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H. Coatsworth John. 1990 Los Obstáculos Al Desarrollo Económico En El Siglo XIX. In: Los Orígenes Del Atraso. Alianza Editorial Mexicana. P 81-109


Enviado por   •  22 de Enero de 2015  •  1.682 Palabras (7 Páginas)  •  1.461 Visitas

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En la lectura se nos adentra a los inicios de la economía mexicana y con hincapié a la comparación económica con Estados Unidos e Inglaterra. Haciendo posible ver el atraso en cuanto a producto interno bruto en el siglo XIX, hasta los Borbones en la Revolución de 1910.

La recuperación de la nación en cuanto a materia económica mejoró hasta después de 1860. Esta recuperación comenzó hasta la república restaurada (1867-1876), y aunque México no alcanzo el ingreso en la colonia si lo hizo hasta bien entrado el porfiriato. Entre 1877 y 1910 el ingreso nacional aumentó y se llevó a cabo un desarrollo extremadamente rápido.

En 1800 la brecha productiva que tuvo México entre los países avanzados nunca volvió a ser tan estrecha como en ese entonces. Para 1877 el ingreso había caído en el país más de un décimo del de las naciones industriales. En la comparación económica con Brasil fue muy distinta, ya que si bien era superior, aunque durante el declive esta se redujo mientras que Brasil se extendió notablemente en producción interna. Para 1920, durante el porfiriato, la comparación se mostró en favorecimiento de la nación mexicana y el crecimiento económico. Sin embargo hoy en día los hechos se muestran como en l800.El contraste con México y las naciones industriales como Estados Unidos, es aún más agudo.

En cuanto a la población, esta era mayor en México en comparación con la de Estados Unidos y poco más de la de Gran Bretaña. Mientras EU y Brasil recibían grandes masas de inmigrantes, por otro lado México atrajo muy pocos y la tasa de mortandad mantenían bajo el aumento de la población hasta el decenio de 1930.

En la lectura se da un análisis exhaustivo del atraso económico de México destacando dos aspectos. El primero es una diferencia considerable entre las economías de México con Estados unidos a comienzos del siglo. En 1800 Estados unidos fue un país predominantemente agrario, a décadas de distancia todavía de la revolución industrial. México era una colonia más de España en el nuevo mundo, son una avanzada industria minera que exportaba grandes cantidades de metales procesados. El segundo aspecto es la medida en que la brecha entre México y los países industrializados se ensanchó entre 1800 y el último cuarto de siglo.

El colonialismo español, el sistema de tenencia de la tierra y la iglesia católica, se consideraron como grandes obstáculos para el desarrollo económico del país. La emancipación de España prometía pocos beneficios. Los costos del colonialismo español eran definidos como aquellas limitaciones económicas que la independencia en realidad eliminó; límites mercantilistas al comercio directo con países extranjeros y la exportación no compensada del oro y la plata extraidos por el gobierno colonial como ingresos fiscales netos.

Las estimaciones mexicanas tienen dos componentes. El primero es un cálculo del ingreso colonial perdido por las restricciones impuestas por España al comercio extranjero directo. El segundo componente es la carga fiscal, recabados por funcionarios de la colonia en México y exportados para subsidiar la administración de otras colonias españolas. El costo total de la soberanía española llego a ser poco más de 17 millones de pesos anuales. En contraste, el costo del colonialismo británico solo fue de medio millón de pesos.

Mientras tanto que la independencia no eliminaba la brecha entre las economías mexicana y estadounidense en 1800. Por lo tanto la independencia no estimuló la economía mexicana, y por consiguiente la lucha por el poder se volvía en el fenómeno principal para deprimir la economía después de 1810. La independencia tuve resultados totalmente adversos que contrapesaron con creces los beneficios. Las grandes haciendas se encontraban durante el periodo colonial y también del siglo XIX totalmente mal administradas e ineficientemente organizadas. Los propietarios de las haciendas eran ambiciosos a la manera característica; hasta los administradores de las propiedades de la iglesia, ya que en total los ingresos eran para obras pías.

En los periodos de dificultades económicas, cambiaban de la agricultura a la ganadería reorganizándola. Vendían para reducir las pérdidas, o abandonaban por completo sus posiciones. Dados los costos relativos de la mano de obra, el capital y especialmente la administración y supervisión, su racionalidad económica era comparable a la de los empresarios modernos. La agricultura de la hacienda gozaba de ventajas de las que no disponían los pueblos indios, los pequeños propietarios o aparceros: economía de escala, accesos a crédito exterior, información acerca de nuevas tecnologías y mercados lejanos, protección ante funcionarios, y seguridad de tenencia. A pesar de estas ventajas no eliminaba la producción en pequeña escala, no bastaba para compensar los altos costos de reclutar y supervisar la mano de obra. Las grandes haciendas tenían una ventaja comparativa en la producción de ganado vacuno, ovejas, lana, granos alimentarios, pulque, azúcar, y henequén. La especialización de productos según tamaño, ubicación y organización de las unidades, hizo que la agricultura mexicana fuese más eficiente de lo que hubiera sido de otra manera.

A finales del siglo XIX, la mayor disponibilidad de nuevos transportes y tecnologías de producción volvió ineficiente la ya tradicional división del trabajo

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