El Túnel

El Túnel

El ser “duro con el delincuente” parece ser el principio bajo el que organizan su trabajo los cuerpos policiacos de la Ciudad de México. La idea, sin embargo, se sostiene sobre una falacia que de tan elemental se pasa por alto que el sistema de seguridad y justicia del DF tiene la capacidad de distinguir y atrapar delincuentes.

En la Ciudad de México, como en el resto de nuestro País, el problema inicia mucho antes que en la administración de un sistema de seguridad y justicia. Si el problema fuera de administración tendría sentido contratar a un Alcalde exitoso.

Estamos, más bien, ante un sistema de justicia diseñado de principio a fin, desde la consignación hasta que se dicte sentencia para producir mentiras. Cuando las autoridades capitalinas deciden, por ejemplo, premiar de acuerdo al número de personas consignadas, imponiendo una cuota mínima de detenidos a la semana, lo que están haciendo es simplemente acelerar una máquina que produce mentiras.

En el DF las cárceles están llenas de personas inocentes. La esencia de este problema de diseño de la justicia es que, en México, hacer justicia es llenar papeles. Las agencias del Ministerio Público y los juzgados son impresionantes fábricas de llenado de papeles: las secretarias teclean todo el día, las impresoras no paran, los archiveros están al tope, los asistentes de los jueces mueven pilas de papeles de un lado al otro todo el día…

El ideal de nuestro sistema es que los expedientes estén llenos; que si hay una denuncia, haya alguien detenido por la misma. Pedir que haya relación entre la comisión de un delito y el detenido como presunto responsable del mismo.

Lo que el documental “El Túnel” hace es ponerle una cara, ponerle nombre y apellido a las historias reales generadas por lo obsoleto de nuestra justicia. El documental de Roberto Hernández no podía tener un nombre más preciso. No sólo es una realidad física el que cárceles y juzgados de la Ciudad de México estén conectados por túneles de los que todos queremos estar a salvo. El proceso de hacer justicia en el Distrito Federal, y en prácticamente todo México, tiene como primer eslabón una detención premiada y, como último, una sentencia por un juez que nunca vio ni a la víctima, ni al acusado, ni al acusador.

Sabiendo estas reglas del juego podemos suponer las monstruosidades que produce el sistema, pero el suponer injusticias no quita el sueño, lo quita el conocerlas. “El Túnel” va del concepto a la estadística y de la estadística a las historias reales.

• El 77% de los detenidos en México queda incomunicado.

• El 70% no ve a un abogado.

• El 99% de los delitos queda impune.

Las cárceles mexicanas están llenas

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