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Política En Hannah Arendt


Enviado por   •  4 de Junio de 2013  •  8.421 Palabras (34 Páginas)  •  353 Visitas

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Política en Hannah Arendt

María del Mar Estrada Rebull*

RESUMEN El presente artículo expone el concepto de política en Hannah Arendt: La política no debería entenderse ni vivirse como una actividad propia de una élite, sino como el ámbi¬to de realización humana. Este artículo presenta los elementos necesarios para compren¬der el alto estatus que Arendt le da a la acción política. Se explican los supuestos antropológicos de la autora, así como su concepción de política como actividad cons¬tructora de un mundo específicamente humano. Lo anterior implica que la verdadera política raras veces se ha dado. Sin embargo; los humanos estamos facultados para ella y de nuestra libertad depende el ejercerla.

Palabras clave: Arendt, política, libertad, acción, humano.

ABSTRACT This article presents the concept of politics in Hannah Arendt: Politics should not be understood nor lived as an activity suitable only for elites, but as the sphere of human fulfillment. This article provides the necessary elements to understand the high status given to politics by Arendt. The author’s anthropological assumptions and her concept of politics as an activity that constructs a specifically human world are explained. This implies that true politics has rarely existed. Nevertheless, human beings possess the faculty for it, and its exercise depends on their liberty.

Keywords: Arendt, politics, liberty, action, human.

* Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, Guadalajara.

INTRODUCCIÓN

Hoy, cuando hablamos de política, normalmente nos referimos al actual sistema de partidos, al sistema económico y a la manera en que los poderosos toman decisiones. Esto que entendemos por política nos parece propio sólo de unas cuantas personas corruptas que abusan de su autoridad y perjudican a la mayo¬ría. Sin embargo, la política debería ocupar un lugar totalmente distinto en nues¬tro pensamiento y en nuestra vida. Se trata del espacio de realización humana por excelencia y, como tal, corresponde a todos los individuos ejercerla cotidia¬namente. El que hayamos dejado de darle esta acepción habla de las pocas po¬sibilidades que tenemos en nuestro mundo para actuar políticamente. Hannah Arendt, autora de estos diagnósticos, se da a la tarea de rastrear histórica y fenomenológicamente el origen de los prejuicios contra la política. Esta investi¬gación la realiza convencida de que, cuando se olvida que la libertad, la felici¬dad y el poder deben ser públicos y no privados, “ha comenzado a tener sentido la funesta ecuación de poder y violencia, de política y gobierno y de gobierno y mal necesario” (Arendt 2004: 183). El peligro de dicha ecuación prejuiciosa es que “la Época Moderna –que comenzó con una explosión de actividad humana tan prometedora y sin precedentes– acabe en la pasividad más mortal y estéril de todas las conocidas por la historia” (Arendt 2005: 339).

El concepto de política en Hannah Arendt amerita exponerse por su origi¬nalidad y relevancia. La idea de que la política es la actividad en la que el ser humano se realiza, no resulta fácil de aceptar. Para desarrollarla, este ensayo presenta una reagrupación libre de algunos contenidos arendtianos1. Primera¬mente, se explica lo que Arendt entiende por hombre. Una nueva definición de política requiere una nueva definición de hombre. Dicha definición no está enun¬ciada de una vez por todas en la obra de Arendt, sino que trasluce a través de la misma y permanece abierta. La vida del hombre, tal como lo entiende nuestra autora, consiste sólo parcialmente en las actividades que corresponden a su ciclo biológico. La otra parte de la vida, la que vale la pena, se desarrolla en otro ámbito: el de la acción política. Al examinar las tres categorías de la vida activa

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Se contemplaron los libros De la historia a la acción, La condición humana, La vida del espíritu, ¿Qué es la política? y Sobre la revolución.

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(labor, trabajo y acción), veremos por qué Arendt considera ciertas actividades humanas como meramente biológicas. Asimismo, comprenderemos lo que ella valora en el ser humano y por qué lo llama política. Además de este análisis de la vida activa, es necesario estudiar lo que acontece en la vida interior del hombre; lo que Arendt llama vida del espíritu. Ésta no se puede dejar de lado al presentar nuestro nuevo concepto de política, pues da cuenta del hombre político en su dimensión intangible. El pensamiento, la voluntad y el juicio (que son las tres facultades de la vida del espíritu) le dan profundidad al ser humano que previa¬mente habremos retratado en su faceta activa. Al terminar este primer capítulo sobre antropología arendtiana, sabremos ya qué es lo político en el hombre y por qué Arendt lo pone tan en alto. Después examinaremos qué es esta política en la que todos deberíamos participar. Apartaremos los prejuicios que la oscurecen para poder conocerla tal como se concebía en la antigua Grecia; como el espacio deseado de realización humana. Dicha realización política sólo se puede enten¬der contextualizándola en un mundo. Por consiguiente, será necesario analizar lo que nuestra autora entiende por mundo, pues éste es específicamente huma¬no; no existiría como tal sin los hombres, cuya humanidad se manifiesta al cons¬truir y habitar este mundo. Finalmente, cuando ya sepamos cuál es la vida del hombre, qué es la política y en qué mundo la vive, no nos faltará sino hablar de la trayectoria que ha tenido la política en el mundo, según la interpretación arendtiana. Veremos entonces que el diagnóstico no es optimista, pues los requi¬sitos que Arendt considera necesarios para que exista la acción política están muy alejados de lo que tenemos.

Las experiencias fundamentales del tiempo en que Arendt desarrolla su teoría política son el totalitarismo y el peligro de la exterminación de la humani¬dad por las armas nucleares. Hoy el contexto es diferente, pero similar en la carencia de posibilidades para la auténtica acción política. Ésta, a pesar de ser tan propiamente nuestra, no nos es dada como una garantía, pues su especifici¬dad es que depende de nosotros y de nuestra libertad. Por lo mismo, corremos el riesgo de perderla si no la ejercitamos activamente, corremos el riesgo de perder el mundo humano; nuestra misma humanidad. Contra esto, es necesario explo¬rar los matices de lo político para saber cuáles podrían ser sus espacios de exis¬tencia, dónde cabría buscarlos y cómo deberíamos construirlos.

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