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Biografias Hondureños Famosos


Enviado por   •  28 de Septiembre de 2014  •  6.060 Palabras (25 Páginas)  •  368 Visitas

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RAMÓN AMAYA AMADOR

Nació en Olanchito, Yoro, 29 de abril de 1916 - 24 de noviembre de 1966, es un escritor y periodista hondureño. Ramón Amaya nació en la ciudad de Olanchito, en el departamento de Yoro. Comenzó su obra y aprendizaje trabajando en unas plantaciones bananeras ubicadas en las cercanías del mar Caribe, en la costa de Honduras. En esta zona sale a la luz su primer trabajo, en 1939 y titulado “La Nochebuena del campeño Juan Blas,” editado y publicado por la revista ANC. En 1941 comenzó una etapa como periodista, empleándose en el periódico “El Atlántico” de La Ceiba. Comenzó como redactor, escalando rápidamente hasta llegar a ser editor periodístico. En octubre de 1943 Ramón Amaya fundó una revista semanaria en la ciudad de Olanchito, llamada “Alerta.” En 1944, escapando de persecución política, huyó buscando refugio en Guatemala, país que lo acoge por los siguientes diez años. Trabajó en el periódico “Nuestro Diario” y prestó colaboración en “El Popular Progresista, Mediodía y Diario de Centroamérica.” Tras el derrocamiento del presidente Jacobo Arbenz, buscó asilo en la embajada de Argentina para posteriormente migrar hacia este país, donde se radicó en la ciudad de Córdoba y trabajó para la editorial Sarmiento. Es en esta ciudad donde conoció a Regina Arminda Funes, quién sería posteriormente su esposa. En mayo de 1957 regresó a Honduras, donde comenzó a trabajar para el periódico “El Cronista” y fundó la revista “Vistazo” en Tegucigalpa. En abril de 1959 abandona de nuevo el país junto con su esposa y sus dos hijos: Aixa Ixchel y Carlos Raúl, radicándose en Checoslovaquia. Tomó residencia en la ciudad de Praga, donde trabajó para una revista llamada “Problems of Peace and Socialism” hasta su muerte. Ésta ocurrió debido a un accidente de aviación acaecido en las cercanías de la ciudad de Bratislava, Eslovaquia. En septiembre de 1977 los restos de Ramón Amaya fueron repatriados y regresaron a Tegucigalpa, pero su obra continuó siendo perseguida y no fue hasta una década más tarde, en 1991, cuando finalmente se publicaron sus libros en Honduras.

FROYLAN TURCIOS

Froylán Turcios (Juticalpa Olancho, Honduras) Nacido como José Froylán De Jesús Turcios. Fue un escritor, periodista y político hondureño. Es considerado uno de los intelectuales hondureños más importantes de principios del siglo XX. Fue Ministro de Gobernación, diputado del congreso nacional, y delegado de Honduras ante la Sociedad de Naciones de Ginebra. Dirigió el diario “El Tiempo” de Tegucigalpa y fundo las revistas “El Pensamiento” (1894), “Revista Nueva” (1902), “Arte y Letras” (1903) y “Esfinge” (1905), entre otras. En Guatemala editó los periódicos “El Tiempo” ( 1904) y “El Domingo” (1908) y en Honduras “El Heraldo” (1909), “El Nuevo Tiempo” (1911), y “Boletín de La Defensa Nacional” (1924). Imbuido en las luchas americanistas, fue secretario privado del guerrillero Augusto César Sandino en Nicaragua, y en el plano literario amigo personal de Rubén Darío, Juan Ramón Molina y numerosas figuras del pensamiento. Realizó una férrea labor de defensa nacional denunciando la política del Gran Garrote implementada por los Estados Unidos en las regiones centro americana y caribeña. Turcios inició en Honduras en el siglo XX el género del cuento. Fue un cuentista de finos rasgos preciosistas, inclinado a los temas violentos, que elaboró sus relatos como filigranas estilísticas. Sus textos en prosa, influidos por el italiano Gabriele D’Annunzio, se caracterizan por la pericia en la tramas, el valor exacto y a la vez ornamental de las palabras y los finales inesperados que marcaron luego buena parte del género en América Latina.

JULIO ESCOTO

Julio Escoto nació en San Pedro Sula (1944). Cuentista y crítico literario, además de ensayista. Obras: “Los Guerreros de Hibueras” (cuento). Tegucigalpa, 1967. “La balada del herido pájaro y otros cuentos.” Tegucigalpa, 1969. “El árbol de los pañuelos.” San José, 1972. “Antología de la poesía amorosa en Honduras,” Tegucigalpa, 1975. “Casa del Agua.” Tegucigalpa, 1975, “Días de ventisca, noches de huracán.” “San José,” 1980. “Bajo el almendro... junto al volcán” (1988), “El ojo santo: la ideología en las religiones y la televisión” (1990); “José Cecilio del Valle: una ética contemporánea” (1990). “El general Morazán vuelve a marchar desde su tumba” (1992). “Rey del Albor, Madrugada” (1993); “Ecología para jóvenes de 10 a 190 años; Todos los cuentos” (1999). Premio Nacional de Literatura "Ramón Rosa" (1975). De él se ha dicho que es "probablemente el primer escritor hondureño que ha abordado la novela con un sentido claro de técnica", de acuerdo a Andrés Morris, mientras que Manuel Salinas lo considera "un narrador nato, ubicándose en la vanguardia de la moderna narrativa hondureña." Escoto ha definido al escribir "como un hombre en introspección constante, en análisis continuo, en búsqueda de algo que quizás él mismo no ve con suficiente claridad.. es solo un tipo humano diferente, no mejor que el artesano, que el niño que juega en la arena, sino con diferencias, nada más. Sus características le dan una particular visión del mundo, desde luego". Dirige la revista literaria Imaginación y el Centro Editor, en San Pedro Sula.

Máster con especialidad en Literatura Hispanoamericana por la Universidad de Costa Rica. Fue jefe de la Unidad de Comunicación de la FHIA en La Lima, Cortés, Jefe de la División Editorial y Técnica del Instituto Interamericano de Ciencias Agrícolas en Costa Rica. Fue Director Ejecutivo de la Revista Desarrollo Rural de las Américas; Director de la EPUCA. Premio Gabriel Miró, rama de cuento, en Alicante, España; Premio José Cecilio del Valle, rama de ensayo. Su obra El árbol de los pañuelos fue traducida parcialmente al inglés y al polaco y algunos de sus cuentos han sido en Alemania. Galardonado durante el XII Recital de otoño (1994) en su ciudad natal. Columnista de diario El Heraldo. En su opinión, "el escritor... es en alguna forma el barómetro, el sismógrafo de la sociedad y debe aplicar su inteligencia en advertir sobre aquello que se ve o va mal para la nación. Es su función de orientador de opinión, si quiere ser honesto con sus principios, su creencia y su fe. Venderla al mejor postor es fácil, ha habido y hay tantos casos así en Honduras. Pero hacerlo es cruel, sobre todo en una comunidad tan ausente de luces, tan manipulada y prostituida, tan engañada por quienes buscan únicamente el usufructo del poder".

OSCAR

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