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Émile Durkheim


Enviado por   •  5 de Junio de 2012  •  2.018 Palabras (9 Páginas)  •  3.611 Visitas

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Datos Biográficos

Émile Durkheim nació en Epinal (Lorena, Francia) en 1858, durante el apogeo del imperio bonapartista, aproximadamente un año después de la muerte de Comte, de cuyo legado teórico representa una continuación. Desarrolló su madurez intelectual durante la Tercera República Francesa, en la que la política de los liberales, anticlerical y antitradicionalista, pero también represiva frente a las reivindicaciones del movimiento obrero, sufre los embates del neobonapartismo de Boulanger y del antisemitismo y nacionalismo expresados en el caso Dreyfus . Se encargó de analizar los efectos de un proceso de industrialización ya consolidado y advirtió el progresivo deterioro de los lazos comunitarios, como consecuencia de la división del trabajo. Asumió la misión de colaborar en la consolidación de un orden moral que le diera a la nación francesa la estabilidad del antiguo régimen, pero fundada sobre otras bases.

En 1879 logró ingresar en la Escuela Normal Superior, una de las instituciones educativas más prestigiosas de París. En 1882, es nombrado docente de un curso de ciencia social y pedagogía en Burdeos. Allí se dedicó a dar clases de sociología, así como de ciencias de la educación. Dedicó sus esfuerzos a la docencia y a la realización de estudios, entre otros temas, sobre el delito, las leyes y la religión.

En 1898 fundó la primera revista de ciencias sociales en Francia, la Année Sociologique, que fue durante muchos años la principal publicación sociológica francesa.

En 1902 fue designado profesor titular. A su regreso a París, Durkheim ya había establecido un sólido prestigio profesional en los campos de la sociología y las ciencias de la educación. Ya que sus cursos eran obligatorios para todos los estudiantes de filosofía, idiomas, historia o literatura, su influencia sobre la formación de los nuevos profesionales fue muy marcada.

En 1916 la muerte de su hijo durante la guerra entre Alemania y Bélgica, lo afectó profundamente y sin poder reponerse de esta tragedia, murió en 1917 en París.

Sus aportes a la sociología

En gran parte de su obra, Durkheim intenta definir qué debe estudiar la sociología, es decir, cual es su objeto de estudio y en que debe diferenciarse de los objetos de otras ciencias. También hace hincapié en la necesidad de crear métodos propios de la sociología. Sus aportes a la sociología como campo de conocimiento científico son destacados tanto en el plano teórico como en el metodológico.

Durkheim reconocía a Augusto Comte como su mentor, en especial en lo que trata sobre la importancia del estudio sistemático de los fenómenos sociales y de la importancia de los grupos en la determinación de la conducta humana. Sin embargo, consideraba que Comte no había logrado establecer la base científica de la sociología.

Durkheim criticaba el cientismo excesivo de Comte y planteaba que la ciencia no debe tratarse solo de saber sino que debe servir a la acción. En contra de Comte, Durkheim niega la posibilidad de construir una moral o una política exclusivamente científicas, ya que las sociedades necesitan construir sus universos políticos y morales y no pueden esperar el desarrollo del discurso científico para actuar.

Aportes Teóricos

La solidaridad social

La división del trabajo en la sociedad (1893) fue la primera obra sociológica de Durkheim. Allí analiza, en su primera parte, los fenómenos sociales que se producen como consecuencia de la división del trabajo, es decir, la creciente diferenciación entre las ocupaciones, propia de la industrialización.

La segunda parte del estudio está dedicada al análisis de los lazos de solidaridad que se establecen entre los miembros de una sociedad. La cohesión entre los miembros de toda la sociedad es, para Durkheim, una de las características del funcionamiento de una sociedad armónica. En este aspecto, Durkheim se hace eco del concepto de consensus universalis planteado por Comte.

Durkheim compara las formas de solidaridad social que se dan entre los integrantes de dos tipos de sociedades que pueden encontrarse a lo largo de la historia humana: las sociedades preindustriales o tradicionales, y las sociedades modernas o industriales.

Las sociedades preindustriales o tradicionales eran sociedades pequeñas, sin demasiados contactos con el exterior, en las cuales las relaciones sociales eran fuertes y las personas vivían unidas. En esas sociedades existía una conciencia colectiva muy fuerte, es decir, una visión del mundo común, una moral compartida por todos, garantizada generalmente por la religión, y sus miembros estaban unidos por lazos que Durkheim denominó de solidaridad mecánica. Eran sociedades simples cuyo funcionamiento era predecible, como ocurre con las piezas de cualquier mecanismo, de aquí la metáfora que utiliza el autor.

Las sociedades modernas, capitalistas e industriales se caracterizan por el hecho de que sus miembros están unidos por otros tipos de relación social que Durkheim denominó de solidaridad orgánica, que se derivan de la especialización y de la división del trabajo propias de la sociedad industrial. En estas sociedades complejas, las personas son interdependientes, nadie se basta por sí mismo: el industrial textil necesita que alguien críe el ganado lanar, también necesita al empresario que diseñe las maquinarias para fabricar las prendas; todos necesitan que alguien transporte las materias primas y los productos terminados, etcétera. Se trata de una solidaridad orgánica, puesto que si cada uno de ellos no cumple su función, se resiente el funcionamiento de la sociedad.

Durkheim apoyaba el avance de las libertades individuales, pero fue testigo de una preocupante consecuencia de la sociedad capitalista: la ruptura de los lazos sociales propios de las comunidades preindustriales. Esta ruptura debilita la permanencia social de las personas, reforzando un sentimiento de desprotección y aislamiento.

Durkheim planteaba que los fundamentos de la solidaridad nacional, que conducirían a un proceso permanente de estabilidad y equilibrio sociales, requerían un sistema laico de educación popular, que garantizara una organización política apoyada en principios seculares. Es decir, las normas morales que se pretendían imponer sobre la sociedad generando determinadas conductas debían estar basadas en conocimientos científicos, obtenidos mediante la aplicación de un método experimental, y no en creencias religiosas.

En 1897, Durkheim publicó una extensa

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