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Integracion Latinoamericana ALCA Y ALBA


Enviado por   •  6 de Marzo de 2013  •  9.383 Palabras (38 Páginas)  •  600 Visitas

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REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA

UNIVERSIDAD BOLIVARIANA DE VENEZUELA

PROGRAMA DE FORMACIÓN DE GRADO GESTIÓN AMBIENTAL

U.C. Desarrollo e Integración en América Latina

La Integración Latinoamericana en la Actualidad

El ALCA y el ALBA

Santa Bárbara del Zulia, marzo de 2013

EL ALCA

El ALCA no es más que un proyecto comercial propuesto por Estados Unidos a todos los demás países que conforman el hemisferio americano, exceptuando a Cuba. Claro está que dicha iniciativa tiene inevitablemente implicaciones en la esfera política, social, económica y cultural.

El ALCA ha sido el proyecto más acabado de autoría estadounidense sobre sus planteamientos y manera de entender al regionalismo. Ante la amenaza de una creciente presencia en el continente americano de nuevos actores comerciales (Europa y Japón principalmente) se han visto obligados a responder con una nueva estrategia que debería garantizarles las tradicionales posiciones que han ocupado en dicho continente y además intentan hacer pasar como “novedosos” temas que teóricamente pertenecen a otros niveles de integración. Al respecto afirma que “un acuerdo de libre comercio no puede utilizarse para promover políticas bajo el rótulo de “medidas de protección de la inversión”, que de lo contrario serían inaceptables (como en el caso tal vez del Tratado de Libre Comercio de América del Norte) o de un régimen de propiedad intelectual no equilibrado (como podrían decirse que fue el que emanó de la Ronda Uruguay). La liberalización de los mercados de capital ha sido una de las principales causas de la inestabilidad de la región, e incluso el FMI ha llegado a reconocer que crea un riesgo sin generar la consiguiente recompensa. No obstante, en sus acuerdos comerciales bilaterales (con Singapur y Chile), Estados Unidos ha insistido en esa liberación”. ¿Por qué si Estados Unidos insiste (y algunos países latinoamericanos lo aceptan) reglar la propiedad intelectual, la liberación de capitales y la garantía de las inversiones dentro de un tratado de libre comercio, en cambio los países latinoamericanos no le exigen a Estados Unidos la apertura del comercio agrícola y textil?, no se puede ceder en nada si no se recibe algo a cambio; cuando la apertura comercial es desigual los riesgos en una zona de libre comercio así construida sólo atañen a los países de menor desarrollo, siendo estos también los que tienen menos competitividad en el mercado mundial.

El ALCA desde el punto de vista de los países latinoamericanos podría convertirse en una gran oportunidad para lograr desarrollar el comercio intraregional e igualmente podría ser el inicio del proceso de construcción de una economía de exportación, al contrario de la que predomina en la actualidad, que es básicamente una economía de importación.

Claro está, siempre y cuando Estados Unidos acepte la apertura total de su mercado interno, sin exclusión alguna. ¿Qué obtendrían los países latinoamericanos con el ALCA?

A lo sumo la simple entrada al mercado americano, pero este no es cualquier mercado sino es uno de los más codiciados por todos, no hay que olvidar que Estados Unidos es al mismo tiempo el país más exportador y también el más importador del mundo. Este sería de por sí un logro importante, pero no basta, hay que demostrar que somos capaces de triunfar en ese mercado, compitiendo tanto en la calidad como en el precio. La competitividad no es algo que vendrá desde afuera, no es un añadido nada más, ésta dependerá de la toma de decisiones acertadas y establecidas en cada uno de nuestros países.

1.- Aspectos políticos del ALCA

El ALCA no es una promesa democrática, partiendo de que las negociaciones sobre los distintos aspectos del acuerdo han estado marcados por el secreto. Si hoy se conoce el borrador en que trabajan los negociadores, se debe a la presión popular, que se impuso al deseo de ocultamiento total. Pero el borrador está plagado de corchetes y puntos suspensivos, que no dejan ver las diferentes posiciones de los gobiernos en asuntos específicos de discusión.

¿Cómo puede proclamarse democrático un acuerdo que afecta decisivamente la soberanía y las condiciones de vida de los ciudadanos del continente, si se pone en vigor sin consultar a los pueblos directamente, ocultándoles su contenido y sin que los parlamentos nacionales discutan siquiera esos temas cruciales, de los cuales tampoco están enterados verdaderamente? Según el gobierno de Estados Unidos, la democracia, en los países que integran el ALCA, será fortalecida por el solo hecho de la liberalización de los mercados, por la gestión controladora de la Organización de Estados Americanos (OEA) y por la vigencia de la Carta Democrática Interamericana, adoptada por ese organismo en Lima, el 11 de septiembre del 2001.

Pero la verdad es que el ALCA no es ni remotamente una garantía de desarrollo democrático en la región, puesto que la llamada “mano invisible del mercado”, a lo largo de la historia, se ha convertido en puño demoledor cada vez que los poderes políticos, militares y económicos del vecino imperial lo han considerado necesario.

La OEA, por su parte, no puede engañar a nadie en su papel de promotor de democracia. Lo que el imperio pretende, en el contexto creado por el ALCA, es resucitar a su viejo y desprestigiado “Ministerio de Colonias”, el mismo que justificó todos los crímenes, las dictaduras sangrientas y las intervenciones norteamericanas en América Latina.

El ALCA, proyecto concebido como profundización de las mismas ideas neoliberales que han dado lugar a un crecimiento sin precedente de la concentración del capital y la polarización máxima entre ricos y pobres, no es la vía capaz de garantizar el desarrollo sostenible en América Latina y el Caribe, sino el trampolín para acelerar el proceso de depauperación, pérdida de las soberanías nacionales y exclusión económica y política, que han sufrido los pueblos en los últimos veinte años.

El diseño del ALCA no es propiamente una iniciativa latinoamericana y caribeña. Salvo contadas excepciones, no ha habido en nuestros gobiernos, sumisos en su mayoría, intentos reales de hacer valer una perspectiva desde

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