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Mas Que Nada


Enviado por   •  16 de Julio de 2013  •  2.809 Palabras (12 Páginas)  •  221 Visitas

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fundamental, de la forma como el aire penetra en la tierra, da su respuesta comparando con lo que sucede en el cuerpo del hombre; de esta manera se situaba en esa tradición estoica que bajo la influencia de médicos como Erasístrato había desarrollado analogías orgánicas aceptando que la tierra posee canales por donde circula el pneuma vivificante, al igual que ocurre en el cuerpo humano 6.

Conviene advertir aquí que en el empleo de analogías orgánicas es preciso distinguir grados de intensidad, que pueden suponer posiciones filosóficas diferentes. El razonamiento analógico es, desde luego, un hábito bastante común de la investigación científica, y permite explicar por analogía con los fenómenos que se conocen directamente aquellos otros que no pueden ser fácilmente aprehendidos por estar lejos de nuestro alcance. En este sentido las analogías orgánicas han podido ser usadas en la época clásica por autores muy diversos, aunque ello no suponga necesariamente la aceptación del sistema global de correspondencias entre microcosmos y macrocosmos. Es lo que ocurre con Aristóteles. En diversos pasajes de sus obras este filósofo usa laxamente de analogías orgánicas 7, pero ello más como una metáfora o como forma de razonamiento analógico que como aceptación de una simpatía o solidaridad más profunda. La prueba de ello es que el mismo autor llega incluso a criticar explícitamente el abuso de esta forma de explicación científica, cuando le parece que alguien se excede con ella 8. La correspondencia microcosmos - macrocosmos que algunos durante la edad media creyeron encontrar en la tradición aristotélica, y que fue usada por la astrología judiciaria, tiene un sentido totalmente diferente ya que, en todo caso, se refiere a una vinculación entre el mundo sublunar y el superior, y además no es seguro que siempre haya sido correctamente interpretada 9.

En realidad, es en la tradición filosófica del platonismo donde hay que buscar las raíces de la influyente concepción organicista. El cristianismo, que tan bien supo asimilar la tradición platónica, aceptó el sistema de correspondencias entre microcosmos, entendido como mundo del hombre, y macrocosmos, entendido como el conjunto del universo, el cual aparece usado y repetido por los padres de la iglesia y, luego, en la tradición agustiniana. Durante la edad media, el platonismo pervivió en el pensamiento europeo a través de Cicerón, de Boecio, de Ibn Gabirol y, sobre todo, de San Agustín 10. Dos líneas diferentes pueden distinguirse dentro del platonismo en la tradición medieval: la que lleva a la contemplación de mundos inteligibles fuera de la realidad física y que a través de la introspección, es decir del alma, llega a una intelección de la naturaleza y encuentra a Dios; y la que conduce a la contemplación del mundo físico producido por el plan creador de la divinidad11. Es dentro de esta última línea, ligada a la interpretación cristiana del Timeo, e influyente en la escuela de Chartres durante el siglo XII, que puede insertarse la aparición de la concepción organicista. El mundo físico, en su totalidad, se concibe en ella como un todo viviente y orgánico, con relaciones de simpatía entre sus partes y lazos estrechos con los cielos y con los elementos inferiores 12. Estas relaciones y lazos mutuos permitían por primera vez al occidente cristiano elaborar una interpretación física coherente del universo, y tenía una serie de consecuencias que alcanzaban a campos diversos del saber. En particular, la relación entre los cielos y el cuerpo humano y la constitución del hombre a base de elementos simples suponía una trasformación de la Medicina, ya que el médico solo podía realmente curar si poseía conocimientos amplios, incluyendo los astronómicos y alquímicos. La razón de ello radica en que estas amplias relaciones aceptadas entre todas las partes del universo exigían que la comprensión de lo que ocurre en el microcosmos humano se hiciera a partir de una concepción cosmológica más amplia, en la que la astrología y la alquimia tenían mucho que decir. Se comprende así la coincidencia de la física platónica y de la astrología y alquimia árabes realizada en la edad media, y el desarrollo que todo ello tendría en el Renacimiento. En cualquier caso, debe advertirse que esta interpretación físico-astrológica suponía - como ha señalado T. Gregory - un avance importante, ya que con ella la causalidad directa no se remitía a Dios sino a los astros, con lo que se abría el camino para interpretaciones naturales separadas de la teología.

Otra característica de la tradición platónica medieval merece también destacarse. Se trata del importante papel que en ella desempeña el sol en el cosmos y en la generación de las cosas terrenas. El sol, y el fuego, se convierten en el «spiritus vitalis» en «quasi artifex et efficiens causa», y por consiguiente en un principio activo fundamental para la explicación física del mundo. La fílosofía platónica al resaltar el papel del sol y del fuego enlazaba con la física pitagórica y estoica y con una tradición médica que también lo consideraba principio de vida y fuerza natural original 13.

Se comprende con todo lo dicho que durante el Renacimiento platonismo y alquimia se avinieran bien. Mientras que las corrientes platónicas volvían a insistir, entre otras cosas, en la unidad profunda del cosmos y en las relaciones de semejanza y solidaridad entre sus partes, magos y alquimistas con su ciencia mística y oculta utilizaban también esas relaciones de correspondencia articulada entre microcosmos y macrocosmos para perseguir los secretos de la naturaleza y asignaban al fuego un papel esencial en sus experiencias transmutatorias y en la purificación de las sustancias. La figura de Paracelso, y en general toda la tradición hermética - la que se remite a la mítica figura de Hermes Trimegisto 14 - deben citarse aquí, siendo evidente en la actualidad la relación entre ellas y las corrientes platónicas y neoplatónicas 15. En Paracelso - pero también en Cardano, en Gilbert, en Porta - alcanza su más acabada expresión ese mundo de la semejanza y la similitud tan bien caracterizado por Michel Foucault en Las palabras y las cosas 16 que caracterizaría - en contra de lo que él deja entender - no a todo el siglo XVI, sino sobre todo a esa corriente de pensamiento que se relaciona con la tradición platónica y Con la obra de los alquimistas árabes.

Como es sabido, la filosofía platónica fue conocida e influyente en la España del renacimiento, donde autores como Leon Hebreo, Juan de Valdes o Miguel Servet se insertan claramente en esta tradición 17. La figura de este último autor es particularmente interesante por su actividad geográfica como editor de Ptolomeo 18. Una parte importante del pensamiento español del renacimiento y siglo de oro

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