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ACTIVIDADES EXPERIMENTALES


Enviado por   •  13 de Abril de 2013  •  2.389 Palabras (10 Páginas)  •  539 Visitas

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ACTIVIDADES EXPERIMENTALES

La escuela primaria es una etapa única para enseñar a mirar el mundo con ojos científicos: los alumnos tienen la curiosidad fresca, el asombro a flor de piel y el deseo de explorar.

La curiosidad natural de los alumnos hacia hábitos del pensamiento más sistemáticos y más autónomos. Por ejemplo, guiándolos a encontrar regularidades (o rarezas) en la naturaleza que los inviten a hacerse preguntas. Ayudándolos a imaginar explicaciones posibles para lo que observan. Y enseñándoles a intercambiar ideas con otros, fomentando que sustenten lo que dicen con evidencias y que las busquen detrás de las afirmaciones que escuchan.

De lo que se trata, en suma, es de utilizar ese deseo natural de conocer el mundo que todos los niños traen a la escuela como plataforma sobre la cual construir herramientas de pensamiento que les permitan comprender cómo funcionan las cosas y pensar por ellos mismos. Y, también, de que el placer que se obtiene al comprender mejor el mundo alimente la llamita de su curiosidad y la mantenga viva.

¿Qué sucede si esas piedras fundamentales del pensamiento científico no se colocan a tiempo? Pienso por un momento en niños que salen de la escuela primaria sin la posibilidad de (ni la confianza para) idear maneras de buscar respuestas a las cosas que no conocen, o de darse cuenta de si algo que escuchan tiene evidencias que lo sustenten o no. O de niños cuya curiosidad se fue apagando poco a poco por no haber encontrado alguna causa del porqué de las cosas.

Creo yo no podríamos tener una sociedad participativa, en la que se pregunte el porqué de las cosas.

Es una clase de sexto año. En el pizarrón se lee el título de la unidad que los alumnos están por comenzar: “Soluciones y solubilidad”. La docente comienza la clase con una pregunta: “¿Qué piensan ustedes que es una solución?” Los chicos dicen cosas diversas, en su gran mayoría diferentes a lo esperado por la docente. Un alumno responde “¿Es algo como lo que aprendimos de mezclas el año pasado?”. La docente asiente satisfecha y escribe en el pizarrón:

Solución: Mezcla homogénea (una sola fase) compuesta por dos o más sustancias llamadas soluto y solvente.

La docente lee la definición en voz alta y repasa la idea de mezcla homogénea. Luego continúa: “¿Qué es un soluto?” Los chicos miran con cara de confundidos.

“Un soluto es el componente que está en menor proporción en la mezcla. El solvente es el que está en mayor proporción, generalmente es un líquido. Por ejemplo, se dice que el agua es un solvente universal porque disuelve muchas cosas. Copiemos todo esto en el pizarrón”.

Luego de que todos han copiado las definiciones, la docente da algunos ejemplos de soluciones: café con leche, agua con azúcar, agua con alcohol. En cada uno identifica el soluto y el solvente. Les pide a los chicos que den otros:

Algunos contestan correctamente, la docente copia todos los ejemplos en el pizarrón. De tarea, les pide que traigan nuevos ejemplos de soluciones que encuentran en la vida cotidiana, al menos 3 de cada uno.

“¿Y qué será entonces la solubilidad?”, repregunta la docente. Los chicos parecen haberse quedado mudos. “La solubilidad es la cantidad de soluto que puede disolverse en un solvente dado. Cuanto más soluto se pueda disolver, más solubilidad tiene. También pasa que al aumentar la temperatura la solubilidad aumenta, como cuando caliento el café con leche y le puedo agregar más azúcar. ¿Entendieron? Copiemos todo en la carpeta.”

Segundo escenario

Esta clase de sexto año transcurre en un laboratorio. En el pizarrón está escrito el título de la actividad: “Soluciones de pigmento de remolacha y agua”.

Los chicos trabajan en grupos, en diferentes mesas. Cada equipo tiene un balde con agua tibia y pedacitos de remolacha cortados. El docente les pide que coloquen los pedacitos de remolacha dentro del agua y que, con ayuda de una cuchara, los aplasten hasta que el agua se vuelva de color violeta. Les cuenta que, así, van a formar una solución entre el agua y el pigmento de la remolacha. Explica que el agua disuelve el pigmento dentro de la remolacha y por eso se tiñe.

Luego, cada grupo trabaja con las telas que tiene sobre la mesa. El docente les muestra que tienen que enrollarlas como un matambre. Pueden hacerle nudos y usar banditas elásticas y con eso van a lograr “efectos artísticos”.

Al final, los chicos usan sus tinturas recién fabricadas para teñir sus telas. Están fascinados. Hay un clima de risas en todo el aula, e incluso muchos alumnos que pocas veces participaban de las clases de ciencias lo hacen activamente.

Luego de dejar secar las telas por un ratito, los alumnos muestran al resto de la clase lo que han hecho. El docente recuerda que han formado una solución con pigmento de remolacha, y por eso pudieron teñir las telas. Todos los alumnos piden repetir la experiencia.

Los escenarios anteriores, si bien ficticios, están basados en numerosas clases de ciencias reales. Resumen varios de los “pecados” que se cometen a menudo en la enseñanza de la ciencia y revelan, a su vez, dos imágenes muy diferentes de las ciencias naturales por parte de los docentes.

Analicemos cada uno de ellos.

El primer escenario es más sencillo de criticar, y la verdad es el que vemos más a menudo en las escuelas. En él vemos a una docente definiendo conceptos en el pizarrón y a los alumnos escuchando pasivamente sin comprender realmente de qué se tratan esos conceptos. Por supuesto que hay aspectos para rescatar en el trabajo de esta docente: por ejemplo, que intenta ser clara en sus definiciones, e ilustrarlas con ejemplos de la vida cotidiana que resulten familiares para los niños. Sin embargo, nosotros como docentes cometemos un pecado muy habitual en las clases de ciencias: comenzar por definir los términos científicos, generando en sus alumnos la idea de que el conocimiento de las cosas está en sus nombres.

Al comenzar preguntándoles a los niños qué entienden por una solución, pareciera que el aprendizaje que buscamos pasa por comprender el significado de la palabra “solución”, la cual puede fácilmente obtenerse del diccionario, y no en entender, por ejemplo, que en la naturaleza muchas sustancias aparecen mezcladas, o cómo podemos darme cuenta de cuántos componentes tiene una cierta mezcla. Podríamos imaginar perfectamente a un alumno que formule correctamente todas las definiciones

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