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Pensamiento Politico Indigena


Enviado por   •  4 de Octubre de 2013  •  4.903 Palabras (20 Páginas)  •  487 Visitas

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUACION

MISIÓN SUCRE

ALDEA UNIVERSITARIA MAC GREGOR II

SAN FERNANDO – ESTADO APURE

PENSAMIENTO POLÍTICO INDIGENA

(UNIDAD NRO. 1)

Facilitador: Vencedoras:

Abog. Ubaldo Hidalgo Muñoz Roicellys

Cátedra: C.I: V- 25.968.381

Pensamiento Político Torres Franchesca

C.I: V- 20.091.224

San Fernando, 05 de Octubre del 2013.

 COSMOVISIÓN DEL MUNDO INDÍGENA.

La cosmovisión está íntimamente ligada a la religión, la política, la economía y el medio ambiente. En los sistemas cosmológicos de los indígenas mexicanos la tradición tiene un enorme peso y, gracias a las investigaciones de arqueólogos, historiadores y lingüistas, ha sido posible conocer el origen prehispánico de muchos de los elementos que forman los sistemas actuales de creencia y conocimiento.

La cosmovisión expresa la relación de los hombres con los dioses, establece el orden jerárquico del cosmos, la concepción del cuerpo humano, estructura la vida comunitaria y agrupa el conjunto de los mitos que explican el origen del mundo. La cosmovisión indígena tiene un claro origen agrícola; en ella el medio ambiente (el territorio real y simbólico es un factor fundamental y tiene como uno de sus rasgos característicos el que no exista una separación -como en el pensamiento occidental- entre naturaleza y cultura, orden natural y orden social, individuo y sociedad.

El ámbito de lo sobrenatural ocupa un lugar preponderante de la cosmovisión y tampoco está desligado del mundo social. Se considera que el orden político está fundado en la jerarquía divina, que numerosas enfermedades del cuerpo son resultado de la acción de desequilibrios o daños causados por fuerzas sobrenaturales. Las calamidades, las tensiones sociales y los enfrentamientos entre individuos o grupos también pueden ser entendidos como resultado de un conflicto entre los hombres y la divinidad (los dueños de aguas, bosques, cuevas, montes, cerros).

La intervención de los dioses se busca constantemente para obtener la protección y conseguir el buen desempeño de las distintas actividades de la vida cotidiana. En el nacimiento, el matrimonio, la construcción de una casa y de un temazcal o la preparación de la milpa para la siembra se invoca la ayuda de las divinidades o se busca ahuyentar aquellas entidades que pudieran ser una amenaza para la tarea que se lleva a cabo.

En las cosmovisiones indígenas el tiempo y el calendario ocupan un lugar destacado. Los mitos sobre el origen del mundo establecen cómo se pasó de un tiempo primordial, dónde sólo existían los dioses, al tiempo de los hombres. Por su parte, tanto el calendario de 365 días como el ritual de 260 tienen una importancia clave en los sistemas cosmológicos y en la organización de la vida social. El calendario no sólo determina los tiempos adecuados para la siembra y la cosecha, sino que fija los días en que deben realizarse las fiestas religiosas, las cuales sirven para adorar a los dioses (y desde tiempos coloniales a los santos patronos), realizar intercambios comerciales y renovar las autoridades tradicionales.

Existe también una estrecha relación entre el conjunto de los sistemas de creencias y saberes y la estructura familiar. Las comunidades indígenas suelen estar formadas por familias extensas, cuyo vínculo no es exclusivamente consanguíneo sino que está establecido en términos de la pertenencia a un linaje en que un dios tutelar es considerado como el antepasado común de los miembros del grupo.

 RESISTENCIA INDÍGENA COMO GERMEN DEL PENSAMIENTO EMANCIPADOR.

Nuestros aborígenes desde que Cristóbal Colon” descubriera” América de 1492, se han resistido a dejar que los españoles y nosotros sus descendientes, cambiemos sus costumbres, y con justa razón, pues ellos son los verdaderos dueños de esta tierra.

Su amor por la vida y por su milenaria historia les ha dado valor para luchar por sus derechos, han intensificado sus reclamos y se han preparado para reivindicarse.

