LA FELICIDAD EN ECUADOR, EN CHINA Y EN EL MUNDO INDÍGENA.

LA FELICIDAD EN ECUADOR, EN CHINA Y EN EL MUNDO INDÍGENA.

La felicidad se alcanza a través de ciertos factores externos como el dinero, el éxito, la belleza, el amor, el estatus social....o nosotros mismos podemos generar la felicidad desde nuestro interior, a partir de la compatibilidad entre la razón y las emociones. La felicidad es una actitud, una elección que puedo hacer en cualquier momento y en cualquier lugar, en donde mis pensamientos son los que me hacen sentir feliz o desgraciado, no mis circunstancias. Hay investigaciones capaces de encontrar un valor cuantificable a la felicidad o infelicidad de un país e inclusive de todos los países del Mundo. Esas mediciones generalmente basan sus coeficientes en parámetros que tienen que ver con desarrollo económico, democracia, satisfacciones colectivas e inventiva cultural. El estilo de vida que promueven las grandes corporaciones y los programas de TV construye la idea de que la felicidad está correlacionada con el dinero, la fama o la belleza, pero uno de los estudios más extensos sobre el tema muestra que la acumulación de bienes materiales no tiene una fuerte correlación con la felicidad.

El camino hacia la felicidad pasa por la comprensión de que las cosas más valiosas son totalmente gratuitas. ¿Qué le falta al ecuatoriano para ser feliz? Nada. Tenemos de todo, pero rehuimos ser solidarios, conocernos mejor y, lo más difícil, amar la cultura. Los ecuatorianos aspiramos a tener una vida feliz y gratificante, libre de miedo y necesidad, y en armonía con la naturaleza. Sin embargo, existen "demasiadas" personas que viven en la pobreza extrema, y que muchos más afrontan las amenazas de las crisis económicas, la violencia y el crimen, los problemas ambientales o el peligro creciente del cambio climático.

Hay preocupaciones de corte colectivo donde seguramente está resentida la sensación del común de los ecuatorianos: la libertad de pensamiento no se halla en gran momento; los fuertes nexos sociales tradicionales se han resquebrajado al promocionarse la lucha de clases y, por último, la no desaparición de la corrupción, podrían explicar la posición secundaria del país en cuanto a satisfacción colectiva.

Un reciente reporte publicado por la encuestadora Gallup revela que Ecuador se ubica entre los 10 países más felices del mundo, A pesar de que es uno de los países que registra un ingreso per cápita más bajo. La ubicación de Ecuador en este rango refleja los logros alcanzados en los últimos años, los mismos que han derivado, positivamente, en el estado anímico de su población. Por otro lado, extrañeza o no, el estrato social menos satisfecho en Ecuador es la clase media. Esta tendencia está bastante clara. “La gente de nivel medio tiene más educación y puede ver lo que la gente con mejores condiciones obtiene, pero sabe que no podrá obtener todo lo que desea”. Pero, ¿qué es lo que proporciona mayor felicidad a los ecuatorianos y ecuatorianas? Las cifras demuestran que, sin lugar a dudas, la familia se posiciona como el factor que causa mayor satisfacción entre los compatriotas.

Si hacemos referencia a las comunidades indígenas podríamos afirmar que la historia nos hizo pesimistas. Nuestro proceso histórico nos hizo así. Fueron 500 años de colonización, de sufrimiento y dolor. Creamos mecanismos de defensa para que no nos vuelvan a lastimar como lo hicieron, quizá por eso dicen que somos desconfiados, pero tenemos razón de serlo. Por otra parte nuestras raíces indígenas nos hacen amar nuestra cultura, la que se ve reflejada en todas las manifestaciones de arte como: la música, la danza, la literatura, la gastronomía, entre otras, con las cuales celebramos con felicidad estos legados ancestrales.

La felicidad es un término con muchos sentidos que no se puede ver con claridad ni medir. El análisis cultural es complejo. Sin embargo, nuestras sociedades andinas tienen características claves. La función agraria de siempre las ha hecho

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