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LA SOCIOLOGIA ES UN DEPORTE DE COMBATE PIERRE BOURDIEU


Enviado por   •  28 de Octubre de 2013  •  8.945 Palabras (36 Páginas)  •  2.023 Visitas

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LA SOCIOLOGÍA DE PIERRE BOURDIEU

Gilberto Giménez

Instituto de Investigaciones

Sociales de la UNAM

La obra sociológica de Pierre Bourdieu se destaca como una de las más imaginativas y originales de la post-guerra, hasta el punto de que el autor comienza a ser considerado ya en vida como un clásico de las ciencias sociales. Así, una reciente encuesta ha demostrado que Les Héritiers (1964), La Reproduction (1970) y La Distinction (1979) figuran entre los libros más leídos y estudiados hasta hoy por los sociólogos e intelectuales europeos. Su obra más reciente, La misère du monde (1993), se convirtió - inesperadamente para un trabajo de investigación sociológica - en un best-seller. Últimamente su pensamiento sociológico ha logrado filtrarse también en el ámbito anglosajón a raíz de sus seminarios en universidades americanas (como el famoso de Chicago, en el invierno de 1987) y, sobre todo, de la traducción al inglés de sus obras más significativas. Finalmente, publicaciones como Raisons pratiques (1994), que recogen conferencias pronunciadas en diferentes partes del mundo - incluyendo Japón y Alemania - dan una idea de la resonancia internacional creciente del pensamiento de este autor.

El paradigma sociológico bourdieusiano es extraordinariamente polifacético y complejo, por lo que resulta punto menos que imposible exponerlo cabalmente dentro de los estrechos límites de un artículo. En lo que sigue nos proponemos introducirnos en él a partir de dos de sus categorías centrales - el del habitus y el del campo - , con la esperanza de que, justamente debido a su posición central, nos permitan aflorar por proyección o resonancia las principales categorías que estructuran esta teoría sociológica. Pero antes, y para mayor claridad, intentaremos situar la obra de Bourdieu en el vasto contexto de las teorías sociológicas contemporáneas.

1. LA PROBLEMÁTICA CONSTRUCTIVISTA EN SOCIOLOGÍA

Es muy significativo que el propio Bourdieu haya caracterizado su paradigma sociológico como “constructivismo estructuralista” (1987, 147), lo que equivale a autoclasificarse dentro de la corriente constructivista hacia donde convergen en nuestros días los trabajos de autores muy relevantes - por no decir los más relevantes - en el

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campo de las ciencias sociales, como, entre otros, Norbert Elías, Anthony Giddens, Peter Berger, Thomas Luckman y Aaron Cicourel.

La problemática constructivista no constituye una nueva escuela ni una nueva corriente homogénea desde el punto de vista teórico o metodológico. Se trata más bien de una espacio de problemas y de cuestiones en torno a los cuales giran los trabajos de un número significativo de investigadores, pese a la diversidad de sus tradiciones y de sus itinerarios intelectuales (Corcuff, 1995: 17). Podemos identificar, sin embargo, una doble serie de convergencias tendenciales entre los autores catalogables bajo este rótulo.

Se trata, en primer término, de superar las parejas de conceptos dicotómicos (“paired concepts”, dice Bourdieu citando a Richard Bendix y Benett Berger) que la sociología ha heredado de la vieja filosofía social, como las oposiciones entre idealismo y materialismo, entre sujeto y objeto, entre lo colectivo y lo individual. Bajo esta perspectiva podríamos decir que el constructivismo pretende superar a la vez el “sociologismo” de Emilio Durkheim, que valoriza lo colectivo a expensas de lo individual, y el “individualismo metodológico” que valoriza al individuo a expensas de lo colectivo y estructural.

En segundo lugar, y en términos más positivos, se trata de aprehender las realidades sociales como construcciones históricas y cotidianas de actores individuales y colectivos, construcciones que tienden a substraerse a la voluntad clara y al control de estos mismos actores. De aquí, como subraya también Corcuff (1995: 17), la importancia de la historicidad para los constructivistas, al menos bajo tres aspectos: 1) el mundo social se construye a partir de lo ya construido en el pasado 1; 2) las formas sociales del pasado son reproducidas, apropiadas, desplazadas y transformadas en las prácticas y las interacciones de la vida cotidiana de los actores; 3) este trabajo cotidiano sobre la herencia del pasado abre un campo de posibilidades en el futuro.

En relación con lo anterior, los constructivistas convergen en una tesis fundamental que los caracteriza más que cualquier otra: en este proceso histórico, las realidades sociales son a la vez objetivadas e interiorizadas. Es decir, por una parte remiten a mundos objetivados (reglas, instituciones...) exteriores a los agentes, que funcionan a la vez como condiciones limitantes y como puntos de apoyo para la acción; y por otra se inscriben en mundos subjetivos e interiorizados, constituidos principalmente por formas de sensibilidad, de percepción, de representación y de conocimiento. Se trata del doble movimiento, ya expresado otrora por Jean-Paul Sartre, de “interiorización de la

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exterioridad” y “exteriorización de la interioridad”. El lector habrá adivinado que éste es el espacio dinámico donde se sitúan tanto el habitus de Norbert Elías (concebido como “estructura interior de la personalidad”), como el habitus de Bourdieu (concebido a la vez como “esquema” y “disposición”) , la “conciencia práctica” de Anthony Giddens y la “sociedad interiorizada” de Peter Berger y Thomas Luckman.

En cuanto a las divergencias, los constructivistas difieren, entre otras cosas, en el mayor o menor peso relativo atribuido a la estructura y/o a la acción; en la manera de concebir la relación entre conocimiento científico y conocimiento ordinario; en la concepción de la historicidad; en la mayor o menor consistencia imputada a la identidad de los actores sociales; y, en fin, en el papel otorgado a la reflexividad epistémica en la construcción del objeto sociológico.

2. LA TEORÍA DEL HABITUS SEGÚN BOURDIEU

La obra de Bourdieu constituye, como queda dicho, una variedad particular dentro de la corriente constructivista en las ciencias sociales, variedad bautizada por él mismo como “constructivismo estructuralista”. El autor nos advierte que la referencia al estructuralismo adquiere aquí un sentido muy diferente al de la tradición saussuriana o levi-straussiana:

“Por estructuralismo o estructuralista entiendo la afirmación de que existen - en el mundo social mismo, y no sólo en los sistemas simbólicos como el lenguaje, el mito, etc. - estructuras objetivas independientes

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