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EL HUMANISMO Y LA FORMACION DE VALORES


Enviado por   •  29 de Octubre de 2013  •  1.932 Palabras (8 Páginas)  •  607 Visitas

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EL HUMANISMO Y LA FORMACION DE VALORES

El humanismo estableció valores que eran criticados por la moral cristiana casi eran considerados como pecado, el humanismo en rasgos generales es la actitud que identifica el género humano con la cual el deporte el arte la concepción y las actividades diarias se realizan en situaciones trascendentales. Los valores resultan desde nuestra niñez, la adquirimos cuando le damos valor a las cosas que nos gustan pero le damos mas crédito a las personas que nos trasmiten estos valores por esta razón se forma nuestro carácter y personalidad, dependen de la educación de nuestros padres o personas que nos cuidan desde pequeños encontramos etapas del proceso de desarrollo de valores como ya mencionamos una es la niñez otra son la adolescencia y juventud, durante este proceso aprendemos a diferenciar las teorías y las practicas de los valores, debemos saber que los valores son muy importantes en nuestra vida ya se ha espiritual, emocional e ideológicamente, la conciencia se da de acuerdo a la clase de vida desarrollada en su entorno E.J si el individuo crece en la violencia violento será toda su vida. En el sistema de valores de la sociedad se encuentran distintos valores con enfoque, estos son políticos, jurídicos, morales, estéticos, religiosos, filosóficos y científicos, el contenido de cada uno de estos son la representación o expresión de sus condiciones en el contenido humano universal.

Dentro de los valores morales existen características especiales que permiten que el propio sistema de valores establezca el nivel de subjetividad de cada individuo y demuestre con esto su emotividad, formando así la expresión de la conducta humana en cualquier momento de la vida y simplificando el medio y modo de sentimiento. sabemos q la moral mantiene una relación estrecha entre la política y el derecho ya que con estos componentes se mantienen a fines con la sociedad al igual que con la educación sexual, la familia , la ecología, la tecnología y todo aquello que tenga base el sentido del debes, el saber y el actuar.

La conciencia moral es un tema muy importante pues permite que la valoración sobre la moralidad de un acto concreto es aquella que mueve la voluntad por medio de las representaciones de la razón, tenemos que aprender a valorar en el fondo de nuestro ser cada gesto o comentario tiene gran influencia puesto que establece un juicio para poder diferenciar entre que hacer o decir bajo la teoría o la practica esto es lo que más nos marca, la coherencia en el comportamiento de nuestros padres también forman parte de lo que será nuestro carácter y la solidez q tengamos en nuestra formación pues si ellos hacen lo q nos enseñan como valores nosotros también los llevaremos a cabo es decir

si ellos practican lo que pregonan seremos mejores , la honestidad es un gran valor de a cada cual lo que corresponde de acuerdo al propio criterio sin afectar los intereses de los demás este valor no se pregona a todo mundo si no se actúa en el vivir diario, la integridad de una persona esta entrañada en la honestidad , también resalta la responsabilidad la cual es fácil de detectar en la vida diaria especialmente en su faceta negativa lo vemos en el plomero que no hizo correcto su trabajo, en el carpintero que no llego a pintar las puertas el día q se había comprometido, con todo este contenido hace enfatizar a los educadores como formadores deben inculcar a los jóvenes del hoy la búsqueda de sus propios ideales sin ofender al vecino, de tener creencias fuertes y formar modelos de perfección, sin olvidar que el amor estimula estos hechos y que el trabajo continuo permite estos cambios prósperos y productivos asemejando valores verdaderos y virtuosos ante la sociedad. Se suele confundir valores con hábitos, y muchos padres creen que la escuela forma los valores que no fueron formados en casa. Esto no es posible ya que simplemente la educación y formación moral es responsabilidad de las personas que nos crían.

Los maestros tienen la posibilidad de reforzar lo formado en el hogar pero no de sustituirlo, ya que si las convicciones que se forman en casa no son solidas, entonces éstas se verán expuestas a una intensa competencia social con otras creencias. Los valores tienen un grado de dificultad de poder formarse, claro hablando de valores fijos y fuertes, ya que son comportamientos que nosotros decidimos elegir a nuestro gusto y producen satisfacción. Las personas que en nuestras vidas tienen un rol de liderazgo son quienes nos transmiten más valores. Por eso no es casual que ellas sean nuestros padres, hermanos mayores, abuelos, ciertos familiares, maestros, compañeros estudiantiles que admiramos, profesores y jefes. Pero para poder transmitir algo hay que poseerlo, y sólo se transmiten a través del ejemplo práctico cotidiano de las actitudes y conductas. Es muy poco probable formarlos con grandes explicaciones o a través de una lista de lo que se considera correcto o incorrecto. La memorización de sus significados teóricos no garantiza que los valores se pongan en práctica. Para poder referirnos a la formación en valores es preciso distinguir claramente entre: principios, valores y convicciones. Los “principios” son proposiciones, o formulaciones teóricas, que expresan un determinado modo de proceder, bien sea físico, espiritual o moral. La ley de la gravitación de los cuerpos, las leyes químicas y físicas, las leyes éticas y jurídicas, las leyes de un determinado país o las leyes de la cortesía, son principios, es decir, proposiciones teóricas dirigidas directamente a la razón.

