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El momento histórico


Enviado por   •  28 de Junio de 2012  •  Informes  •  1.364 Palabras (6 Páginas)  •  513 Visitas

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El momento histórico

Con el gobierno de Pericles (495-429 a. C.) Atenas se convirtió en el núcleo fundamental de Grecia y alcanzó un pujante desarrollo en todos los órdenes. Pericles fundó la potencia naval y colonial de Atenas, fomentó las artes y las letras y consolidó un enorme poder político y militar. Dispuso para ello de prerrogativas ilimitadas, pero en contraste con otros tiranos —Pisístrato, por ejemplo— buscó permanentemente, y en buena medida lo obtuvo, el consenso popular. Pericles, guiado por el objetivo de extender la influencia de Atenas, sometió a la isla de Eubea en el 446, a la de Samos en el 440 e intervino en la guerra del Peloponeso. Jefe del partido democrático, tuvo que enfrentar no sólo a sus rivales del partido radical sino también a sectores del suyo, que pugnaban por arrebatarle el poder. No obstante las guerras externas y las dificultades internas, Pericles, hábil, decidido y talentoso, logró establecer en Atenas un largo periodo de paz y de tranquilidad, lo que le permitió fortalecerse, desarrollar la producción e impulsar la actividad artística. Tal extremo pautó lo que se llamó Siglo de Oro de Pericles, una etapa de la historia ateniense caracterizada fundamentalmente por la consolidación de la primacía de Atenas en la región y también por el surgimiento de brillantes filósofos, escritores y escultores. Pericles otorgó a los artistas las máximas facilidades, en favor de las riquezas acumuladas por el incremento del comercio y de la industria. Una próspera situación económica permitió a Pericles financiar la actividad artística, lo que convirtió a Atenas en un importante centro cultural. Hizo levantar grandes santuarios y monumentos, favoreció el desarrollo del teatro y de la investigación histórica, incentivó la arquitectura, promovió la creación de un nuevo pensamiento filosófico y, entre otras muchas cosas, apoyó decididamente el progreso de la ciencia y el arte, en especial de la escultura y la literatura dramática. Esa brillante etapa de Atenas prolongó un proceso que engendró las condiciones necesarias para la aparición de talentos como Esquilo, Sófocles, Eurípides, Sócrates y Platón, entre muchos otros. Pero también marcó el nacimiento de la tragedia, un género literario que ningún otro pueblo de la antigüedad cultivó al nivel de los atenienses.

La tragedia

La tragedia adquirió forma original en Atenas a finales del siglo VI a. C. Madura y se desarrolla un siglo más tarde y completa su ciclo al finalizar la quinta centuria. Fue, sin duda, la forma artística a través de la cual se expresó más brillantemente la cultura griega y que contribuyó grandemente a la unificación política y nacional de los atenienses, ya que ensalzaba los méritos de grandes gobernantes y héroes militares y trasmitía los conceptos religiosos y morales predominantes en la época. Su nombre proviene del latín tragoedia y se le puede definir como un poema dramático que representa hechos importantes protagonizados por personajes célebres. Atendiéndose estrictamente a su origen, se puede decir además que en sus inicios fue concebida como un lamento por un dios que muere o que sufre, no obstante lo cual adquirió paulatinamente características de relato dramático que incluía también otros sucesos, tales como guerras, sitios de ciudades, conflictos amorosos y aventuras de dioses, semi-dioses y humanos. Generalmente se representaba en la primavera y, sobre todo en los comienzos de su desarrollo, mantuvo un notorio sentido moral y religioso. En ese aspecto se le considera una manifestación artística del culto ritual a Dionisios, dios griego padre del posterior Baco romano. Por ello se le representaba precisamente en esa estación del año, en las fechas de las celebraciones ofrendadas a Dionisios. Posteriormente, cuando en sus formas más elaboradas amplía considerablemente su contenido filosófico, sobre todo a través de Eurípides (480-406 a.C.), quien también le otorga un claro contenido crítico, (a tragedia, pese a todo, conserva sus características religiosas y mantiene su sentido de celebración ritual a Dionisios. Dionisios era para los griegos el dios del éxtasis, casi la antítesis de Apolo, que lo era de la inteligencia. A Dionisios estaban consagradas la vid y la vendimia y se le rendía culto público

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