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El Problema Moral Del Aborto Y Algunas De Sus Implicaciones Legales


Enviado por   •  2 de Marzo de 2014  •  16.249 Palabras (65 Páginas)  •  511 Visitas

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EL PROBLEMA MORAL DEL ABORTO Y

ALGUNAS DE SUS

IMPLICACIONES LEGALES

Juan José Sánchez Álvarez-Castellanos

La importancia que, en los últimos años, ha adquirido el tema del aborto, no sólo en el plano moral, sino también legal, ha dado, como resultado, un aumento desorbitante de escritos sobre el mismo. Sin embargo, no se puede considerar, en absoluto, un tema zanjado, como lo muestra la candencia que sigue adquiriendo, tanto en el terreno público, como privado, la discusión sobre el mismo (Puerto Rico y, en general, Estados Unidos, en la actualidad, son un claro ejemplo de lo que afirmamos). La lluvia de argumentos que diariamente se esgrimen para defender los diferentes puntos de vista hace necesaria, de vez en cuando, una nueva consideración del problema, tratando de poner orden a tales argumentos, y procurando descifrar los principios morales y legales que están, de un modo más o menos consciente, fundamentando los mismos.

Movido por este interés, he procurado recoger la mayor parte de los argumentos existentes, ordenándolos y trayéndolos a discusión en el nivel que, en mi opinión, corresponde. He querido, sobre todo, distinguir claramente la discusión moral de la legal, dimensión ésta de la actividad humana que, aunque inseparable de la dimensión moral, persigue, a menudo, intereses diferentes.

I. ENFOQUE DEL PROBLEMA

Aborto es una palabra de origen latino (ab-orior) que significa fallar en el intento, en el origen, y también morir, extinguirse, etc. Así, por ejemplo, abortar un crimen significa cortar o interrumpir el flujo de acontecimientos que darían lugar a la ejecución de un crimen. Este significado se ha ido restringiendo, poco a poco, hasta hacer referencia, sobre todo, a la interrupción del desarrollo de un embrión o feto, interrupción que impide que éste llegue a ser aquello a lo que está destinado: un ser vivo independiente, biológicamente hablando, del cuerpo materno, límite que se suele considerar dado en el nacimiento. Se sobreentiende, en tal caso, que el aborto no es simplemente una interrupción del embarazo, provocando un adelanto del parto (parto prematuro), sino una interrupción que provoca la muerte del producto de la concepción. Aunque se habla de diferentes tipos de aborto (eugenésico, terapéutico, espontáneo, etc.), desde el punto de vista de la responsabilidad moral (y legal), cabe hablar tan sólo de dos tipos de aborto: el aborto voluntario (ya sea directo o indirecto) y el involuntario (bien por motivos naturales, o bien causado por accidente humano).

Si sobre el problema legal o moral del aborto se está hablando, es claro que nos referimos, de primera intención, al aborto provocado voluntariamente. La pregunta clave sería: ¿Es lícito o ilícito provocar un aborto?

Cuando se habla de la licitud o ¡licitud de una acción humana, es preciso considerar los tres elementos o dimensiones de la misma que, clásicamente, se consideran factores esenciales a tenerse en cuenta para delimitar su adecuación o no adecuación con la norma: la acción que en sí mismo se realiza, la intención de la persona que la lleva a cabo y, por último, las circunstancias que rodean a la acción. Pienso que es claro que una buena intención no siempre Justifica una acción, entre otras cosas porque, en la mayoría de los casos, siempre existe una buena (aunque no sea la mejor) intención para hacer lo que se hace, sea bueno o malo.

Cualquiera que analice un foro donde se discuta el aborto, se percatará en seguida de que los partidarios del mismo aluden con bastante frecuencia a las razones de desesperación o trauma debidos a una violación o incesto, a una grave enfermedad de la madre, a su precaria situación económica o social, etc. Centrar la discusión exclusivamente en estos o cualesquiera otros motivos para abortar y las circunstancias que rodean a la acción es, a mi entender, discutir un poco en el vacío, porque, efectivamente, siempre, o en la mayoría de los casos, se encontrará un buen motivo y unas circunstancias favorables para abortar, pues, en principio, nadie aborta por capricho (aunque sólo sea por el posible riesgo para la salud de la madre que conlleva provocar un aborto). La discusión habrá de esclarecer, en primer lugar, la acción en sí misma que se realiza, la de abortar, y preguntarse: ¿Qué es lo que se está eliminando cuando alguien provoca un aborto? Si se está eliminando a una persona humana, sería dificil encontrar siempre un buen motivo para abortar, por cuanto que no siempre existiría una proporción adecuada entre el mal que se está realizando y el bien que se pretende conseguir.

La pregunta acerca de qué se está eliminando cuando se provoca un aborto supone centrarnos en el status del producto de la concepción, considerando el problema de si se trata de un ser humano o no. Para contestar a esta pregunta, habría que responder primero a la cuestión de si el producto de la concepción es vida, sin más y, en segundo lugar, de qué tipo de vida se trata.

La respuesta a estas preguntas ha de tener necesariamente en cuenta el factor tiempo, pues se está hablando de un proceso donde, evidentemente, va apareciendo poco a poco una serie de realidades que, en un momento anterior, no se poseían (o no se manifestaban). La ciencia distingue una serie de etapas en el desarrollo de un embrión, desde la concepción hasta el nacimiento. Creo que las tres fases principales serían la de preembrión (las dos primeras semanas, aproximadamente, desde la concepción), embrión y feto. La discusión va a mostrar si es pertinente tener en cuenta estas distinciones, y cuándo, para tratar el tema de la licitud del aborto. Pienso, sin embargo, que no siempre lo son, y por eso prefiero hablar, en principio, del "producto de la concepción", del "no-nacido", etc., términos que no hacen referencia necesaria a alguna de estas fases.

Si a las preguntas anteriores sobre la vida y la humanidad de 1 no nacido le añadimos la dimensión temporal, tenemos las dos primeras preguntas, de carácter doble, de este ensayo:

Primera pregunta: ¿Es el no nacido un ser vivo o no, y, en caso afirmativo, desde cuándo?

Segunda pregunta: ¿Es el no nacido un ser vivo humano o no, y, en caso afirmativo, desde cuándo?

Según sea la contestación a estas preguntas, la discusión sobre el aborto seguirá por derroteros diferentes. Si la contestación fuera que el producto de la concepción es un individuo humano, entiendo que el problema moral del aborto

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