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Viada I Obra De San Totomas


Enviado por   •  31 de Julio de 2011  •  6.011 Palabras (25 Páginas)  •  607 Visitas

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Biografía:

Landolfo, su padre, era Conde de Aquino. Teodora, su madre, Condesa de Teano. Su familia estaba emparentada con los Emperadores Enrique VI y Federico II, y los Reyes de Aragón, Castilla y Francia. Calo cuenta que un santo ermitaño predijo su carrera, diciéndole a Teodora antes de su nacimiento: "Entrará en la Orden de los Frailes Predicadores, y su conocimiento y santidad serán tan grandes que en vida, no se encontrará nadie que le iguale". (Prümmer, op. cit., 18). A los cinco años, según las costumbres de la época, fue enviado a recibir su primera formación con los monjes Benedictinos de Monte Casino. Diligente en sus estudios, desde muy pequeño se observó su buena disposición para la meditación y la oración, y su maestro se sorprendió al oírle preguntar repetidas veces: "¿Que es Dios?"

Alrededor del año 1236, le enviaron a la Universidad de Nápoles. Calo dice que el traslado se hizo por iniciativa del Abad de Monte Casino, quien escribió al padre de Tomás que un chico de su talento no debe ser dejado en la sombra (Prümmer, op. cit., 20). En Nápoles, sus maestros fueron Pietro Martín y Petrus Hibernos. El cronista dice que pronto superó a Martín en gramática y fue transferido a Pedro de Irlanda quién le formó en Lógica y ciencias Naturales. Las costumbres de la época dividían Filosofía y Letras en dos cursos: el Trivium, que cubría Gramática, Lógica y Retórica; el Quadrivium, que se componía de Música, Matemática, Geometría y Astronomía... Tomás repetía las lecciones con mayor profundidad y lucidez que sus maestros. El corazón del joven se había conservado puro en medio de la corrupción que le rodeaba, y decidió abrazar la vida religiosa.

Entre 1240 y 1243 recibió el hábito de la Orden de Santo Domingo, atraído y dirigido por Juan de San Julián, un conocido predicador del convento de Nápoles. La ciudad estaba asombrada al ver a un noble joven como él tomar el hábito de un pobre fraile. Su madre, con sentimientos de alegría y tristeza a la vez, se apresuró a ir a Nápoles a ver a su hijo. Los Dominicos, temiendo que se lo llevaran, le enviaron a Roma, aunque su destino final sería París o Colonia. Teodora convenció a los hermanos de Tomás, que eran soldados del Emperador Federico, capturaron al novicio cerca del pueblo de Aquependente y le recluyeron en la fortaleza de San Juan de Rocca Secca. Allí estuvo detenido casi dos años, mientras sus padres, hermanos y hermanas hacían todo lo posible para destruir su vocación. Sus hermanos incluso tendieron trampas a su virtud, pero el puro novicio echó de la habitación a la tentadora con un tizón que sacó del fuego. Hacia el fin de su vida, Santo Tomás le confió a su fiel amigo y compañero, Reinaldo de Piperno, el secreto de un favor especial que recibió entonces. Cuando echó a la tentadora de la habitación, se arrodilló y ardientemente imploró a Dios que le concediera la integridad de mente y cuerpo. Cayó en un sueño ligero, y mientras dormía, dos ángeles se le aparecieron para asegurarle que su oración había sido escuchada. Le ciñeron un cinturón, diciendo: "Te ceñimos con el cinturón de la virginidad perpetua." Y desde ese día en adelante jamás experimentó el más leve movimiento de la concupiscencia.

El tiempo en cautiverio no fue perdido. Su madre empezó a ceder tras los primeros impulsos de ira y tristeza; se les permitió a los Dominicos proporcionarle nuevos hábitos, y con la ayuda de su hermana obtuvo algunos libros -las Sagradas Escrituras, la Metafísica de Aristóteles y las "Sentencias" de Pedro Lombardo. Tras año y medio o dos en prisión, sea porque su madre se dio cuenta de que la profecía del ermitaño se cumpliría o bien porque sus hermanos temían las amenazas de Inocencio IV y Federico II, fue puesto en libertad bajándolo en un cesto a los brazos de los Dominicos que se admiraron al darse cuenta de que durante su cautiverio "había progresado tanto como si hubiera estado en un studium generale" Tomás enseguida hizo sus votos, y sus superiores le mandaron a Roma. Inocencio IV examinó con atención los motivos que le llevaron a entrar en la Orden de Predicadores, le despidió con una bendición y prohibió cualquier interferencia en su vocación. Juan el Teutón, cuarto Maestro General de la Orden, llevó al joven estudiante a París y según la mayoría de los biógrafos del santo, a Colonia, en 1244 o 1245, a cargo de Alberto Magno, el más famoso profesor de la Orden. En las escuelas, el carácter humilde y taciturno de Tomás fue mal interpretado como indicios de retraso mental, pero cuando Alberto escuchó su brillante defensa de una difícil tesis, exclamó: "Llamamos a este joven un buey mudo, pero su mugido doctrinal un día resonará hasta los confines del mundo."

En 1245 enviaron a Alberto a París y Tomás le acompañó como alumno. En 1248 ambos volvieron a Colonia. Alberto había sido nombrado regente del nuevo studium genérale, erigido aquel año por el Capítulo General de la Orden y Tomás debía enseñar bajo su autoridad como Bachiller.. Durante su estancia en Colonia, probablemente en 1250, fue ordenado sacerdote por Conrado de Hochstaden, arzobispo de esa ciudad. Durante toda su vida, con frecuencia predicó la Palabra de Dios en Alemania, Francia e Italia. Sus sermones se caracterizaban por su fuerza, piedad, solidez en la enseñanza y abundantes referencias bíblicas. En 1251 o 1252, el Maestro General de la Orden, aconsejado por Alberto Magno y Hugo de San Caro, nombró a Tomás Bachiller (subregente) del studium Dominico en París. Este nombramiento puede considerarse como el principio de su vida pública, ya que su enseñanza rápidamente llamó la atención tanto de profesores como de alumnos. Sus deberes consistían principalmente en explicar las "Sentencias" de Pedro Lombardo, y sus comentarios sobre ese texto teológico le proporcionaron el material y en gran parte, en esquema general para su obra magna, la "Summa Theologica". En el transcurso del tiempo, se le ordenó prepararse para el Doctorado de Teología por la Universidad de París, pero aplazaron la concesión del título por una disputa entre la universidad y los frailes. El conflicto, en su origen una disputa entre la universidad y las autoridades civiles, surgió tras un incidente con la guardia de la ciudad que resultó en un estudiante muerto y otros tres heridos. La universidad, celosa de su autonomía, exigía una satisfacción que le fue negada. Los doctores cerraron sus facultades, juraron solemnemente que no las abrirían hasta ver satisfechas sus demandas y decretaron que en e futuro a nadie se le conferiría el título de doctor a menos que jurase seguir la misma línea de conducta en circunstancias similares. Los Dominicos y Franciscanos, que

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