También son principios las fórmulas que expresan imperativos para la acción, como los 10 mandamientos: “Amarás a Dios sobre todas las cosas”, “Honrarás a tu padre y a tu madre”, “No matarás”, etc. Como principios teóricos, pueden imponerse intelectualmente, ser aceptados racionalmente, y excitar la adhesión intelectual, pero no necesariamente provocan la afección emotiva, el “ser afectado por” ellos En otras palabras, los “principios” no son “valores”. Los “valores”, por el contrario, como ya lo hemos visto, consisten en un dinamismo relacional que liga al sujeto con el objeto; o si queremos en otros términos, que hace vibrar al hombre con los “principios”; que excita en él una corriente de identificación con el objeto. La dimensión subjetiva, por consiguiente, juega aquí en el valor un papel predominante; y esa dimensión subjetiva se expresa como respuestas intencionales, o sentimientos. Cobra aquí todo su significado la expresión de Lotze con la cual iniciamos las presentes reflexiones: “Los valores no son, sino que valen”. Hay otro elemento que se halla muy cerca de los valores y que refuerza su sentido. Es la “convicción”. Casi que podríamos decir que se halla entre el “principio” y el “valor”, y que es su intermediario. La convicción es una persuasión, un convencimiento teórico y afectivo con relación a un principio, pero a un principio que no es estrictamente racional.

La convicción, según Karl Jaspers, es fruto no de la razón en general, -la que es válida universalmente para todos-, como la matemática o las ciencias positivas; la convicción es fruto del espíritu, es decir, de esa dimensión que está más allá de la sensibilidad y la razón, que es inspiración y creación. La convicción es algo que se apodera de nosotros, es aquello de lo cual vivimos y por lo cual estamos dispuestos a jugarnos la vida. Son nuestras persuasiones políticas, morales y religiosas, y que alcanzan su culmen en la fe. Decía que la convicción puede concebirse como intermediario activo entre el valor y el principio, porque el principio mueve la razón, el valor mueve la estructura afectivo-emotiva, el sentimiento; y la convicción mueve la totalidad de la persona hacia una identificación con el objeto. El ideal es que los principios se conviertan en valores y los valores en convicciones. La formación es pues una relación entre la persona con la comunidad, de lo interior con lo exterior, o sea del reconocimiento compartido de normas y valores legítimos, puesto que como necesidad dentro del desarrollo educativo y de formación personal dan lugar a una prioridad simple que acomoda la vida humana con factores de revolución científico – técnica.

La formación de valores con el tiempo no dan paso a saltar la importancia y seriedad en el ámbito educativo, es por esto que la educación hace de esto a mejores alumnos y profesionales que sabrán desenvolver su papel en la sociedad son valores bien cimentados, lo cual serán protagonistas de diversas situaciones, aunque cabe señalarse que no es fácil que la escuela forme valoralmente a un individuo pero su de forjar bases para encaminarlos. Un valor fundamental para el estudiante y profesionista es la honestidad pues determina la forma de vivir para con los demás. La honestidad como valor es buscar la verdad en ti mismo antes de buscarla en los demás. La honestidad es aquél valor que nos lleva a ser congruentes entre lo que decimos, pensamos y hacemos, en la conducta hacia los demás y hacia uno mismo, que da a cada cual lo que corresponde de acuerdo al propio criterio sin afectar los intereses de los demás, no se pregona a todo el mundo el tener esta facultad, sino se actúa en el vivir diario. La integridad de una persona esta entrañada en la honestidad. “Un ser humano que muestra indudablemente la confianza, la seguridad, el respaldo y la confidencia.”S Cualidades codiciadas por el sector de la humanidad que desea vivir y dejar vivir. Con esto también se explica la confianza en sí mismo, y la completa y total racionalidad ante actos de pensar y sentir. La verdad es una conformidad de las cosas y de lo que hacemos con estas cosas. La verdad es una conformidad, si estás conforme en que el sol sale diario, entonces es verdad. Un hombre honesto es el que reconoce este hecho.

Para adquirir la verdad, hay que encontrarla. Pero la honestidad implica otra serie de acciones que se apoyan en las verdades descubiertas. Puedes informarle a alguien de tu honestidad, pero a él le toca descubrir si es verdad. Así pues resalta también la responsabilidad la cual es fácil de detectar en la vida diaria, especialmente en su faceta negativa: la vemos en el plomero que no hizo correctamente su trabajo, en el carpintero que no llegó a pintar las puertas en el día que se había comprometido, en el joven que tiene bajas calificaciones, en el arquitecto que no ha cumplido con el plan de construcción para un nuevo proyecto, y en casos más graves en un funcionario público que no ha hecho lo que prometió o que utiliza los recursos públicos para sus propios intereses, y mantener una salud mental y física.

Con todo este contenido hace enfatizar que los educadores como formadores deben de inculcar a los jóvenes del hoy la búsqueda de sus propios ideales sin ofender al vecino, de tener creencias fuertes y formar modelos de perfección, sin olvidar que el amor estimula estos hechos y que el trabajo continuo permite cambios prósperos y productivos asemejando valores verdaderos y virtuosos ante la sociedad.

*Antología de la filosofía del pensamiento humanista

*Libros REZZA EDITORES: Valores y las nuevas generaciones, los valores y la familia

Los valores y la cultura, los valores y la socieda

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