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Martin Fierro


Enviado por   •  26 de Junio de 2013  •  2.482 Palabras (10 Páginas)  •  353 Visitas

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Mariano Moreno era hijo de Manuel Moreno y Argumosa y de Ana María Valle, una familia que por parte de madre se hallaba emparentada con la alta burguesía porteña del Virreinato del Río de la Plata. Fue su tío el eminente ciudadano Tomás Antonio Valle, de destacada actuación pública en tiempos del virreinato y los primeros gobiernos patrios. Sus abuelos maternos fueron Antonio Valle y Luisa Ramos, propietarios de importantes extensiones de tierras en la provincia de Buenos Aires. El matrimonio Moreno-Valle tuvo catorce hijos. Mariano cursó sus estudios secundarios en el Colegio San Carlos, actual Colegio Nacional Buenos Aires, en donde finalizó sus estudios con título de honor.5 Consiguió contactos dentro del ámbito literario, gracias a los cuales pudo continuar sus estudios en la Universidad de Chuquisaca, la única de tales características en Sudamérica en aquella época.

Tras la ardua travesía en carreta hasta el Alto Perú, a través de los extensos territorios del Virreinato del Río de la Plata, Mariano Moreno llegó a la ciudad altoperuana en 1799. Tenía 22 años y permaneció allí durante los cinco años siguientes, en lo que iba a ser una de las etapas más intensas de su vida. Allí funcionaba también la Academia Carolina, un cuerpo de practicantes de letrados que era una especie de curso superior de la universidad. Para obtener el título de abogado, había que cursar en ella dos años de estudio y rendir un examen teórico final.6

Allí leyó los libros de Montesquieu, Voltaire, Denis Diderot, Jean-Jacques Rousseau y otros pensadores europeos de la época. Asimismo, estudió el idioma inglés y el francés para poder comprender a los autores que escribían en dichas lenguas, por lo que también ofició de traductor. Una de las obras que tradujo fue el libro "El contrato social" de Rousseau. Dedicó varios años a traducir la obra de éste, pero sólo la editó en 1810 en La Gaceta, con un prólogo de su autoría en que se lee:

«Si los pueblos no se ilustran, si no se vulgarizan sus derechos, si cada hombre no conoce lo que vale, lo que puede y lo que se le debe, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas, y después de vacilar algún tiempo entre mil incertidumbres, será tal vez nuestra suerte mudar de tiranos sin destruir la tiranía».

En el prólogo a la traducción de "El contrato social", Moreno declaró su admiración por el ideólogo francés: "Este hombre inmortal que formó la admiración de su siglo y será asombro de todas las edades, fue quizás el primero que, disipando completamente las tinieblas con que el despotismo envolvía sus usurpaciones, puso en clara luz los derechos de los pueblos, y enseñándoles el verdadero origen de sus obligaciones, demostró las que correlativamente contraían los depositarios de sus gobiernos".7 Bajo la tutela del canónigo Terrazas, conoció los textos filosóficos de la Ilustración y fue su deseo implementar las ideas en su país. Influenciado por personajes como el jurista español Juan de Solórzano Pereira, el más destacado publicista del derecho indiano, y Victorián de Villalva (fiscal de la Audiencia de Charcas, defensor de la causa indígena), escribió su tesis doctoral: Disertación jurídica sobre el servicio personal de los indios, donde puede leerse:

«Desde el descubrimiento empezó la malicia a perseguir unos hombres que no tuvieron otro delito que haber nacido en unas tierras que la naturaleza enriqueció con opulencia y que prefieren dejar sus pueblos que sujetarse a las opresiones y servicios de sus amos, jueces y curas. Se ve continuamente sacarse violentamente a estos infelices de sus hogares y patrias, para venir a ser víctimas de una disimulada inmolación. Se ven precisados a entrar por conductos estrechos y subterráneos cargando sobre sus hombros los alimentos y herramientas necesarias para su labor, a estar encerrados por muchos días, a sacar después los metales que han excavado sobre sus propias espaldas, con notoria infracción de las leyes, que prohíben que aún voluntariamente puedan llevar cargas sobre sus hombros, padecimientos que, unidos al mal trato que les es consiguiente, ocasionan que de las cuatro partes de indios que salen de la mina, rara vez regresen a sus patrias las tres enteras».8

Litografía de Mariano Moreno

Moreno no quería volver a Buenos Aires sin conocer la fuente de las riquezas y de las desgracias de Alto Perú. Por eso en 1802 visitó la ciudad de Potosí. Ve a los españoles descendientes de Pizarro que ejercercian sin piedad sus variados papeles como corregidores y encomenderos rodeados de grandes riquezas. Y vio la mita, que evidenciaba la miseria del indio y el despojo de que ha sido sujeto, retrato exacto de lo que había leído en la obra de Villalva. Mariano Moreno regresó a Chuquisaca sumido en una tristeza profunda, con el pensamiento concentrado en el sufrimiento de una raza. En agosto de 1802 presentó en la Academia Carolina una monografía titulada: "Disertación jurídica sobre el servicio personal de los indios en general y sobre el particular de yanaconas y mitarios". Se trataba de una obra de carácter político, del primer escrito en el cual critica la organización virreinal. Con palabras encendidas, Moreno custionó las relaciones imperantes en esa sociedad; atacó a los encomenderos y a los funcionarios que habían tergiversado el espíritu de las leyes de las Indias y pide a la Audiencia que acabe con los abusos y la servidumbre. A fines de 1802, el destacado estudiante debió preparar el último examen teórico para obtener su título de abogado. A pesar de que pocos meses antes se había expresado en contra del orden colonial instituido, para su disertación final optó por eludir cualquier polémica con los defensores de ese orden. Es que, como diriá Bernardo de Monteagudo en 1812,"¿Quién se atrevería en aquel tiempo a mirar a las cadenas con desdén?". El futuro conspirador estaba obligado a simular. Sabía que su hipocresía es transitoria, un sacrificio necesario para hacer posible el momento de la verdad. Eligió entonces un tema intrascendente: una ley sobre los bienes del marido o de la esposa que contraía nuevas nupcias.9

María Guadalupe Cuenca, esposa de Mariano Moreno

Entre 1803 y 1804 realizó sus prácticas profesionales en el estudio de Agustín Gascón, oficiando como abogado defensor de indios contra abusos de sus patrones, llegando a inculpar a poderosos personajes como al intendente de Cochabamba y el alcalde de Chayanta. Estas actividades hicieron que su permanencia en Chuquisaca se viera complicada y junto a su reciente esposa, María Guadalupe Cuenca, de quince años de edad, y su recién nacido hijo, se trasladasen a Buenos Aires a mediados de 1805. El retorno

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