A pesar del tiempo trascurrido han logrado que sus costumbres, su lengua nativa y raza pura perduren. Primero los conquistadores españoles, sus representantes y luego los gobernantes de la república solo se han dedicado a obligarlos e inducirlos a que aprendan nuestra lengua pero ¿Por qué no aprendemos nosotros también su idioma? Después de todo es el idioma que nos corresponderá hablar.

Los españoles trajeron sus ideas de superioridad de la raza blanca, y solo porque estaban más adelantados que nuestros nativos en ciertos avances de civilización, solo porque según ellos Dios les había encomendado el sagrado y privilegiado deber de evangelizar a los salvajes, sin derecho real alguno, les arrebataron su territorios, los obligaron a trabajar cual animales de carga, día y noche durante y sin descansar para servir a sus manos.

Ya dice el refrán “no hay mal que dure 100 años ni cuerpo que lo resista” sin embargo en este caso, pasaron 100 años y más, hasta que los indios mal nombrados así, empezaran a comprender el estado de miseria en la que estaban sumidos. El gobierno y la sociedad civil, poco a poco, están aprendiendo a valorarlos y respetarlos, ya no pueden estar confiados en que los indiecitos no harán ningún tipo de reclamos por los abusos de que son objeto.

Es cierto que los españoles nos enseñaron mucho y que nos trajeron numerosos frutos y animales que en nuestro continente no existían, pero abramos los ojos y entendamos nuestra historia, porque nosotros también les dimos mucho, con nuestro trabajo, nuestras pertenencias y nuestras riquezas, ellos llegaron a cambiarlo todo de repente y tan drásticamente, nos arrebataron nuestras creencias, nuestras costumbres, se llevaron el oro, alteraron nuestra paz y mezclaron nuestra raza.

Los españoles celebran la conmemoración de cada 12 de octubre, del descubrimiento de América como ellos lo denominan; pero nuestros aborígenes recuerdan en esa fecha los años que han mantenido su resistencia indígena, pues este continente ya estaba poblado cuando llegaron los libe ricos, por tanto no se trata de un descubrimiento. Los conquistadores lo que hicieron fue unir lazos entre dos continentes que no se conocían entre si; el primero, Europa que se encontraba en pleno apogeo de la civilización, y el segundo América, que iba progresando lentamente.

Por lo tanto, fue tan solo el encuentro entre dos culturas, no un descubrimiento.

Conozcamos nuestra historia, entendámosla, porque es la única forma en que aprenderemos a respetarnos. Debemos apoyar a nuestros nativos en la defensa de sus derechos, aquellos derechos que les legaron sus antepasados y que durante siglos les han sido negados. Tenemos el deber de gritarle al mundo que nosotros no somos ni hemos sido nunca inferiores a los españoles y en general a los europeos, pues bajo el color de la piel, tenemos la misma estructura física.

Es nuestra obligación preservar lo poco que nos queda de nuestro pasado, porque si permitimos su destrucción o desaparición, en el futuro nuestros hijos no podrán conocer su verdadero origen ni como los conquistadores cambiaron nuestras vidas y lo principal, es conocer el atropello a nuestra cultura ancestral, no permitiremos que se repita con nosotros, ya que en la actualidad, algunos países pretenden atribuirse el rol de salvadores del mundo, como en su momento lo hicieron roma y nuestros conquistadores.

 CONFEDERACIÓN INDÍGENA DE GUAICAIPURO.

Fue un nativo indígena, jefe de varias tribus Caribes, con el título “Guapotori” —Jefe de jefes— originario del grupo Teques. A pesar de ser conocido hoy como Guaicaipuro, en los documentos del tiempo su nombre fue escrito como «Guaicaipuro». La Biografía Guaicaipuro formó una coalición de gran alcance en contra de la conquista española del territorio de la actual Venezuela, con diversas tribus que él condujo durante el siglo XVI (16) en la región central del país, especialmente en Valle de Caracas. Él dirigió, entre otros, a los Caciques Naiguatá, Guaicamacuto, Chacao, Aramaipuro, Paramaconi y a su propio hijo Baruta.

