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La Plantacion


Enviado por   •  13 de Noviembre de 2013  •  1.703 Palabras (7 Páginas)  •  385 Visitas

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CATEDRA DEL CARIBE

TEMA: POR QUÉ NO HUBO PLANTACIÓN

INTEGRANTES:

NILSON JOSE HERNANDEZ GUZMAN- 2013119033

ANGEL MERIÑO PABON- 2013119033

DOCENTE:

ANDRÉS SANDALIO FLOREZ MANCILLA

GRUPO: 4

UNIVERSIDAD DEL MAGDALENA

SANTA MARTA

2013

}

Autor

Pregunta Abello y Bassi Márquez Calle Sourdis Nájera Polo Acuña Meisel Roca

¿Cómo era la mano de obra en el hoy Caribe colombiano, durante la época colonial? En la época colonial

el uso extensivo de mano de obra libre

en las haciendas

(en ningún caso

superior a 100). Su tendencia a la diversificación de la producción y su uso extensivo de mano

de obra libre.

mano de obra

fuera más o

menos balan

ceada, y los

niveles de

transformación

de la cobertura

de vegetación

relativamente

avanzados.

No obstante,

puede

señalarse

que sería más

la escasez de

mano de obra

para la defores

tación, que las

dificultades en

sí que la

cobertura de

vegetación

impone, lo que

podría haber

limitado el

desarrollo de las

plantaciones.

La relación entre recursos

Un grupo conformado por seis estudiosos de reconocida trayectoria, Adelaida Sourdis Nájera, María Teresa Ripoll, Adolfo Meisel Roca, Germán Márquez Calle, José Polo Acuña, y Marta Herrera Ángel acudieron al llamado. Cada uno de ellos elaboró un artículo intentando responder la pregunta, de manera que el libro, motivo de la presente reseña, está conformado por seis textos y una introducción elaborada por Alberto Abello y Ernesto Bassi.

En la introducción, Abello y Bassi hacen un interesante balance de la abundante producción historiográfca del Caribe y Latinoamérica sobre el tema de la plantación. El análisis parte del cuestionamiento al trabajo del cubano Antonio Benítez Rojo, quien en su ensayo La Isla que se repite, coincidiendo con los trabajos de Eric Wolf y Sidney Mintz, señala a la Plantación como la categoría de análisis fundamental para entender al Caribe[5]. De hecho, Benítez habla de la Plantación en mayúscula, pues la entiende en el sentido de la flosofía de Deleuze y Derrida, como una máquina de control, con una dinámica abrasadora que determina los patrones esenciales de la cultura caribeña. José Polo Acuña, y de alguna manera también Meisel, al fnal de su texto: la necesidad de desplazar el análisis hacia las dinámicas de las poblaciones rurales del Caribe colombiano. En este sentido sugiere que tal vez no sería la plantación, sino la contraplantación, la unidad de análisis que nos ayudaría a entender mejor el Caribe colombiano dentro de la dinámica del Caribe insular.

Si bien Benítez Rojo privilegia a la plantación como estructura de análisis, no menos cierto es el hecho de que también habla de la contraplantación, la que entiende como el espacio donde se desarrolla un estilo de vida diferente, que escapa a la tutela de la máquina de la plantación. Por fuera del ritmo de la plantación y de los controles de la Habana se desarrolla al sur y al oriente de Cuba una zona de palenques, rochelas y contrabandos, en donde se “acriollan”, como anota Benítez Rojo, distintas culturas africanas con contrabandistas blancos extranjeros y mestizos de la región, que le aportaron a la cultura cubana buena parte de los rasgos más sobresalientes de su identidad A mediados del mes septiembre del año 2003, en el marco del Simposio sobre la Historia de Cartagena de Indias organizado por el Banco de la República, el historiador y economista Adolfo Meisel Roca presentó la ponencia titulada: “¿Situado o contrabando?: la base económica de Cartagena de Indias y el Caribe neogranadino a fnes del Siglo de las Luces”. Mediante la revisión de las Cartas de cuentas de la Caja Real de Cartagena del Archivo General de Indias, el autor analizó los recursos económicos que entraban a la Provincia de Cartagena en el siglo XVIII. Posteriormente, apoyado en un ejercicio contrafactual, estudió las cifras que llegaban a la ciudad y la Provincia como resultado de los decomisos a los contrabandistas por parte de las autoridades virreinales. Por medio de este doble ejercicio, Meisel Roca concluyó que, contrario a lo que comúnmente se ha creído, la base de le economía de Cartagena no era el contrabando, sino los dineros provenientes de las remesas que el resto de Provincias, conocidas como Situado, enviaban a la ciudad; y más aún, que fue este factor el que dinamizó la economía del Caribe colombiano durante el siglo XVIII[1].

Lo que más llamó la atención de los académicos asistentes al Simposio no fueron estas conclusiones -por demás controvertibles[2], sino el último punto del estudio, en donde exploraba las causas que habían impedido el desarrollo de un sistema agrícola de plantaciones en el Caribe colombiano como el que se había dado en las colonias españolas, francesas e inglesas en el Caribe insular. El autor descarta otras explicaciones para el fenómeno, por ejemplo las

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