por qué el gobierno debe financiar importantes programas para combatir la desnutrición?. Para la mayorí¬a de los técnicos en desarrollo de dichos paí¬ses, la respuesta no esta del todo clara. La magnitud del problema de la desnutrición se puede apreciar mejor al considerar el monto de la mortalidad infantil, la relación que guarda la desnutrición con la mortalidad y el grado de desnutrición entre los sobrevivientes.

LA DESNUTRICION Y EL DESARROLLO

En los paí¬ses en ví¬as de desarrollo existen imágenes familiares que reflejan una nutrición inadecuada, cuyas consecuencias son de tipo social. Dichas imágenes son las siguientes: la curiosidad no se manifiesta en los ojos de los niños; niños de doce años que tienen la estatura de un niño de ocho; jovencitos sin el aliento para espantar las moscas que pululan en las llagas de su rostro; adultos que cruzan por las calles con una lentitud exasperante y madres de treinta años que representan más de sesenta.

El desarrollo mental

La desnutrición se encuentra ligada con la insuficiencia intelectual durante el perí¬odo fetal y la lactancia. Aun cuando su importancia no se comprende del todo, los niños que sufren una grave desnutrición tienen cerebros más pequeños que el tamaño promedio y se ha descubierto que poseen de un 15 a un 20 por ciento menos de células cerebrales que los niños cuya nutrición es buena (el déficit ascendió al 40 por ciento en los que nacieron con un peso bajo, lo cual indica la existencia de una desnutrición en la vida uterina). Asimismo, en un creciente volumen de literatura se señala a la desnutrición como causante de una conducta anormal y se demuestra que las anormalidades en los pequeños pueden producir anormalidades cromosómicas posiblemente permanentes.

Es obvio que la desnutrición inhibe la capacidad del niño para hacer frente a las demandas de la existencia cotidiana. Sin embargo, apenas se comienza a dar respuesta a la compleja interrogante sobre el carácter del perjuicio que ocasiona un daño prematuro. Los estudios realizados en diversos paí¬ses indican que en las pruebas de inteligencia realizadas en años posteriores, el desempeño de los jovencitos que algunas vez estuvieron desnutridos es inferior que el de quienes gozan de una adecuada nutrición. Es muy difí¬cil aislar las variables nutrimentales debido a que hay carencias -tales como la falta de estí-mulo y el calor maternos en el niño huérfano- que no suelen determinarse (y que tal vez sean indeterminables). Según los pioneros de estas determinaciones, "lo más probable es que tanto la anormalidad primaria en el sistema nervioso como las experiencias insuficientes o defectuosas sean independientes e interactivas. No obstante, casi no cabe duda sobre el hecho de que la desnutrición grave que requiere hospitalización, acarrea un efecto persistente a largo plazo no sólo en la inteligencia, sino también en el aprendizaje de la instrucción académica básica. Quienes sobreviven a una grave desnutrición prematura son diferentes de los niños normales. Más aún, "los conocimientos disponibles verifican la estrecha relación que existe entre el antecedente de una desnutrición grave durante la lactancia y el desempeño por debajo del nivel óptimo en la edad escolar. Ha sido un punto convertido el que la desnutrición cause o no un daño reversible en una etapa posterior de la vida. Algunos piensan que "son cada vez de mayor peso las pruebas de que la desnutrición durante la lactancia afecta de modo permanente las mentes de los niños que son ví¬ctimas de ésta. Otros no están tan seguros y opinan que es prematuro sacar conclusiones sobre los efectos permanentes de la desnutrición. Desafortunadamente, el tema tocante a si el daño producido por la desnutrición es reversible o no, ha dominado a tal grado los conceptos y las investigaciones sobre la misma, que la atención ya no está puesta en la consideración de las polí¬ticas públicas, que son más importantes. Esta tendencia es comprensible; el carácter irreversible sugiere una dramática diferencia en la naturaleza infantil y, por tanto, sus consecuencias son muchí¬simo menos tolerables que las de un mal temporal. A muchos funcionarios públicos les parece imperativo hacer algo de inmediato respecto a la desnutrición si produce efectos tan terribles; de no ser así¬, se juzga que el asunto es menos apremiante.

Desde el punto de vista de la polí¬tica, dicha postura entraña un peligroso engaño. La desnutrición interfiere con la motivación del niño y su capacidad de concentración y de aprendizaje, sin importar sus efectos últimos sobre el estado del cerebro mismo. El tiempo de aprendizaje se pierde en los perí¬odos más crí¬ticos para éste. Un niño desnutrido se distrae, carece de curiosidad y no responde a los estí-mulos maternos o de otro tipo. Aun cuando no fuera así¬, es frecuente que no halle el estí¬mulo materno requerido para su adecuado desarrollo, pues la madre misma a menudo es ví¬ctima de un letargo producido por problemas de la nutrición.

Sin tomar en cuenta el origen de la apatí¬a del niño, éste tarda en alcanzar las metas normales del desarrollo; se sale de las normas y cuando empieza a asistir a la escuela ya se encuentra rezagado respecto a sus compañeros que tienen la nutrición apropiada. Este niño se percata menos que sus condiscí¬pulos del mundo que lo rodea, se halla fí¬sica y mentalmente fatigado y por consiguiente le resulta difí¬cil estar atento en clase. A menudo parece que está ausente de la vida que le rodea.

Si esta desventaja competitiva no fuera suficiente, el jovencito desnutrido está muy por detrás de sus compañeros debido a que las enfermedades relacionadas con la nutrición lo atacan muy seguido. En cuarto paí¬ses latinoamericanos las enfermedades ocasionaron que los niños perdieran más de 50 dí¬as de clase al año; esto constituí¬a una tercera parte de los dí¬as escolares programados. En los Estados Unidos, el promedio es de ocho dí¬as.

El niño desnutrido tiene un avance muy lento y así¬ continúa hasta que llega un momento en que no puede enfrentarse a la situación escolar.

Así¬, sin importar lo que pueda ocurrir o no con su desarrollo cerebral en lo futuro, el niño desnutrido tendrá permanentes obstáculos, puesto que ha sufrido una pérdida irreversible de oportunidades.

INSTITUCIONES

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