Relación Entre Estado Y Educación

RELACION ENTRE ESTADO Y EDUCACION

Empecemos clarificando los términos. El Estado es un ente jurídico establecido en sus obligaciones por la Constitución de la República, que el parlamento ha votado en representación del pueblo.

El estado puede asumir una forma política, como aquellos que declaran ser subsidiarios, es decir, que favorecen el libre comercio toda vez que ese Estado no hace nada que puedan hacer los privados. O bien aquellos que declaran que el bien común es el bien de la mayoría y dejan de lado entonces a lo que consideran una minoría, lo cual es una forma muy cínica de evitar responsabilidades con los grupos marginados habidos o por haber. Todo esto, por supuesto, dentro de la legalidad internacional y sin hacer definiciones. Una forma de cerrar los problemas posibles de reclamos, es dejar cerrada la posibilidad de cambios señalando que las modificaciones son de quórum calificado, es decir con una alta mayoría del parlamento, de manera que resulta sumamente difícil obtenerla.

Algunos Estados poseen maravillosas constituciones que no requieren prácticamente cambios a lo largo de los siglos, porque se basan más en principios generales que en explicitaciones sujetas a modificaciones por efectos de los cambios sociales en el tiempo; otras requieren de ajustes permanentemente.

Lo interesante es que sin excepción, todos los Estados se han fijado la obligación de dar educación a sus ciudadanos, algunos –la mayoría- declaran que debe ser obligatoria, ya sea la básica o también la educación media, constituyendo derechos del pueblo y una exigencia para el Estado. Lo que nadie explicita es que esa educación debe ser democrática, es decir igual para todos en calidad, sin distinción del nivel social de los ciudadanos que pueden demandar ese servicio.

Algunos expertos en asuntos militares han dicho que el único bien igualitario y democrático es la defensa nacional, porque se da en la misma calidad y proporción para todos los habitantes de la nación. En realidad es una afirmación vacía, una falacia, porque la educación es una inversión y la defensa es un gasto, por lo cual siendo categorías lógicas diferentes no ameritan comparación alguna ni es posible hacer ninguna generalización.

Ahora bien, ¿por qué algunos Estados –casi todos- son partidarios de la obligación de la educación? Es porque han comprendido que la educación es un bien que ayuda a la población a ser mejores ciudadanos, informados y participativos. Por lo demás se ha demostrado que una educación de calidad inmuniza contra la cesantía, la pobreza y promueve movilidad social. La clave está en el término calidad.

La discusión política, no la técnica, se ha centrado en dos aspectos que al parecen no son compatibles:

1) Educación basada en los contenidos, que se mide con tests de conocimientos. Esta modalidad es barata en la medición, pero ha producido un efecto perverso: los colegios, abrumados por esas pruebas, dedican largo tiempo a preparar la rendición de los tests, en lugar de centrarse en mejorar sus didácticas y cumplir con los programas de estudio. Es que si la educación es un negocio –vea la cantidad de políticos que tienen intereses económicos en universidades y colegios-entonces es mejor quien muestra a la comunidad los mejores puntajes y así se obtienen más clientes, en el caso de la educación pagada. En realidad no estamos pagando por mejor educación, sino por esos mejores puntajes, con lo cual no gana nadie, salvo los propietarios de esos establecimientos. El peligro de este tipo de educación aleja al estudiante de la vida real no entrega valores no permite el desarrollo emocional ni tampoco entrega los conocimientos fundamentales que analizamos en el apartado siguiente.

2) Educación basada en los logros, de manera que los estudiantes adquieran habilidades útiles en la vida y en su futuro académico y LABORAL . A manera ejemplar, ese estudiante, si ha recibido educación de calidad, tiene que haber logrado las metas siguientes:

a) Dominio práctico de las matemáticas y de la geometría a fin de aplicarlas a la vida real y académica

b) Dominio de principios lógicos que le permitan tomar decisiones razonadas y apropiadas, que le protejan de la pseudociencia y de la publicidad engañosa que se recibe de la TV especialmente; que pueda ser juicioso al momento de votar y pueda resolver su problemática vital con inteligencia, que tenga una actitud crítica frente al gobierno

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