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Arte De Resolver Problemas


Enviado por   •  27 de Agosto de 2012  •  590 Palabras (3 Páginas)  •  1.098 Visitas

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De lo dicho se desprende el carácter filosófico de las reflexiones y sugerencias de que se vale el ensayista en la composición de sus ensayos. Y el término "filosófico" se emplea aquí en el sentido primitivo y más puro de la palabra. Es filosófico en cuanto se eleva lo particular al plano de lo universal, en cuanto trata de profundizar en las primeras causas, en cuanto problematiza el propio discurso axiológico. Pero se diferencia de la filosofía como "ciencia" en que no es sistemático y, por lo tanto, no se encuentra sujeto a la caducidad que el paso del tiempo marca en todo sistema. Léase a Santa Teresa o a Montaigne y se verá la frescura que sus escritos todavía poseen; léanse los escritos sistemáticos, sean místicos o filosóficos, del siglo XVI y se verá que su interés para el hombre del siglo XX es únicamente el de documento histórico. Al señalar el carácter filosófico del ensayo no pretendemos de ningún modo limitar su campo de acción, más bien al contrario. La variedad de los ensayos es tan grande como la variedad temática misma: un ensayo puede ser histórico, literario, político, sociológico, autobiográfico, etcétera., según se dé énfasis a temas históricos, literarios, políticos, etc. Las reflexiones pueden igualmente girar en torno a problemas pertinentes a las matemáticas, o a la física; se requiere únicamente que se reflexione sobre un problema particular elevado al ámbito de lo universal, en una manifestación personal y artística. Ensayos son, y con igual fuerza sugieren al lector, "El sentido histórico de la teoría de Einstein", de Ortega y Gasset, y "Sobre la educación" o "La moral y las emociones", de Albert Einstein.

El ensayo, pues, no pretende probar nada, y por ello no presenta resultados, sino desarrollos que se exponen en un proceso dialógico en el que el lector es una parte integral. El deseo de incitar puede ser ligero e indirecto, como propone Ramón y Cajal en Charlas de café: "No tiro, pues, a adoctrinar, sino a entretener y, cuando más, a sugerir. En conseguirlo aunque sea muy parcamente, cifraré todo mi empeño" (14). En la mayoría de los ensayos, sin embargo, el deseo de sugerir a través de una exposición artística es el fin primordial del ensayista. Así nos dice Unamuno: "Entremos ahora en indicaciones que guíen al lector en esta tarea, en sugestiones que le sirvan para ese efecto".10 Y con actitud desafiante señala Octavio Paz: "Mis palabras irritarán a muchos; no importa, el pensamiento independiente es casi siempre impopular" (Posdata, 100). En otras ocasiones las reflexiones tratan de motivar a los profesionales a emprender investigaciones sistemáticas sobre ciertos temas pobremente estudiados. Tal es el propósito de Octavio Paz en El ogro filantrópico: "Mis reflexiones sobre el Estado no son sistemáticas y deben verse más bien como una invitación

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