Guaicaipuro en la actualidad es uno de los Caciques más famosos e ilustres. El área ocupada en nuestros días por la ciudad de Los Teques, fue poblada por varios grupos indígenas, los cuales contaban cada uno con su propio cacique. La tribu de Guaicaipuro, que abarcaba un área desde Turgua al este, hasta donde hoy se encuentra San José de los Altos, al oeste, era una de las más grandes. Uno de sus hijos varones, Baruta, se convirtió también en Cacique y dominaba el área del actual municipio de igual nombre. Otras hijas de Guaicaipuro eran, al parecer, Tiora y Caycape.

Los españoles descubrieron oro en el área de Los Teques hacia 1560, y como comenzaron a poblar el sitio de las minas para extraerlo, Guaicaipuro, sintiendo su tierra invadida, les atacó junto a otros caciques aliados, entre ellos Terepaima, forzando a los españoles a abandonar el lugar.

Después del ataque, el gobernador de la provincia de Venezuela, Pablo del Collado, envió a Juan Rodríguez Suárez en 1561 para pacificar el área. Rodríguez Suárez, creyendo que había alcanzado su tarea al repeler a Guaicaipuro de la zona, deja el área al cuidado de algunos mineros y de tres de sus hijos, mientras exploraba los términos de Caracas.

Una vez que los soldados españoles se marcharon del lugar, Guaicaipuro asaltó de nuevo las minas y mató a todos los trabajadores, así como a los hijos de Rodríguez Suárez. Inmediatamente después de eso, Rodríguez Suárez, que estaba en camino a la ciudad de Valencia, con el propósito de reunirse con los españoles leales al rey, que intentaban detener al caudillo rebelde Lope de Aguirre (conocido en Venezuela como El Tirano, de los conquistadores del Perú, venido por el Amazonas en 1561 y alzado contra la Corona), fue emboscado por Guaicaipuro y el cacique Terepaima, que le dieron muerte durante su trayecto. Iba con un contingente reducido de seis soldados.

Después de estos sucesos, Guaicaipuro se convirtió en la figura principal y central en la sublevación de todas las tribus nativas de la provincia de Caracas, y logra unirlas a todas bajo sumando. En 1562 Terepaima derrota a una fuerza expedicionaria conducida por el capitán Luis de Narváez, matándolo a él y a 150 de los expedicionarios. Debido a los ataques feroces por parte de los indígenas, los españoles se retiraron lejos del área durante varios años.

En 1567, poco después de vencer en la Batalla de Maracapana, el capitán Diego de Losada entra al valle de San Francisco y ese año o el siguiente, puebla la ciudad de «Santiago de León de Caracas». Los españoles se preocuparon por la cercana presencia de Guaicaipuro y de sus hombres y, dada la fama de sus ataques hacia los conquistadores, decidieron no esperar un ataque de él, con lo que, como movimiento preventivo, Diego de Losada encomendó al alcalde de la ciudad, Francisco de Infante emprender la misión de capturar a Guaicaipuro y ‘pacificar’ a los otros Caciques.

A fines de 1567 o inicios de 1568, Francisco Infante y sus hombres, conducidos por guías nativos que habían sido chantajeados, dieron con el paradero de la choza de Guaicaipuro, en las cercanías de Paracotos. Según la leyenda, Guaicaipuro prendió fuego a su choza y se suicidó antes de permitir que los españoles lo encontraran con vida. Sin embargo, la otra versión sobre su muerte, que es la que ofrece el historiador José de Oviedo y Baños en su obra publicada en1723, narra que tras una larga batalla por su vida, los españoles, imposibilitados de entrar a la choza, decidieron lanzarle una bomba de fuego sobre el techo de paja, obligando con ello a salir a Guaicaipuro que perece luchando con la espada que le había ganado a Rodríguez Suárez.

