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GLOBALIZACIÓN DE LOS MERCADOS: LA FUNESTA INTRODUCCIÓN DEL CAPITALISMO SALVAJE A LA RURALIDAD LATINOAMERICANA.


Enviado por   •  9 de Diciembre de 2012  •  5.176 Palabras (21 Páginas)  •  572 Visitas

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INTRODUCCIÓN

El aparato productivo capitalista requiere para su sostenimiento la sumisión de regiones pobres a las que por la dependencia serán un plato fácil de digerir. Latinoamérica desde años atrás es el tesoro preciado más apetecido por el imperialismo, por la posición estratégica, su riqueza económica y cultural, que no se encuentran en los países industrializados. Avasallarla es la labor, sin impedimento alguno por los gobiernos de turno. El más perjudicado con esto, como siempre, resulta ser el productor agrícola, que a través del tiempo ha visto su situación empeorar.

El presente estudio hace mención a la situación poco equitativa a la que se enfrenta el campesino en la región latinoamericana, con este se busca que quien acceda a ella o mejor quien quiera acceder a ella, comprenda un poco, cual es la verdadera realidad del trabajador agrario y el porque de sus luchas pasando generaciones, exterminadas por la mano del capitalismo salvaje.

Trasladémonos una vez más hacia la pequeña pero turbulenta historia de América Latina, nacida desde el “descubrimiento y conquista” por parte del continente europeo, pues la implantación de su desatinadamente llamada riqueza cultural y desarrollista, permitió el acabose paulatino de la identidad latina. Desde entonces hasta nuestros días, América Latina se ha convertido en el prostíbulo donde confluyen todo tipo de economías capitalistas, proxenetas buscando que lo poco o mucho dejado por la “intervención” generada por los españoles, pase a sus manos en cualquier forma.

Se han experimentado cambios dimensionales en la estructura de las sociedades rurales, el predominio del vasallaje ha convertido el campo en una gran industria para el sector capitalista ; el andamiaje agrario en América Latina estuvo marcado en las relaciones entre latifundio y minifundio alrededor de 70 años (1870-1940). El sector agrario se constituía en el gran proveedor de la industria, así como parte de sus actividades se encaminaban a proveer el sector servicios; en la misma forma suministraba alimentos a las ciudades. La llegada de provisiones, materias primas tanto a nivel local, regional e internacional se hacía a través de medios de transporte y canales comerciales.

No hay explicación alguna en cuanto a que formas de progreso y desarrollo se reseña, cuando el principal productor de alimentos de las naciones está siendo pauperizado a ritmos inimaginables; regiones Andinas apartadas de su verdadera identidad campesina pasan a ser los peones de sus propias tierras.

Luego entonces desde esa época ha venido creciendo a ritmos insostenibles la globalización, la desterritorialización de los bienes ancestrales; bajo el precepto neoliberal de que para lograr crecimiento y desarrollo debe haber consecución de fuerzas de todos los sectores involucrados en la economía, pero, ¿en que forma?, si desde tiempos inmemorables no se ha hecho otras cosa que procurar el desarraigo de las culturas latinoamericanas y más aun del sector campesino?

¿A que organización territorial habría de referirse cuando la descentralización de los órganos de la nación ha provocado tanta corrupción, que las economías de los países latinoamericanos están a punto de colapsar?

Son precisamente interrogantes que tienen su respuesta implícita pero que no enmarcan sino la teoría, pues para el infortunio de las naciones, mientras no exista una repartición equitativa de bienes y capitales no existirá ni siquiera otra de las frases neoliberales que gustan a los dueños de las tierras “el desarrollo sostenible” , obviamente desde sus perspectivas de arrollar cualquier elemento floreciente en la naturaleza.

Entre 1940 y 1980, en la conexión entre el campo y la industria convergen diversos sectores económicos no sólo nacionales sino a nivel internacional; surge entonces la industrialización del campo que no era otra cosa diferente a las relaciones entre industrias que se proveían del agro y la agro industrialización que se define como la tendencia de la producción agrícola a ser procesada, transformada y al final a comercializarse en almacenes de abastos urbanos y supermercados, en la misma forma para la exportación. A estas actividades se les dio un nombre más técnico: complejo agroindustrial o agroindustria; agro negocios y a las cadenas productivas “unidades de negocios”.

La filosofía era que las actividades debían encaminarse al apoyo del desarrollo de la economía de acuerdo al modelo “hacia adentro”; la industrialización y desarrollo de las naciones, así como las venideras presiones políticas hacen que los factores culturales desaparezcan de a poco. Desplazamientos masivos hacia las ciudades sin posibilidad de mecanismos de retorno y de similar condición la poca atención del gobierno frente a las modernas formas de producción y distribución, dieron pie a que se comenzaran reivindicaciones y especialmente hacia la Reforma Agraria, entre los años 1950 y 1960.

Dado el progreso técnico que “imprimen” las empresas agroindustriales al sector campesino, se hace necesaria que exista una marcada correlación entre el agro y la empresa agroindustrial, esto según la CEPAL; que postula en sus acostumbrados principios neoliberales que “debe“ existir transformación productiva con equidad para con ello “mejorar” la competitividad internacional en Latinoamérica (mejor Suramérica); si bien es claro que para que haya un desarrollo concordante y sostenible debe haber presencia de mejores condiciones de capital y tecnología, no sería acaso mejor hablar primero del estado en que se encuentra el ser humano?; quien es en últimas el que le da la tan mencionada sinergia al tejido productivo?.

La CEPAL ha realizado estudios en el que recorre a la inclusión del capitalismo en sus diferentes formas al agro chileno, comentarios acerca de las relaciones existentes, la manera en que prestan sus buenos y amigables servicios técnicos y financieros al sector rural, además de los beneficios que reciben los agricultores al imponerles precios a sus productos. Como toda “buena investigación” se deben generar hipótesis que para este caso menciona que: “la agroindustria tiene una gran capacidad para integrar económica y socialmente a los agricultores que la abastecen…”. “El aumento de la productividad lleva a una homogeneización del rendimiento alcanzado por los distintos estratos de agricultores…” y “En determinados rubros y cadenas agroindustriales, los pequeños agricultores son más eficientes, desde el punto de vista del aumento de la productividad, que los medianos y grandes ”: lo que lleva a

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