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Federico Engels 2


Enviado por   •  5 de Octubre de 2011  •  10.182 Palabras (41 Páginas)  •  1.420 Visitas

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Federico Engels

Federico Engels nació el 28 de noviembre de 1820 en la ciudad de Barmen, en la Prusia renana, en el seno de la familia de un fabricante textil.

Su país de origen era la provincia alemana desde la que comenzó a extenderse la gran industria capitalista, donde surgió el proletariado y comenzaron a perfilarse los antagonismos de clase entre el proletariado y la burguesía. En Federico dejó una impresión indeleble la miseria y los sufrimientos de los humildes, que él observó desde niño. En su primer escrito -Cartas de Wuppertal- describió con sincera compasión la aciaga vida de los obreros fabriles y artesanos de Barmen y Elberfeld, exponiendo que hubiera sido distinta si los capitalistas no las dirigieran de un modo tan insensato.

Las Cartas de Wuppertal provocaron una tremenda indignación en la hipócrita clase explotadora denunciada por Engels. Ninguno de los lectores de aquel artículo anónimo sospechaba que su autor pertenecía a una respetable familia de acaudalados.

El padre de Engels era un hombre muy religioso, conservador y déspota. Federico tenía tres hermanos y cuatro hermanas. Los primeros siguieron el camino de su padre y se hicieron fabricantes. Las segundas se casaron con hombres de su misma condición social. Sólo él rompió con el espíritu que imperaba en el hogar paterno. Voluntarioso y con ganar de aprender, demostró muy temprano tener una mente aguda, así como un modo de pensar y de proceder independiente. Una carta conservada de las que Engels padre escribía a su esposa testimonia la preocupación que le causaba Federico, que a la sazón tenía 15 años de edad: Como sabes, en apariencia se ha hecho cortés, pero, pese a las sanciones severas que le imponemos, yo diría que no teme nuevos castigos y rehúye la obediencia absoluta. Por ejemplo, con gran pesar mío, otra vez he encontrado hoy en su escritorio un abominable libro de la biblioteca pública, una novela épica sobre la vida del siglo XIII. Que Dios guarde su alma; temo por este chico, excelente en general.

En setiembre de 1837 Federico Engels se vio obligado a dejar el instituto cuando le faltaba un año para concluir los estudios. El padre quería hacer un comerciante de su primogénito y adiestrarle en los negocios, haciéndole trabajar primero durante un año en su propia oficina y luego destinándole a una importante casa comercial de Brema. Pero la perspectiva de hacerse comerciante atraía poco al joven Federico. Su padre, muy preocupado por el rumbo que tomaba, le alojó en casa de un pastor protestante. Pero precisamente allí el joven se vio dominado por fuertes dudas respecto a la religión y rompió para siempre con ella. Cada vez pensaba más en los problemas políticos y sociales. La situación de entonces en la Alemania pre revolucionaria y en los países vecinos ofrecía abundante material para la meditación e influyó grandemente en las ideas de Federico Engels. En Brema, gran puerto comercial con estatuto de ciudad libre, Federico tuvo la posibilidad de leer periódicos ingleses, holandeses y franceses, así como libros prohibidos en el resto de Alemania. La literatura y la prensa ampliaban los horizontes ideológicos y le ayudaban mucho a conocer los idiomas extranjeros. Se interesaba por la vida de los trabajadores desposeídos, que son lo mejor que el rey puede tener en su Estado.

La revolución burguesa de 1830 en Francia rompió la calma de la que disfrutaba la reacción europea. Luego vinieron las primeras expresiones clasistas del proletariado: las sublevaciones de los tejedores lioneses en 1831 y 1834. Comenzó la agitación en Bélgica, Polonia, Italia y España. La lucha de clases se agudizó también en Inglaterra, donde en 1832 una reforma parlamentaria dio acceso al poder a la burguesía industrial; los obreros, protagonistas de aquella lucha, comprendieron que la burguesía les había traicionado y crearon su propio movimiento, el cartista.

En la segunda mitad de la década de los treinta y a comienzos de los cuarenta en Alemania se fueron formando, en el seno de la burguesía y la intelectualidad, grupos oposicionistas de distinta índole, literarios y filosóficos, cuyos miembros criticaban -tímidamente aún- el régimen dominante en sus escritos. Uno de aquellos grupos eran los neo hegelianos, discípulos de izquierda del filósofo alemán Hegel, cuyo mayor mérito consistió analizar todos los fenómenos del mundo dialécticamente. Empleando este método, trató de descubrir las leyes que rigen el desarrollo de la naturaleza y la sociedad humana, demostrar que la lucha de los contrarios era la base de este desarrollo. Pero, por muy erudito y progresista que fuese su método, Hegel no pudo cumplir la tarea que se había planteado. Su sistema filosófico adolecía de un vicio esencial: Hegel era idealista y su dialéctica también. Estimaba que en la base de desarrollo de la naturaleza y la sociedad radicaba el desarrollo del espíritu, de la idea absoluta, que existía antes de que surgiera el mundo. Esa idea absoluta que Hegel consideró hacedora de la naturaleza y de la sociedad humana no era sino una fe en dios, encubierta con un velo filosófico. En favor de sus conceptos políticos conservadores, Hegel traicionó la dialéctica, proyectándola únicamente al pasado y nunca al presente ni al futuro.

Influidos por la revolución francesa de 1830 y la agudización de las contradicciones en Alemania, los discípulos de Hegel sacaron conclusiones distintas a las de su maestro. Si todo lo existente debía, tarde o temprano, retroceder ante lo nuevo, también debía sobrevenir el fin de la monarquía prusiana y del dominio de los feudales. Como la política era entonces un tema prohibido en Alemania, los neo hegelianos apuntaron sus críticas contra la religión, uno de los pilares de la monarquía prusiana. Pero a Engels no le satisfacían las ideas de los neo hegelianos: encerrados en las cuestiones de la filosofía y la religión, permanecían distantes de la práctica, de la política. Engels se propuso demostrar que eran necesarias la unidad y la interacción de la ciencia y la vida, la filosofía y la política, el pensamiento y la acción. Sus primeros escritos y cartas a sus amigos evidencian sus inquietudes políticas y su energía revolucionaria. Soñaba con que un día el viejo mundo se derrumbara; le llenaban de júbilo las luchas que se avecinaban y la seguridad de la victoria. Poco a poco llegó a la decisión de consagrarse al periodismo, a la denuncia y a la agitación.

En los artículos que publicó con seudónimo en el Telegraph für Deutschland, Engels aparece como un vehemente demócrata revolucionario. En estos primeros escritos juveniles se percibe el odio a la monarquía, la compasión por los pueblos oprimidos y un vigoroso temperamento rebelde. Engels critica

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