Todos estos datos son tomados de la obra de Oviedo y Baños, Historia de la conquista y población de la Provincia de Venezuela, quien es el único que ofrece estos detalles de Guaicaipuro. Pues sobre la existencia o no de Guaicaipuro como líder de la Confederación Indígena de Caracas no hay hasta hoy pruebas documentales ciertas. Existen algunos escasos documentos copiados de otros de 1585, que mencionan de pasada a Guaicaipuro como simple cacique de los Teques, pero su papel de líder heroico de la resistencia indígena de Caracas es sólo sustentado por la narración del historiador José de Oviedo y Baños, que escribe sobre esos hechos en 1723, y en cuya obra se han descubierto numerosos errores históricos.

De hecho, Oviedo es el que inicia narrativamente la supuesta existencia histórica de Guaicaipuro como líder de la resistencia indígena, pues en los amplios archivos documentales que hablan del período entre 1568 y 1723 no se menciona esta gesta descrita por Oviedo en ninguna forma El Legado de Guaicaipuro está muy latente en la zona central del país, específicamente en Caracas y el Estado Miranda.

Los restos de Guaicaipuro fueron trasladados al Panteón Nacional de manera simbólica, el 8 de diciembre de 2001, asignándole un espacio junto a los próceres de Venezuela, encabezados por Simón Bolívar, el Libertador.

 POPOL VUH

Texto escrito en lengua quiché (grupo étnico de la familia maya) a mediados del siglo XVI por algún miembro de la citada etnia que ya había sido instruido por los españoles, en tanto que compuso la obra con caracteres del alfabeto latino. El Popol Vuh (cuya traducción aproximada sería Libro del Consejo o Libro de la Comunidad) supone un auténtico compendio de la cosmogonía y pensamiento quichés (y, por extensión, de la mitología maya) que posiblemente sólo habían perdurado por tradición oral.

El texto manuscrito del Popol Vuh fue descubierto a principios del siglo XVIII por el religioso dominico español Francisco Jiménez mientras predicaba en la actual población guatemalteca de Santo Tomás Chichicastenango. El hallazgo se produjo en un convento franciscano adyacente a la iglesia de Santo Tomás de dicha localidad. Jiménez lo estudió, transcribió y tradujo al castellano bajo el título Libro del común.

Posteriormente, el ejemplar fue localizado en España por el abate Brasseur de Bourbourg, quien lo tradujo al francés y publicó en 1861 en París. Con anterioridad había sido traducido al alemán por Carl Scherzer (1857). En la actualidad, el manuscrito del Popol Vuh se encuentra, incluido en la Colección Ayer, en la Biblioteca Newberry de Chicago (Estados Unidos).

El erudito español Adrián Recinos comparó y corrigió las versiones existentes para elaborar una nueva traducción (1946), fruto de una ardua investigación y profundo conocimiento de la lengua original.

El propio Recinos explica, “El documento... contiene las ideas cosmogónicas y las tradiciones de este pueblo, la historia de sus orígenes y la cronología de sus reyes, hasta el año 1550”. En efecto, el Popol Vuh está compuesto por cuatro partes que narran la creación del Universo y del hombre, la historia, las tradiciones y la cronología de los reyes quichés hasta 1550. A pesar de no haber tenido contactos con la civilización europea, los mayas quichés concibieron una explicación del nacimiento del mundo muy próxima a la que en el cristianismo proporciona el libro del Génesis.

Según el Popol Vuh, el mundo era nada hasta que los dioses, el Gran Padre (creador) y la Gran Madre (hacedora de formas) decidieron generar la vida. La intención de ambos era ser adorados por sus propias creaciones. Primero crearon la Tierra, después los animales y, finalmente, los hombres. Éstos fueron inicialmente hechos de barro, pero como el intento fracasó, el Gran Padre decidió extraerlos de la madera.

No obstante, los nuevos hombres eran altivos, vanidosos y frívolos, por lo que el Gran Padre los aniquiló por medio de un diluvio. Pese a este suceso, los dioses no desistieron y, en una última tentativa, crearon a los hombres a partir de granos de maíz molidos y, de los cuerpos de aquéllos, a cuatro mujeres. Una vez constituidas otras tantas familias, los dioses, temerosos de que a sus criaturas pudiera tentarlas la idea de suplantarlos en sabiduría, disminuyeron la vista e inteligencia de los ocho.

