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Proceso Legislativo


Enviado por   •  13 de Octubre de 2012  •  5.533 Palabras (23 Páginas)  •  457 Visitas

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MEDITACION:

EL ARTE DEL EXTASIS

PREFACIO

Introducción

Meditación, el Arte de la Celebración

Educamos a los niños para enfocar su mente, para concen¬trarla, ya que sin concentración serían incapaces de en¬frentarse a la vida. La vida lo exige; la mente debe ser capaz de concentrarse. Pero en el momento en que la mente es capaz de concentrarse se vuelve también menos consciente. Ser conscien¬te significa tener una mente despierta pero no enfocada. La per-cepción es el conocimiento de todo lo que está sucediendo.

La concentración es una elección. Excluye todo, excepto su propio objetivo de concentración. Es, por tanto, una limitación. Si vas andando por la calle tendrás que enfocar tu consciencia para poder caminar. Ordinariamente no podemos ser conscientes de todo lo que está pasando, ya que si somos conscientes de ello, acabaremos desconcentrados. En consecuencia, la concentración es una necesidad, una necesidad de supervivencia en la existencia diaria. Por ello cada cultura, en sus formas propias, trata de adiestrar la mente del niño.

Los niños, por naturaleza, nunca están enfocados. Su cons¬ciencia está abierta hacia todos lados. Todo entra; nada es excluido. El niño está abierto a toda sensación; cada sensación es integrada en su consciencia. ¡Y la está penetrando tanto! Esta es la razón por la cual el niño es tan titubeante, tan inestable. La mente incondicionada del niño es un flujo, un fluir constante de sensaciones; pero sería incapaz de sobrevivir con esta clase de mente. Deberá aprender a focalizar su mente, a concentrarse.

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Desde el momento en que enfocas la mente, eres consciente de algo determinado y simultáneamente inconsciente de otras muchas cosas. Cuanto más enfocada está la mente, más éxito obtendrá. Llegarás a ser un especialista, serás un experto; pero el resultado consistirá en conocer cada vez más de una parte y menos del todo.

La focalización es una necesidad existencial, y nadie es responsable de ella; se la requiere desde que la vida existe. Pero no es suficiente. Cuando llegas a ser alguien práctico y tu cons¬ciencia queda focalizada, niegas a tu mente mucho de lo que es capaz. No estás utilizándola ampliamente; estás usando sólo una porción muy pequeña de ella, y el resto la mayor parte permanece inconsciente.

De hecho, no hay frontera entre consciente e inconsciente. No existen dos mentes. "Mente consciente" significa esa parte de la mente que ha sido usada en el proceso de focalización. "Mente inconsciente" es esa otra parte de la mente que ha sido desa¬tendida, ignorada, encerrada. Esto crea una división, una rotura. La mayor parte de tu mente llega a ser extraña para ti mismo. Estás separado de ti mismo; eres un extraño ante tu propia totalidad.

Sólo una pequeña parte está siendo identificada como tu yo". y el resto se pierde. Pero la parte inconsciente restante estará siempre allí como una potencialidad sin usar, corno posibilidades sin realizarse y como aventuras no vividas. Esta mente incons¬ciente, este potencial, esta mente no utilizada, estará siempre en conflicto con la mente consciente, Por esto siempre habrá una lucha interior.

Los hombres están en conflicto a causa de esta división entre el inconsciente y el consciente. Pero sólo si se permite germinar el potencial, el inconsciente, podrá percibirse la felicidad de la existencia... de otra manera no.

Tu vida será una frustración si la mayor parte de tus potencialidades permanecen ocultas. Por ello, cuanto más práctica es una persona, menos plenitud encuentra, menos feliz es. Cuanto más práctica es la actitud, cuanto más se halla metido uno en la vida de negocios, menos se vive, menos extasiado se está. Ha sido negada aquella parte de la mente que no puede ser de

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utilidad en el mundo de lo práctico.

La vida práctica es necesaria, pero lo es a un elevado precio: has perdido la dimensión festiva de la vida. Si todas tus potencia¬lidades florecen, entonces la vida es una fiesta, una celebración; la vida es entonces una ceremonia. Por ello digo siempre que la “religión" quiere decir transformar la vida en una celebración. La dimensión de la religión es la dimensión de la fiesta, de lo no práctico.

La mente práctica no debe ser considerada como el todo. El resto, lo mayor, la mente total, no debería ser sacrificado por ella. La mente práctica no debe ser el objetivo. Existirá, sí, pero como un medio. La otra mente la restante, la mayor, la potencial debe ser la meta. Eso es lo que quiero decir con la expresión "enfoque religioso".

Con un enfoque no religioso, la mente práctica, la utilitaria, se convierte en la meta. Cuando ésta es el objetivo, el inconsciente no tiene posibilidad de realizar su potencial. El inconsciente será negado. Si lo utilitario es la meta, significa que el sirviente está haciendo el papel de amo.

La inteligencia, la focalización de la mente es un medio hacia la supervivencia, pero no hacia la vida. El sobrevivir no es la vida. Sobrevivir es una necesidad, existir en el mundo material es una necesidad, pero la meta es conseguir llevar a la superficie el potencial oculto, todo lo que se entiende con la palabra “tú". Si estás completamente satisfecho, si nada queda como semilla dentro de ti, si todo se realiza, si eres un constante florecer, entonces y sólo entonces puedes sentir la felicidad, el éxtasis de la vida.

La parte negada de ti, la parte inconsciente, puede ser activa y creadora sólo si le añades una nueva dimensión a tu vida: la dimensión de la fiesta, la dimensión del juego. Así, la meditación no es un trabajo, es un juego. El orar no es un negocio, es un juego. Meditación no es algo a hacer para conseguir un objetivo paz, felicidad... sino algo para ser disfrutado como fin en sí mismo.

La dimensión festiva es la que más importa que entendamos...

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y la hemos perdido totalmente. Con "festivo" quiero decir la capa¬cidad de gozar, momento a momento, de todo cuanto llega a ti.

Estamos tan condicionados y nuestras costumbres son tan mecánicas, que incluso nuestras mentes están ocupadas cuando no tenemos nada que hacer. Cuando no necesitas estar focalizado, sigues focalizado. Incluso cuando estás jugando, no juegas. No disfrutas del juego.

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