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La existencia de Machupicchu


Enviado por   •  3 de Septiembre de 2011  •  Trabajos  •  1.094 Palabras (5 Páginas)  •  1.272 Visitas

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Si China tiene su GRAN MURALLA; Roma, su COLISEO; Babilonia, sus JARDINES; Egipto, sus PIRÁMIDES; y Grecia, su PARTENÓN; los peruanos nos sentimos orgullosos de tener las ruinas de Machupicchu, testimonio de la grandeza del imperio de los Incas.

RVDA Madre Directora del I.E “STA ROSA”

SEÑORAS Y SEÑORES MIEMBROS DEL JURADO;

DISTINGUIDA CONCURRENCIA: Tengan ustedes muy buenos Días

La existencia de Machupicchu significa que nuestra historia no es un cuento ni una leyenda, como mucha gente trata de hacernos creer, significa la prueba fehaciente de que, aquí, en nuestra patria existió el imperio más poderoso y desarrollado de América.

La MONTAÑA VIEJA, como significa en castellano, es una obra maestra de arquitectura e ingeniería, cubierta por un velo misterioso. ¿Qué fue, en realidad?: ¿Una fortaleza construida para prevenir la invasión de las tribus amazónicas? ¿Una capital religiosa o simplemente un lugar de culto consagrado al sol? ¿Fue acaso el último refugio de las Vírgenes del Sol, o la última capital inca? No se sabe con certeza.

Lo cierto es que hoy se ha convertido en uno de los sitios más populares del planeta. Se encuentra registrado por la UNESCO como PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD y es una de las 7 nuevas maravillas del mundo moderno.

Machupicchu, visto desde el aire, se muestra como un mosaico pintado por la mano de Dios, con el caudaloso río Urubamba en su parte central y dos grandes cadenas de montañas que se precipitan hacia ambos lados de un profundo valle cubierto por una flora y fauna muy diversa.

El viento barre complacido las planicies de ichu y las rocas se pueblan de líquenes y musgo. En este territorio se refugia la taruka el mayor y más elusivo de los cérvidos de los Andes; viven las juguetonas vizcachas, los roedores típicos de las alturas, y el puma o león de la sierra; y su cielo es sobrevolado por el imponente cóndor.

Son los bosques enanos, un escenario de árboles retorcidos donde las dimensiones parecen haberse trastocado por capricho de la naturaleza: aquí los árboles son pequeños y los musgos, gigantes; los venados miden unos cuantos centímetros y los picaflores el tamaño de una paloma.

Cuando el misterioso velo de niebla que cubre el santuario se abre da paso a una visión mágica y maravillosa, este es uno de los ambientes más prolíficos y desconocidos de la naturaleza, un reino de cascadas y seres misteriosos donde los árboles crecen casi colgados de los acantilados, aprovechando el escaso suelo fértil que ellos mismos producen y se sujetan a las grandes rocas de granito que afloran de las montañas. Este es el hogar del colorido gallito de las rocas, ave nacional del Perú, de bandadas de tangaras multicolores, de tucanes esmeralda y quetzales de altura; de tigrillos y coatíes; el reino de los helechos gigantes, las bromelias y las orquídeas, esas hermosas flores que semejan aves del paraíso.

Sin embargo, el principal valor del Santuario reside en el rol que juegan los densos bosques de sus montañas para el mantenimiento del equilibrio hídrico de la región, captando el agua de las lluvias y conduciéndola, sin causar erosión, hasta el curso del Urubamba. Si estos bosques desaparecieran, se perderían con ellos numerosas especies de flora y fauna únicas y casi desconocidas para la ciencia; pero sobre todo se iniciaría en el área un irreversible proceso de deterioro ambiental que

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