El Popol Vuh también relata las hazañas de dos hermanos gemelos, Hunahpú e Ixbalanqué, vencedores de las fuerzas malignas e hijos de una de aquellas mujeres que, pese a su virginidad, los concibió de manera milagrosa. Significado de los términos que conforman el nombre es: Popol: Palabra maya que significa reunión, comunidad, casa común, junta. Vuh: Libro, papel, árbol de cuya corteza se hacía el papel. En el libro se distinguen tres partes: La primera es una descripción de la creación del mundo y del origen del hombre, que después de varios fracasos fue hecho de maíz, el alimento que constituía la base de su alimentación. La segunda parte trata de las aventuras de los jóvenes semidioses Hunahpú e Ixbalanqué que termina con el castigo de los malvados, y de sus padres sacrificados por los genios del mal en su reino sombrío de Xibalbay.

La tercera parte es una historia detallada referida al origen de los pueblos indígenas de Guatemala, sus emigraciones, su distribución en el territorio, sus guerras y el predominio de la raza quiché sobre las otras hasta poco antes de la conquista española. Describe también la historia de los Reyes y la historia de conquistas de otros pueblos.

 OLLANTAY.

Ollantay u Ollántay es un drama escrito originalmente en quechua clásico, considerado por unos como de origen incaico y como tal la más antigua y rotunda expresión de la literatura quechua; y por otros como de origen hispano colonial.

El más antiguo manuscrito de esta obra perteneció al sacerdote Antonio Valdés (siglo XVIII), a quien por algún tiempo se consideró su autor original; pero existen otros manuscritos divergentes que han hecho pensar en la existencia de una fuente común, de más remoto origen.

La posición más aceptada actualmente es que la historia contada en el drama es de origen incaico, que fue conservada durante mucho tiempo como tradición oral, hasta que en la época colonial fue adaptada para su escenificación teatral según el molde occidental, aunque continúa en el anonimato el autor o autores de tal adaptación.

Fue publicado por primera vez en 1857, por Johann Jakob von Tschudi, en quechua y alemán. La primera versión en castellano apareció en Lima, en 1868, publicada por José Sebastián Barranca y subtitulada Los rigores de un padre y la generosidad de un rey; desde entonces han aparecido distintas versiones en diversos idiomas.

 TUPAC AMARU.

Túpac Amaru (fallecido en 1572), último soberano inca (1571-1572), gobernó desde Vilcabamba (la región peruana donde residieron los últimos gobernantes incas, desde Manco Cápac II). Fue hermano y sucesor de Titu Cusi Yupanqui.

Túpac Amaru asumió la dignidad imperial luego de que su medio hermano el Uari Inca Titu Cusi murió en 1570. Los incas creían que su medio hermano se había visto forzado a admitir a los sacerdotes misioneros en Vilcabamba y que los españoles lo habían envenenado.

En estos tiempos los españoles todavía no estaban advertidos de la muerte del anterior Uari Inca y habían enviado rutinariamente dos embajadores para continuar con las negociaciones en curso. El último de ellos fue el conquistador Atilano de Anaya quien tras cruzar el puente de Chuquichaca fue capturado y ejecutado junto con su escolta por el general inca Curi Paucar.

Al ser confirmada esta noticia por el cura de Amaibamba el nuevo virrey Francisco de Toledo decidió someter por la fuerza al reino de Vilcabamba. Apelando a la justificación de que los incas habían roto "la inviolable ley de todas las naciones del mundo: el respeto a los embajadores" el virrey declaró formalmente la guerra el 14 de abril de 1572.

Cansados de los abusos a que eran sometidos, y pensando que era posible sacudirse el yugo de la dominación española, los incas se sublevaron contra la autoridad colonial e instalaron su capital en Vilcabamba, desde donde, practicando una guerra de guerrillas, acosaron durante unos años a las tropas virreinales.

El Consejo de Indias dio instrucciones de que se reprimiera duramente la insurrección, y el virrey del Perú, Francisco de Toledo, envió un fuerte contingente al mando de Martín de Hurtado de Arbieto, que en 1572 tomó Vilcabamba e hizo prisioneros a Túpac Amaru y a sus colaboradores. Juzgado por alta traición fue ejecutado públicamente en Cuzco, desapareciendo con él la dinastía de los soberanos incas.

