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Lazarillo De Tormes


Enviado por   •  4 de Julio de 2015  •  669 Palabras (3 Páginas)  •  166 Visitas

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El lazarillo de tormes

Lázaro nació en un molino junto al rio Tormes.Era hijo de un molinero ladrón, que huyendo de sus culpas, vino a morir en la cárcel. Su madre, ya viuda no tardó en unirse a un palafrenero negro, con quien sobrellevó durante un tiempo los ladrones de la soledad. sin embargo, este segundo marido resultó tan embrollado como el primero, y tuvo que responder por algunas acusaciones de su amo. la madre de Lázaro, luego de arreglar sus propios asuntos con la justicia, se empleo en un mesón, donde su hijo la ayudaba en lo que podía.

Cuando Lázaro contaba con doce años de edad, su madre, por razones económicas, lo puso al servicio de un invidente, cliente habitual de la hostelería. El jovenzuelo, como criado y compañero debía guiar los pasos del ciego y ser la luz de sus ojos. pero el ciego, contra todas las esperanzas del muchacho, resultó ser un perfecto avaro. Mezquinaba las copiosas limosnas recibidas, y tenía a Lazari lo llamaba , al borde de padecer de hambre.

Lázaro tuvo que hacerse hábil en todo tipo de truhanerías y malicias para sustraerle dinero y alimentos a su amo sin embargo, cuando el ciego descubría sus artimañas, lo castigaba cruelmente. Esta situación llevo a el muchacho a tramar un justa venganza, Adrede comenzó a llevar al ciego por lo peores camino, por entre piedras y lodo. Un día de lluvia, cuando se vieron en la obligación de cruzar un arroyo, Lázaro lo condujo justo al frente de un enorme poste , diciéndole que era el mejor sitio para brincar, y fue a dar con la cabeza en el poste. En ese instante, Lázaro, libre y veloz corrió a todo lo que le dieron sus piernas en busca de una nueva vida.

Después de abandonar al ciego, Lázaro tropezó con un clérigo que lo tomó a su cargo como servidor. Nuevamente el chico creyó resueltas sus angustias. Pero el fraile aquel, con todo y que se henchía de diezmos y limosnas cada amanecer atesoraba su riquezas como un enfermo peligroso, y estuvo a punto de matarlo de hambre. De igual modo, sólo las argucias más insólitas y las más audaces trapacerías permitieron a Lázaro satisfacer un poco sus necesidades.

Cuando por fin logró escapar de las manos del codicioso sacerdote, el chico se encontró con un idalgo, que mirándolo con buenos ojos le preguntó si quería ser su escudero. Lázaro dudo, pero las manera nobles y galantes de caballero lo convencieron, un joven tan noble no podría ser tan avaricioso y mezquino como sus amos anteriores. en efecto, no lo era. El caballero compartía con él todas sus riquezas sin tacañería alguna, siempre y cuando tuviera alguna riqueza para compartir. El noble hidalgo no tenía un solo céntimo en su haber y soportaba heroicamente más hambre de la que Lázaro había tenido que pasar en toda su vida.

Tras muchos andares y trasiegos, después

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