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Mexico, La Disputa Por La Nacion


Enviado por   •  31 de Octubre de 2013  •  1.673 Palabras (7 Páginas)  •  489 Visitas

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Diseñado como un análisis sobre las perspectivas y opciones del desarrollo que en los inicios de la octava década del siglo XX se proyectaban en el horizonte político-estratégico del país, la segunda edición que recién se acaba de hacer de México: la disputa por la nación (México, Siglo XXI), de los profesores Rolando Cordera y Carlos Tello, se nos ofrece como obra de inestimable valor por cuanto a las posibilidades que a su luz tenemos para realizar un balance histórico de los últimos treinta años, que es la distancia temporal que media entre la primera edición, de 1981, y la segunda, de 2010.

Al año de su aparición, en 1982, José López Portillo remataba su período presidencial con la sorpresiva medida de nacionalización de la banca, anunciada en su último informe de gobierno en ya memorable discurso. El antagonismo que durante su sexenio y el anterior se había generado entre los grupos de poder económico y los sectores nacionalistas del régimen de un PRI que se consideraba aún heredero genuino de la Revolución mexicana alcanzaba su más alto grado de tensión, precipitando la consolidación –y a la postre triunfo e imposición– de una de las alternativas que Cordero y Tello detectaban en su cuadro analítico, a saber, la alternativa de desarrollo neoliberal. A treinta años de la nacionalización de la banca, el balance es su casi total extranjerización: salvo uno o dos bancos (uno de los cuales es el del emporio de Carlos Slim: el banco INBURSA) el sistema financiero mexicano está controlado en su totalidad por bancos extranjeros.

La otra opción era la nacionalista, en la que muy bien podría de hecho insertarse la trayectoria ideológica del propio presidente López Portillo, al margen de la polémica que en torno de él y su legado se ha generado desde entonces.

Se trata de un ensayo sobre el contenido orgánico de la acción estatal y sobre la dialéctica dada en función de, en efecto, una disputa por la nación que se perfilaba como decisiva en los inicios de la década de 1980 en tanto que quedaba incardinada dentro de un esquema global de crisis y reorganización del sistema capitalista internacional a cuyos designios era imposible que México no quedara sometido.

En el prólogo a la primera edición, afirmaban en efecto Cordera y Tello:

«Este ensayo se dedica a presentar y examinar las opciones polares dentro de las cuales se piensa que va a tener lugar el futuro desarrollo de México. Se trata de opciones dentro de un sistema dado y no de alternativas a tal sistema. Dicho de otra forma: esta exploración prospectiva parte del supuesto central de que el orden constitucional, político y económico surgido de la Revolución mexicana es viable, en el sentido de que puede mantenerse como cauce para la evolución social del país; supone además, que esta evolución, basada en una potencialidad económica considerable ahora ampliada significativamente con el petróleo, tiene varias opciones con posibilidades de convertirse en estrategias y política dominantes dentro del Estado, sin que para ello fuera necesaria una ruptura más o menos drástica del régimen político vigente.» (pág. 42.)

Una de las opciones era y ha sido, como ya decimos, la neoliberal, implantación de la cual representaría la presencia consolidada en los planos estratégicos y de dirección del Estado de las fuerzas y grupos socio-económicos que dominaron la configuración del país a partir de la posguerra. Tal predominio, decían los autores en 1981, ‘se expresaría no sólo en los espacios económicos superiores y modernos, sino en todos los ámbitos de la vida estatal, la cultura y las relaciones sociales. Todo lo anterior, además, sucedería dentro de la perspectiva de una acelerada integración global con la sociedad norteamericana’ (pág. 43). Integración que habría de hacerse efectiva más o menos quince años después, con la firma del Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Canadá y México, en 1994 y a instancias del entonces presidente de México, Carlos Salinas de Gortari.

La segunda opción era y, de alguna manera, sigue siendo la nacionalista, y su implantación habría de significar una suerte de reactualización del proyecto nacional de desarrollo perfilado en el proyecto constitucional de 1917 y que durante la tercera década del siglo pasado fue puesto en práctica y consolidado orgánicamente a través de la conjugación (o alianza) del movimiento popular (particularmente la clase obrera organizada) y el grupo gobernante liderado por el general Lázaro Cárdenas.

Eran dos opciones polares que identifican los autores como inmanentes al sistema político constitucional de México y no como alternativas a él, como pudo haberlo sido, por ejemplo, y al margen de que haya sido viable o no, la opción socialista.

En la segunda edición, de 2010, La disputa por la nación viene antecedida con un nuevo prólogo de los autores de sugerente –y sintomático– título: Lo que queda por disputar. El triunfo en cierta medida avasallador del proyecto neoliberal en México (reprivatización y extranjerización de la banca, desmantelamiento y adelgazamiento del gobierno, tecnocratización de la política, desarticulación de la clase trabajadora, desnacionalización de la matriz ideológica del PRI y eventual alianza fáctica con el Partido Acción

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