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Joaquín Torres Garcia.


Enviado por   •  6 de Octubre de 2011  •  1.016 Palabras (5 Páginas)  •  619 Visitas

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JOAQUÍN TORRES GARCIA.

La pintura del uruguayo Joaquín Torres García causó impacto en Barcelona y luego en París durante los años finales del siglo diecinueve y los iniciales del siglo veinte. Era una pintura de gran sobriedad cromática, de gruesos empastes y de una particular geometría en la que colindaban con igual preponderancia, la modernidad plástica descubierta por Picasso y Braque y la rica imaginación indígena que procreaba al amparo de sus dioses una demiurgia y una teogonía admirables. El juego podría llamarse constructivismo o como se quisiera, pero lo esencial es que se trata de una pintura que se apodera de los signos, los revitaliza y les da vigencia en un mundo que vive de mitos encubiertos, de falacias que se superponen unas sobre otras hasta formar una gruesa e impenetrable capa de misterios que no son más que una herencia ancestral reinventada.

Nació en Montevideo en 1874. Hijo de padre catalán y madre uruguaya ingresó en la Escuela de Bellas Artes de Barcelona en 1892, tras el regreso de su familia a España. Aquí se vio muy influenciado por el movimiento modernista catalán, con el que siempre se identificó, e inició su amistad con Pablo Picasso y Antoni Gaudí, con quien colaboró en la realización de las vidrieras del templo de la Sagrada Familia en Barcelona (1903-1907).

Durante los veintinueve años que vivió en la ciudad, llevó a cabo varias obras en edificios públicos y privados (ayuntamiento, diputación, iglesias de San Agustín y San Jorge), También trabajó con Gaudí en la restauración de la catedral de Palma de Mallorca, donde realizó unas vidrieras con diseño geométrico y colores planos, que producen en el interior una iluminación singular. En 1910 se traslada a Bruselas para decorar el pabellón uruguayo de la Exposición Internacional (dos murales sobre la agricultura y ganadería uruguayas) y con motivo de este viaje visita también París, Florencia y Roma. En 1913 publica Notes sobre Art, con el que se inicia en la teoría artística y realiza el fresco La Cataluña ideal. En 1919 viaja a Nueva York, y tres años más tarde a Italia y Francia fijando su residencia en París, en 1926. Aquí toma contacto con Mondrian, Van Doesburg y Seuphor. Con éste funda en 1930 la revista y el grupo 'Cercle et Carré', promotor de la primera exposición de arte constructivista y abstracto. En 1932 abandona París y se instala en Madrid, donde conoce a Lorca y crea un grupo de artistas constructivos.

Torres García llega a Montevideo en 1934, creando gran expectativa en su tierra natal. Allí, instalado, comienza su labor dedicado casi exclusivamente a la difusión de sus ideas con la esperanza de crear una escuela de arte constructivo que sea capaz de sacudir y modificar las caducas expresiones artísticas prevalecientes en el Uruguay, y por qué no decirlo, prácticamente en toda América.

Con la batalla librada por el arte de Vanguardia representa una acción singular dentro del desarrollo de las artes plásticas de América, y la figura de Torres adquiere una relevancia particular. No solo se convierte en el creador de una nueva plástica, que aunque con hondas y pretéritas raíces americanistas tiene carácter universal, sino en el maestro de una juventud deseosa de incorporarse de lleno al arte contemporáneo.

Las artes plásticas locales, dominadas por un naturalismo imitativo, solo resultaron parcialmente conmovidas por la aparición de tímidas propuestas renovadoras originadas por artistas jóvenes, nutridos por las enseñanzas de la Escuela de París.

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