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LA VERDADERA HISTORIA DEL PALACIO DE LA JUSTICIA


Enviado por   •  1 de Octubre de 2011  •  10.590 Palabras (43 Páginas)  •  1.470 Visitas

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EL HOLOCAUSTO

Lunes 8 Junio 1992

Lo que ocurrió en el Palacio de Justicia cambiará la historia del país.

EL M-19 TENIA QUE RECUPERAR ESPACIO POLÍTICO

La sensación de que el movimiento estaba siendo acorralado militarmente y la falta de justificación ante la opinión pública por la ruptura de la tregua habían dejado al grupo guerrillero en el momento de mayor desprestigio militar y político de toda su historia. Era necesario, pronto, dar un golpe grande, espectacular y exitoso.

Después de estudiar muchas alternativas el movimiento decidió tomar el Palacio de Justicia durante la visita del presidente francés, Francois Mitterrand, para darle una dimensión mundial al asalto. Algo falló. El 17 de octubre dos guerrilleros fueron detenidos merodeando el Palacio y en posesión de completos planos de la edificación. Pocas horas después, durante un allanamiento a una residencia del movimiento, fue incautado un casete que contenía la proclama que debía darse a conocer en el momento de la toma. El plan tenía que ser abandonado. El Gobierno, alertado, había montado un severo dispositivo de seguridad para proteger el Palacio.

Pero el problema inicial seguía vigente. Era necesario un cambio de objetivo. Se decidió entonces secuestrar al comandante del Ejército, general Rafael Samudio. El propósito era utilizar al rehén para obligar a las Fuerzas Militares a sentarse a negociar directamente con el M-19, sobre la base de un retiro de las tropas de las zonas de conflicto.

Al frustrarse esta tentativa, que no hizo más que aumentar su desprestigio, los guerrilleros decidieron violar una de las reglas elementales de la cartilla revolucionaria: retomar un plan que ya había sido descubierto por el enemigo.

Calcularon que las autoridades no podrían mantener indefinidamente el operativo y que, acogiéndose a la lógica, asumirían que el plan sería abandonado al haberse develado. Sólo había que sentarse a esperar.

LA AUDACIA ES EL NOMBRE...

Además de la ventaja de poder utilizar las largas semanas de planeación invertidas en el proyecto, pesó sobre los guerrilleros el conyencimiento de que, descubierto o no, el plan concebido originalmente era absolutamente inmejorable. La idea era, una vez tomado el Palacio de Justicia, realizar un juicio popular al proceso de paz, obligando al Presidente a defenderse y teniendo como testigo de excepción a la Corte Suprema de Justicia. A esto se sumaba la publicación de proclama acusando al Presidente de haber traicionado el proceso de paz, en los más importantes medios de comunicación y la utilización de la radio como tribuna popular. Militarmente las condiciones no podían ser más favorables. La edificación, cuya construcción había sido objeto de enorme controversia porque rompía la armonía arquitectónica de la Plaza de Bolívar, era una fortaleza inexpugnable. La coraza de concreto que se ve desde el exterior es, en realidad, una muralla separada algunos metros del edificio interior, al cual se accede sólo por dos entradas, la de la Plaza de Bolívar y la del sótano por la carrera octava. El carácter fortificado de la edificación, que hacía imposible el acceso por las ventanas, sumado al hecho de que sólo había dos entradas, le daban una ventaja militar enorme a quien estuviera adentro.

Por otro lado, atrincherarse en la sede de la Corte Suprema de Justicia y del Consejo de Estado, dos de las instituciones más prestigiosas del país, tenía un gran valor simbólico desde el punto de vista político. Una consideración adicional de no poca importancia era la de que la respetabilidad de la investidura de los más altos dignatarios de la justicia del país los hacía rehenes inmejorables, pues los guerrilleros asumían que el Gobierno no pondría en peligro personas de esta talla.

Esto explicaría en gran parte la forma como fue integrado el comando. El M-19 no sólo incluyó a estrategas militares sino a sus mejores cuadros intelectuales y negociadores, dentro de la idea de que iban a ser la contraparte no de una batalla sino de un debate ideológico y jurídico de alto nivel. Luis Otero, el arquitecto que había sido el cerebro de la toma de la Embajada de la República Dominicana y cuya mayor frustración revolucionaria había sido que Jaime Bateman no le había permitido participar directamente en ella, pudo en esta oportunidad, como comandante de la operación, ejecutar uno de sus diseños.

Considerado como el mejor estretega del movimiento urbano, su reputación no era similar en el campo militar. El segundo era el abogado Andrés Almarales, el principal sindicalista del M-19 y, en consecuencia, ducho en negociaciones. El trío clave se completaba con el constitucionalista Alfonso Jacquin, considerado el mayor intelectual del grupo guerrillero.

EL OPERATIVO

Durante 21 días el Palacio tuvo protección especial mientras los guerrilleros esperaban. El martes en la tarde se desmontó el dispositivo de seguridad especial y el M-19 tomó la decisión de actuar al día siguiente. Las etapas iniciales del operativo fueron fáciles. Desde las primeras horas de la mañana, camuflados como ciudadanos ordinarios en plan de diligencia, habían entrado al Palacio los primeros guerrilleros.

A las 11:35, un camión Ford 51 recorrió la carrera octava hacia el sur e irrumpió por la entrada del sótano del Palacio de Justicia. Los primeros guerrilleros descendieron del camión y se enfrentaron a tiros con dos celadores que murieron en el asalto. Acto seguido se estableció una línea de fuego en el sótano con efectivos del F-2, del DAS y escoltas de los magistrados. Paralelamente, quienes se habían infiltrado horas antes se tomaban las oficinas y recihían las tulas que sus compañeros habían logrado introducir a través de la línea de fuego. Mientras unos se dirigieron armados hacia el cuarto piso en busca de las oficinas de la Corte Suprema, dos guerrilleras establecieron nidos de ametralladoras en lugares estratégicos, que iban a ser los ejes militares de la operación. El primero apuntaba hacia la entrada principal del edificio y el segundo protegía la entrada del sótano hacia el primer piso.

Apoyadas por la Policía y el F-2 las primeras unidades del Batallón Guardia Presidencial trataron de emplazarse en la Plaza de Bolívar y en las torres de la Catedral, en medio del fuego que ya había comenzado a desatarse sobre el costado sur del edificio. A los pocos minutos, mientras se producían las primeras bajas, comenzaron a movilizarse refuerzos de la Policía, la XIII Brigada y, lo más importante, los cinco tanques brasileños Cascabel de la Escuela de Caballería de Usaquén.

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