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Biografia Juan Pio Montufar


Enviado por   •  12 de Enero de 2013  •  1.131 Palabras (5 Páginas)  •  2.346 Visitas

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Bibliografía Nació en Quito en el seno de una de las familias locales más importantes e influyentes de la época. Su padre era el funcionario español Juan Pío Montúfar y Frasso, nacido en Granada (donde su padre ejercía como oidor de la Real Audiencia) aunque de una familia de cortesanos y letrados radicada en Madrid durante algunas generaciones y con orígenes en la villa de Tamajón,1 presidente de la Real Audiencia de Quito desde 1753 a 1761 y primer marqués de Selva Alegre. Su madre era la noble criolla Rosa Larrea y Santa Coloma. Tuvo otros tres hermanos menores: Pedro (1759-1846), Ignacio (1760-1795) y Joaquín (1761-1803). 2

Tras la temprana muerte de su madre y después de su padre, Juan Pío y sus hermanos pasaron a vivir con sus abuelos maternos en una casa cercana a la Plaza Grande, en el mismo lugar que hoy ocupa la conocida como Plaza Chica. Su abuelo, el general Pedro Ignacio Larrea, le procuró maestros privados de la mejor categoría, entre los que destacó Apolinario Hoyos. Estudió además gramática latina y filosofía en el Colegio Seminario de San Luis.

A los 16 años empezó a llevar la gestión de varias de las haciendas de la familia, solicitando más tarde la administración de sus herencias en Cochicaranqui, Angla y Milán. Se casó en 1779 con Josefa Teresa Larrea y Villavicencio, de Riobamba, que además era prima segunda suya. Con ella tuvo a Francisco Javier (1775-1853), Juan José (1777-1779), Carlos (1780-1816), Joaquín (1782-1750), Rosa (1783-1869) y Juan (1787-1788).

El marqués de Selva Alegre fue gran amigo de Eugenio Espejo, José Mejía Lequerica, Francisco José de Caldas y Anastasio Guzmán y Abreu, por lo que estaba considerado no solo un hombre de gran posición social sino también un amante del pensamiento de la Ilustración.

Vida pública

Fue regidor de cabildo de la ciudad de Quito durante cinco años, cargo al que renunció para convertirse en vendedor de Bulas de Vivos y de Difuntos, que consistía en un rentable monopolio de certificados que otorgaban los obispos para rescatar almas del Purgatorio.

En 1783 fue electo alcalde de segundo voto del cabildo de Quito, y como tal remató las propiedades jesuítas de la hacienda Chillo. En 1786 obtuvo el marquesado de Selva Alegre que le correspondía por herencia paterna. Su esposa murió el mismo año mientras él se encontraba en Santa Fé de Bogotá arreglando asuntos del marquesado.

En 1790 fue nombrado caballero de la Real y Soberana Orden de Carlos III, distinción con la que la corona española premiaba a sus súbditos más leales e ilustres. En 1791 fue elegido Intendente Diputado de La Alameda, y en noviembre de ese mismo año fue fundador de la Sociedad Patriótica de Amigos del País de Quito, institución que publicaría el periódico ilustrado Primicias de la Cultura de Quito, junto a Eugenio Espejo.

En 1797 obtuvo las rentas del mayorazgo de los Montúfar en Madrid. En 1780 se convirtió en consejero del por entonces presidente de la Audiencia de Quito, el barón de Carondelet. En 1802 acogió y hospedó a los sabios Alejandro Von Humboldt y Aimé Bonpland en su viaje científico por las colonias españolas de América del Sur, recibiendo como gratitud el nombre de especie vegetal que Humboldt bautizó como Trachypogon montufari.

Presidente de la Junta de Gobierno Autónoma de Quito

En 1808 Montúfar mantuvo varias reuniones inspirado por el pensamiento de su amigo personal, Eugenio Espejo, junto con otros nobles, terratenientes, intelectuales y burócratas criollos, en su hacienda de Los Chillos. De estas reuniones saldría la idea de una Junta de Gobierno para la Audiencia ejercida por los criollos y no por un funcionario español nombrado por el rey. Una denuncia causó la aprehensión de los implicados, bajo el cargo de complot contra la corona, pero fueron liberados pocas semanas después por falta de pruebas. Este capítulo es conocido como la Revolución de los Marqueses.

Cuando Napoleón invadió España en 1809, Montúfar encontró la oportunidad perfecta para poner en marcha los planes de un año atrás, deponiendo al presidente de la Audiencia de Quito y formando una Junta de Gobierno, leal a Fernando VII pero encabezada por quiteños e independiente del virreinato. En el acta de posesión de las nuevas autoridades Montúfar recibió el cargo de Presidente de la misma, con el trato de Su Alteza Serenísima, motivo por el que algunos historiadores consideraron este hecho como un intento de instaurar una monarquía quiteña, separada de la española y con cabeza en el marqués.

Montúfar renunció al cargo presidente de la Junta de Gobierno de Quito el 22 de septiembre debido a las diferencias surgidas en el seno de la misma sobre el rumbo que tomaría la política de la Audiencia, además de ver las difíciles condiciones militares que se avecinaban con las fuerzas que pronto llegarían desde Lima y Santa Fé de Bogotá. Renunció a su cargo y se retiró entonces a su propiedad en Latacunga.

Una vez repuesto el orden en la Audiencia de Quito, el 4 de diciembre de 1809, el nombre de Montúfar fue incluido en la lista de traidores que debían ser apresados, pero el marqués pudo huír. En 1812 él y sus hijos obtuvieron por su condición de nobles el perdón del nuevo presidente de la Audiencia, Toribio Montes, aunque tuvo que perder gran cantidad de sus bienes y ser desterrado a Loja.

Últimos años

En enero de 1813 fue acusado nuevamente de conspirar contra la corona española debido a varias reuniones que mantuvo con personajes de corriente revolucionaria en su hacienda La Ciénega, al sur de Quito. Se dispuso que fuera enviado en barco para ser juzgado en España, aunque consiguió fugarse a mitad de camino hacia el puerto de Tumaco. De vuelta en Quito fue nuevamente perdonado por el presidente Montes.

En 1816 recibió la noticia de la muerte de su hijo Carlos de Montúfar, quien fue hecho prisionero por los realistas y fue fusilado en Guadalajara de Buga tras participar en la Batalla de la Cuchilla del Tambo del lado de Bolívar.

En enero de 1818 Juan Pío Montúfar es definitivamente enviado prisionero a España. El 29 de mayo llega después de un largo viaje a Cádiz, siendo confinado en un principio en el castillo de Santa Catalina. Meses después lo trasladaron a Sevilla, donde ingresó en un lazareto instalado en la hacienda de Martín Navarro, en el municipio de Alcalá de Guadaíra, a poca distancia de la ciudad, probablemente por sufrir algún tipo de enfermedad contagiosa.

Su hijo Joaquín, por entonces capitán de infantería en el ejército español, había participado al igual que Carlos en la Guerra de la Independencia contra los franceses en la península, pero a diferencia de él se mantuvo fiel al bando realista durante el proceso de emancipación de las colonias americanas. Cuando su padre llegó a España él ya se encontraba establecido en la corte como ayuda de cámara de Fernando VII

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