 TUPAC ATARI.

Julián Apaza Nina, más conocido como Túpac Catari, Túpaj Katari, Katari o Katari. La Paz, 15 de noviembre de 1781) fue un indígena aimara que lideró una de las rebeliones más extensas contra el Imperio Español en el Alto Perú, junto a su esposa Bartolina Sisa; y su hermana menor Gregoria Apaza. Fue sacristán y panadero antes de iniciar su rebelión. Adoptó el seudónimo de Túpac Katari en homenaje al cacique rebelde Túpac Amaru II que se levantó en el Cusco; y Tomás Catarí, cacique de Chayanta.

Como parte del levantamiento, Túpac Katari formó un ejército de cuarenta mil hombres y cercó dos veces por un tiempo en 1781 a la ciudad española de La Paz, pero los dos intentos terminaron en fracaso por maniobras políticas y militares de los españoles, así como alianzas con líderes indígenas contrarios a Túpac Katari. Finalmente todos los cabecillas de la rebelión fueron apresados y ejecutados, incluida su esposa, Bartolina Sisa, y su hermana, Gregoria Apaza.

Este levantamiento indígena de finales del siglo XVIII fue el más extenso geográficamente y con más apoyo. Tomó dos años a los virreinatos afectados sofocarlo. Los rebeldes asediaron la ciudad de La Paz desde el 13 de marzo de 1781 durante ciento nueve días sin éxito, debido a la resistencia y al apoyo de tropas mandadas desde Buenos Aires.

En ese contexto el virrey Agustín de Jáuregüi aprovechó la baja moral de los rebeldes para ofrecer amnistía a los que se rindieran, lo cual dio muchos frutos, incluyendo algunos líderes del movimiento. Túpac Katari, que no había aceptado la amnistía y se dirigió a Achacachi para reorganizar sus fuerzas dispersas, fue traicionado por algunos de sus seguidores y luego apresado por los españoles, la noche del 9 de noviembre de 1781. Durante el segundo cerco se unió a los rebeldes túpackataristas, Andrés Túpac Amaru, sobrino de Túpac Amaru II y vinculado sentimentalmente a Gregoria Apaza, hermana menor de Túpac Katari.

Como recompensa moral de los esfuerzos y sacrificios que tuvieron que soportar los españoles de la ciudad de La Paz, por cédula real del 20 de mayo de 1784, a la ciudad de La Paz le fue otorgado el título de "noble, valerosa y fiel".

 MANCO CAPAC.

Fue un Mítico soberano, fundador del Imperio Inca. A finales del siglo XII, Manco Cápac I guió a los incas, un pueblo de lengua quechua procedente de una pequeña isla del lago Titicaca, en el altiplano boliviano, hasta el valle de Cuzco, situado en los Andes peruanos, una depresión de clima agradable a pesar de su altura (unos 4.000 m sobre el nivel del mar), dado que se encuentra en la latitud de los trópicos.

Tras someter a los pueblos que habitaban el lugar, decidió establecerse en este valle de suelo fértil y abundantes bosques y prados, y hacia el año 1200 fundó Cuzco junto al río Huatanay. La ciudad, cuyo nombre en quechua significa «ombligo», se convirtió pronto en la capital de un gran imperio, que, entre los siglos XIII y XV, llegó a dominar un vasto y accidentado territorio que se extendía desde el norte de Ecuador hasta el centro de Chile, abarcaba la Bolivia andina y el noroeste de Argentina y tenía como centro Perú.

Manco Cápac fundó también la dinastía de los inca, o soberanos, que regiría este formidable imperio hasta su extinción en 1571, año en que los conquistadores españoles decapitaron en Cuzco a Túpac Amaru, el último inca. Al parecer, Manco Cápac murió a los setenta años de edad y fue sucedido por su hijo Sinchi Roca; parece probable que fuera embalsamado e inhumado en el gran templo del Sol, en Cuzco, como ocurrió con sus descendientes.

