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La Sociedad

Capitulo 3

Hasta finales del S. XIX, los campesinos (muy importantes en los países no desarrollados puesto que los El siglo XX fue un siglo de muchas transformaciones profundas, pero aún así no causaron grandes discordias. En los países desarrollados y de libre mercado, tanto el trabajo y la fuerza laboral, como la sociedad y el Estado cambiaron su configuración, sus procesos, sus problemas y sus estructuras. Sin duda, estas transformaciones sociales son las que produjeron efectos duraderos y permanentes y modificaron la sociedad, la economía, la comunidad y el Estado.

productos de los que ellos se encargaban comenzaron a exportarse hacia los países desarrollados porque cada vez eran menos capaces de cubrir esos alimentos) eran el grupo individual más grande en cualquier país, así como el servicio doméstico con cama adentro ocupaba el segundo lugar en cantidad y fuerza laboral (el servicio doméstico creció en número hasta la Guerra. Hoy en día, el mismo se encuentra casi extinguido). Ambos grupos, constituyeron las bases de la economía y la sociedad, es decir, los cimientos de la civilización.

Para 1900 (S.XX), el obrero industrial comenzó a dominar en la sociedad, desplazando a los campesinos y al servicio doméstico. Esto queda demostrado ya que en 1883, los obreros especializados trabajaban en pequeños talleres artesanales y su cantidad era mínima; y en 1900 pasaron a ser los operadores de máquinas en grandes fábricas que empleaban a cientos de obreros. Dentro de las fábricas carecían de derechos laborales y los sindicatos, que luego lucharía por ellos, estaban prohibidos o apenas tolerados.

En 1950, en los países desarrollados y de libre mercado los obreros industriales se convirtieron en el grupo individual más grande, pasaron a ser económicamente de clase media, comenzaron a gozar de derechos laborales y adquirieron poder político. Su ascenso, gracias a que los campesinos y el servicio domestico pudieron convertirse fácilmente en obreros industriales, fue estabilizador para sociedad y, para ellos, representó una oportunidad de mejorar su posición social sin tener la necesidad de emigrar. Lo antedicho, sumado a que los trabajadores industriales lograron aumentar la productividad y que las ganancias comenzaron a volcarse sobre ellos, constituyen los motivos claros de por qué su ascenso fue pacífico y no causó ningún tipo de revolución.

Para 1990, el obrero industrial y los sindicatos comenzaron a perder importancia y disminuyeron en gran cantidad. En la actualidad, ellos constituyen una pequeña parte de la fuerza laboral, ya que fueron siendo reemplazados por técnicos, es decir, por personas que trabajan tanto con su accionar como con sus conocimientos teóricos. Este nuevo grupo emergente, es conocido como los “trabajadores del conocimiento” (representan el grupo individual más numeroso de la población y de la fuerza laboral), y su “aparición” se produjo porque los nuevos trabajos requieren de cualidades que el obrero industrial no posee (educación formal, aprendizaje continuo y la capacidad de adquirir y aplicar conocimientos teóricos y analíticos). Este cambio, no afectó a aquellos trabajadores industriales que habían recibido educación universitaria en el servicio militar ni a los que pertenecían a países en los que la educación era algo más cultural. La educación se convertiría en el centro de la sociedad del conocimiento.

La sociedad del conocimiento será mucho más competitiva que las anteriores, contará con trabajadores especializados, tratará de tener los mejores rendimientos posibles y conducirá a los trabajadores a que constituyan una organización, ya que por sí mismo el conocimiento no produce rendimiento alguno, porque no es el individuo el que rinde sino que es la organización. De este modo, también podemos considerar a esta sociedad como una sociedad de organizaciones en la que prácticamente todas las tareas son realizadas dentro de una organización y por medio de ella. A raíz de ellas surge un órgano central que es el gerencialismo. Todos los gerentes deben hacer que los grupos de personas, con conocimientos diferentes, trabajen en conjunto para lograr un cierto rendimiento y deben poseer tanto conocimientos prácticos como teóricos. Es decir, la esencial del gerenciamiento consiste en hacer que el conocimiento sea productivo

Paralelamente, esta sociedad es una sociedad de empleados, puesto que los trabajadores son empleados por un jefe o jefes que, a su vez, muchas veces también son empleados por otro. Ser empleado quiere decir que los trabajadores reciben un salario y, de la misma forma que se los contrata, pueden ser despedidos. Cada vez más, los empleados son dueños de los medios de producción. La verdadera inversión de esta sociedad está en cada uno de estos trabajadores, porque sin ellos las máquinas son improductivas. Así, se va creando una interdependencia, en la que el trabajador debe aprender lo que la organización necesita, pero a la vez la organización aprende lo que el trabajador necesita, requiere y espera. Las organizaciones para sobrevivir necesitan flexibilidad como empleadora y, cada vez más, de los trabajadores del conocimiento. Los hombres pueden elegir donde trabajar siempre y cuando posean los conocimientos necesarios. Cada vez más, estas tienen un segundo e igualmente

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