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MIGUEL DE UNAMUNO Y JESUS ORTEGA Y GASSE


Enviado por   •  7 de Julio de 2011  •  10.820 Palabras (44 Páginas)  •  1.425 Visitas

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República Bolivariana De Venezuela

Universidad De Carabobo

Facultad De Ciencias Jurídicas Y Políticas

Escuela De Derecho

MIGUEL DE UNAMUNO Y JESUS ORTEGA Y GASSE

Filosofía Jurídica

3° Sección “10”

Alumnas:

Rodríguez Estefanía 20.895.947.

Rodríguez Catherin 20.650.899

Sledzinski Karina 14.198.440.

Uscategui Dioserin 20.665.758

MIGUEL DE UNAMUNO

Miguel de Unamuno y Jugo nació el 29 de septiembre de 1864, su casa paterna estaba ubicada en la calle Ronda del casco viejo de Bilbao; ciudad que le vio nacer y en la que pasó su infancia y su adolescencia. Fue un escritor y filósofo español. En su obra cultivó gran variedad de géneros literarios. Perteneció a la generación del 98.

El padre de Unamuno, el Sr. Félix de Unamuno Larraza se casó con su sobrina Salomé Jugo Unamuno con la que tuvo seis hijos de los que Miguel fue el tercero y el primer varón, tras María Felisa y María Jesusa, más tarde nacerán Félix, Susana y María Mercedes.

Su padre era comerciante y la situación económica de la familia Unamuno era desahogada hasta la muerte en 1870 del padre de Miguel el Sr. Félix de Unamuno, para este momento Miguel estaba en plena infancia apenas contaba con seis años. La muerte de su padre "condenaría a la familia a una vida austera, de apuros económicos". El padre, antes de establecerse definitivamente en Bilbao, había emigrado a Méjico y había amasado una pequeña fortuna de la que disfrutaba su familia. Además, el padre a su regreso trajo consigo una pequeña biblioteca que fue el primer contacto del pequeño Miguel con los libros, entre los que había de Historia, Derecho, Filosofía, Ciencias Sociales y Ciencias Generales.

Cuando Unamuno estaba en el colegio de San Nicolás, con nueve años, estalló la Segunda Guerra Carlista. En esta guerra la ciudad de Bilbao fue sitiada y bombardeada por los carlistas en 1873, y posteriormente liberada por las tropas liberales en 1874. Unamuno vivió esta guerra civil en la inocencia de sus nueve años aunque "Miguel, entonces, se dispone a tomar su primera comunión, y casi sin saberlo, cobra también dolorida conciencia del hecho de la guerra civil". El mismo Unamuno lo consideró "como el primer hecho significativo en su vida: la explosión, el 21 de febrero de 1874, sobre uno de los tejados cercanos a su casa, de una bomba carlista", a través de este hecho, "se forjó nuestro pensador muchas de sus ideas y sentimientos acerca de España". Don Miguel aún llegaría a ver y a sufrir más profundamente, ya en el final de su vida, el comienzo de la guerra civil que enfrentó y dividió a los españoles en 1936, una guerra que "Unamuno había anticipadamente llamado una 'guerra incivil' guerra donde, al contrario de las por él soñadas, no había en el corazón de los contendientes ninguna paz".

Miguel de Unamuno estudió en Bilbao hasta terminar el bachillerato que cursó, primero en el Instituto Vizcaíno, y después en el Instituto Provincial. Posteriormente, a su regreso a Bilbao después de doctorarse, impartió clases de latín en el Instituto de Vizcaya. En el bachillerato Unamuno estudió latín, geografía, historia, retórica, álgebra, aritmética, psicología, lógica, ética, etc. En el tercer curso de bachillerato fue cuando Miguel comenzó sus lecturas filosóficas. Por obligación de su profesor debían leer a Balmes y a Donoso Cortés, pero estos autores sobre todo, el primero no satisfacían las inquietudes de Unamuno y comenzó a leer a Kant, Descartes, Hegel, Fichte y Newton, entre otros. Las lecturas de estos autores, de los libros de la pequeña biblioteca que dejó su padre y su propia inquietud intelectual, ya desde época muy temprana, fueron poniendo las bases de la vocación de Unamuno como literato y pensador.

Unamuno terminó el bachillerato y partió hacia Madrid en 1880 para comenzar sus estudios universitarios, la carrera de Filosofía y Letras. Madrid fue otra de las ciudades que dejaron huella en Don Miguel, pero en este caso, la impresión que produjo Madrid en Unamuno no fue muy positiva, porque en aquellos años universitarios vivió la soledad, la lejanía de su hogar en Bilbao, en ocasiones, de manera un tanto dramática y ajena a su propia vida y a su propia visión del mundo y ajena a lo que, según Unamuno, debía ser el espíritu del pueblo español:

Unamuno, hombre de ciudad provinciana de pueblo y de campo, de paisaje rural y no urbano, se sentía poco a sus anchas en una ciudad que, como Madrid, tenía ya algunas veleidades de cosmopolitismo y, por lo tanto, se hallaba a mil leguas de lo que, según Unamuno, se opone radicalmente al cosmopolitismo: la universalidad.

Completó su carrera en Madrid y este fue el único periodo de su vida en el que Unamuno permaneció durante largo tiempo en la capital. Durante su vida regresó en varias ocasiones a Madrid para pronunciar alguna conferencia como la conocida conferencia pronunciada el 25 de noviembre de 1914 titulada "Lo que ha de ser un rector en España", asistir a alguna reunión en el Ateneo, o cuando su puesto de director del Consejo de Instrucción Pública o sus cargos académicos le reclamaban para alguna gestión o acto público. Unamuno nunca accedió a asentarse en Madrid a pesar de que, incluso su amigo José Ortega y Gasset, siempre quiso que Unamuno estuviera en Madrid y optara a una cátedra en la corte. En sus años universitarios Unamuno aprendió alemán leyendo a Hegel y a Goethe en el Ateneo de Madrid. En este año de 1880 publicó su primer artículo periodístico titulado "La unión hace la fuerza" que apareció en El noticiero bilbaíno. La experiencia de Unamuno en la capital también fue decisiva en su vida por otro importante motivo, pues fue allí donde Unamuno dejó de acudir a misa que en él era un hábito diario y comenzó a racionalizar su fe:

Se mantienen sus inquietudes religiosas e intenta racionalizar su fe, es decir, buscar un fundamento lógico a los dogmas. Fracasa en el empeño y cae en cierto agnosticismo (...) Sin embargo, hay que tener en cuenta que, cuando habla de pérdida de la fe, se refiere a una fe dogmática, no a una fe cordial, sentimental, que, de un modo u otro, persistirá siempre.

En 1883 hizo su examen de licenciatura, acabó la carrera y en 1884 se doctoró con una tesis

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