Gasto educativo en México

Gasto educativo en México

La apuesta a la educación debe basarse en al menos algunos aspectos: su importancia como apuesta a largo plazo y al futuro de las nuevas generaciones; el privilegiar el derecho que tienen los niños, niñas y jóvenes en la inversión pública; el impacto que puede lograr en la integración social al hacer incluyente a todos los sectores que la conforman, así como la formación de valores democráticos, la consolidación económica y productiva, y el desarrollo cultural de nuestro país.

En las últimas dos décadas, el gasto educativo en México – público y privado- ha aumentado de manera importante sin embargo, este incremento no ha tenido un impacto directamente proporcional en la calidad de la educación, en el ingreso per cápita, en la productividad laboral o en las evaluaciones internacionales, entre otros indicadores. Hay que mencionar que esta inversión coloca a México como uno de los países integrantes de la OCDE que más invierten en este aspecto. La consecuencia es que, al menos hasta ahora, el crecimiento

En el gasto educativo mexicano no necesariamente está teniendo un efecto positivo para lograr una mejor educación ni una menor desigualdad., y, por lo tanto, antes de gastar más habría que revisar y modificar la composición y la orientación de ese gasto en los próximos años.

En suma, mover el eje de la política pública del gasto educativo de las acciones y objetivos a los mejores resultados.

Formar parte de la Organización para la cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha resultado para nuestro país todo un reto, sobre todo en lo educativo, pues los resultados que ha obtenido en las últimas pruebas no han sido satisfactorios, a pesar que dedica una mayor parte de su presupuesto a la educación.

Bueno, hay que considerar que la matrícula en educación básica en nuestro país es muy alta y considerando que el total del gasto que corresponde a este nivel se divide entre el total de dicho registro, pues es la razón por la que se obtiene esa inversión baja. Si aunado a lo anterior consideramos que el 93.6% de dicho gasto se destina al pago de nóminas y prestaciones del magisterio y personal burócrata del mismo, pues la diferencia que es del 7.4% resulta insuficiente para invertir en infraestructura, creación de programas, investigaciones, equidad, eficiencia, etc. que tendieran a elevar la calidad de la educación.

Es sabido de acuerdo a las investigaciones realizadas, que a lo largo de los años dicha inversión ha ido en aumento considerable, y que los resultados obtenidos no van en proporción directa, entonces, qué es lo que está pasando. Desde luego que el problema resulta muy complejo para entenderlo sólo a partir del gasto; bien podríamos mencionar otros factores como la preparación de los maestros, los planes y programas, contenidos,

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