LA CONQUISTA DEL NUEVO MUNDO

I. La conquista del nuevo mundo (siglo XV):

1.1. Conquista de América y del Perú

1.2. Organización de las nuevas tierras conquistadas

1.3. Situación social y cultural de la época

II. Llegada del sembrador:

2.1. Presencia de la Iglesia en la conquista

2.2. Formación de la iglesia en el Perú

2.3. Llegada del primer arzobispo

III. Tiempo de Siembra:

3.1. Los Concilios Provinciales Limenses

3.2. Aporte de los tres primeros concilios para la educación de los nativos

3.3. El Catecismo Limense

3.4. Las visitas Apostólicas

IV. Tiempo de Cosecha:

4.1. Primeros frutos de la evangelización

4.2. Repercusión hasta la actualidad

I. La conquista del nuevo mundo (siglo XV):

Para poder hablar de la Iglesia en el Perú, sin duda se tiene que tocar también la causa y en qué situación se dio su llegada, por eso es que en necesario comenzar tratando todo lo que respecta al descubrimiento de América, y así su llegada al Perú. Con esto se da inicio al primer capítulo, y también al comienzo de esta aventura de la Iglesia en el Perú.

1.1. Conquista de América y del Perú

En el siglo XV, donde una navegante genovés, con su idea de que el mundo es como una circunferencia, tiene ansias de ir a la India por el Oeste, Este estaba controlado por rutas que monopolizaron el comercio por esa zona. Para ello, pide permiso y la sustentación, a los reyes católicos de España, para la realización de su travesía, y la flota necesaria con sus debidos tripulantes, los cuales aceptan con la intención de encontrar nuevas rutas de comercialización. Le proporcionan tres carabelas, en las cuales el realiza sus 4 viajes, la Niña, la Pinta y la Santa María.

Es así como un 3 de agosto de 1492, Cristóbal Colon sale del puerto de los Palo de la Frontera, España, en busca de la india, sin saber que se encontraría con un nuevo mundo. Meses de su salida, la tripulación cae en desesperación por no encontrar todavía tierra a la vista, es así como comienzan a poner en aprieto al capitán Colon, el cual entra en algo de desesperación, hasta que un 12 de octubre, pudo visar tierra firme llegando así a las islas Guanahani, o como él las llamo, el Salvador. Sin embargo, nuestro admirable navegante no sabía aun que se encontraba en tierra nuevas, sino que pensaba que se encontraba en tierras de Indias. No fue hasta que un nuevo navegante llamado Américo Vespucio, se diera cuenta que tales tierras eran un nuevo continente, en su honor se les llamo así a estas tierras nuevas en el año de 1507.

Una vez descubierto este nuevo mundo, se lanza diversas expediciones, explorando así todas las tierras para la colonización de diversos países europeos, donde diversos aventureros, conjuntamente con el estado, hacían arreglos que comprometían al estado a que le proporcione “mercedes, franquicias” y demás bienes que se pueda sacar de las tierras, al capitán, a cambien de que los navegantes presten sus servicios y tengan que “costear la empresa” que los llevara a la conquista de aquellas tierras (Vargas, 1962, pág. 37). Una de estas expediciones fue la que llego al Perú, en la que se hizo una negociación de parte de la Corona Española con Don Francisco Pizarro, quien asociado con Diego de Almagro, Pedrarias y con D. Hernando de Luque, vicario de Panamá, parte para la parte sur del nuevo continente descubierto.

En el año de 1524, se da comienzo a esta conquista de nuevas tierras al sur del nuevo continente. El primer viaje no cubrió las expectativas que se tenían de las tierras, por lo que Pedrarias abandono la expedición. La realidad era que sin la sustentación de Pedrarias, la expedición no podía seguir, por lo que se busco un nuevo socio, e hay que un 10 de marzo de 1526 firman un contrato con el licenciado Espinoza, nuevo socio en esta expedición. Ya con la sustentación de un segundo viaje, los conquistadores se lanzan a la aventura llena de codicia, en busca de aquella tierra portentosa y rica de la cual hablaban.

En este segundo viaje, Pizarro se queda en el rio San Juan e indaga por esas zonas, mientras que Almagro regresa a Panamá, es así como el piloto de los navíos de los conquistadores, Bartolomé Ruiz, es el que descubre las tierras peruanas, pues en medio de su viaje llego hasta la bahía de San Mateo, y en su regreso tropezó con una barca tumbesina, que poseía muchas de las riquezas que se hablaban de aquellas tierras. Ante tal descubrimiento, las esperanzas de todos los que integraban la expedición regresaron, aunque fue momentáneo, ya que creyeron que no era fácil poder contener a todos los nativos, es así como unos integrantes deciden abandonar la expedición. Es a partir de esta revuelta que los dos socios, Pizarro y Almagro, comienzan sus rivalidades. Por lo que Pizarro, aun manteniendo una firme convicción de encontrar aquellas tierras doradas, decide marcar el destino de aquellos, al igual que él, quieren seguir en la expedición., en la isla del Gallo, donde trazando una línea separo de los que seguían, a los que se regresaban. La respuesta fue de trece honorables, y a la vez ambiciosos hombres, que se aventuraron a seguir, mientras que el resto de los tripulantes se regresaron, junto con Almagro, a Panamá.

Los aventurados conquistadores permanecieron en la Gorgona, por alrededor de siete meses, preparándose para la conquista definitiva de aquellas tierras, mientras también recibían la ayuda necesaria, para poder hacer frente durante el proceso, de armamento, alimento y hombres necesarios para el combate que presagiaron, sucedería.

Luego, al tener un nuevo encuentro con navíos tumbesinos, los conquistadores decidieron seguirles, al hacerlo, descubrieron tierras muy interesantes para su gusto, pero decidieron no seguir a profundidad, por ello al llegar a Cabo Blanco, dieron vuelta al timón. Ante lo que encontraron, nació la necesidad de ir ante el Rey de España para pedir los refuerzos necesarios para la conquista de este amplio imperio, por los que fue Pizarro y algunos representantes más.

Al tener ya todos lo necesario, Pizarro, conjuntamente otros miembros

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