Tras su muerte, la figura de Manco Cápac I trascendió al personaje histórico para convertirse en un héroe mítico, protagonista de la narración que explica los orígenes legendarios del pueblo inca y de sus monarcas. Según el relato recogido, entre otros, por el cronista Garcilaso de la Vega, el Inca (1583-1613), ocho hijos del dios sol Inti, cuatro varones (Manco Cápac, Ayar Cachi, Ayar Ucho y Ayar Auca) y cuatro hembras, surgieron del fluido subterráneo por una cueva situada en la roca sagrada de Pacaritambo, a unos 30 Km al sudeste de Cuzco.

 ARTIGAS.

José Gervasio Artigas (1764-1850), militar y prócer nacional uruguayo. Nacido en Montevideo, pertenecía a una de las familias fundadoras de la ciudad. Al comienzo de su carrera castrense fue capitán del recién creado Cuerpo de Blandengues (instituido por la autoridad virreinal en 1797 para vigilar la actividad de los contrabandistas en las fronteras con los territorios brasileños).

Tras estallar en 1810 la insurrección contra el dominio español en el virreinato del Río de la Plata, la denominada Revolución de mayo, se unió a las fuerzas insurgentes y se dirigió a Buenos Aires para ofrecerles sus servicios. La Junta creada en dicha ciudad le otorgó el grado de teniente coronel, con el que marchó hacia la Banda Oriental (nombre que recibían los territorios situados al este del Río de la Plata, parte de los cuales constituye el actual Uruguay).

Las unidades patrióticas que estaban a su mando lograron una serie de victorias frente a los españoles durante la primera mitad de 1811 y sitiaron Montevideo hasta octubre de ese año, cuando la propia Junta provincial de esos territorios orientales se avino a seguir los designios del primer Triunvirato bonaerense, que había firmado un armisticio con los realistas.

Artigas y sus seguidores cruzaron en enero de 1812 el río Uruguay. La Banda Oriental hubo de enfrentarse desde entonces, también, a las ambiciones territoriales del Triunvirato de Buenos Aires. En abril de 1813, Artigas fue nombrado por un congreso provincial gobernador civil y militar provisional de los territorios, tras de lo cual envió diputados a Buenos Aires con instrucciones precisas: establecer las bases de un sistema federal de gobierno, en el cual uno de los estados miembros sería la propia Banda Oriental. Tras el rechazo de las instrucciones y de los propios diputados enviados, las relaciones de Artigas con el gobierno de Buenos Aires se debilitaron sensiblemente.

En 1814 organizó la Liga de los Pueblos Libres (donde pretendía integrar a todas las provincias rioplatenses de inclinaciones federalistas), de la que se declaró protector.

Logró liberar a Montevideo del control de los centralistas de Buenos Aires en febrero de 1815, marchando seguidamente hasta Santa Fe. Se negó a enviar diputados “libres” al Congreso de Tucumán (1816), que debería convenir la organización de las recién creadas Provincias Unidas del Río de la Plata, debido a la definitiva disidencia respecto de la política centralista bonaerense. Fue derrotado a finales de 1816 por las tropas portuguesas de Brasil, que tomaron Montevideo en su lucha contra los independentistas de los territorios orientales. Incapaz de expulsarles, y después de la definitiva victoria portuguesa (brasileña, para ser más exactos) en la batalla de Tacuarembó (22 de enero de 1820), la cual supuso la disolución de los denominados Pueblos Libres, fue excluido del acuerdo logrado entre los federalistas y los centralistas, o unitarios, rioplatenses (Tratado del Pilar, febrero de 1820).

Tras retirarse con el resto de sus tropas a la provincia de Entre Ríos, resultó finalmente vencido en sucesivos combates por el caudillo federalista y gobernador de esa provincia, Francisco Ramírez, en septiembre de 1820. El día 23 de ese mes Artigas se exilió en Paraguay, donde, treinta años más tarde, falleció. Considerado en Uruguay como un héroe y fundador de la patria, sus restos fueron enterrados en su ciudad natal en 1856. En 1884 se creó un departamento que llevaría su nombre, y cuya capital, San Eugenio del Cuareim, recibió en 1930 asimismo la denominación de Artigas, y cuya capital, San Eugenio del Cuareim, recibió en 1930 asimismo la denominación de Artigas.

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