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Asesinas En Serie En México


Enviado por   •  1 de Septiembre de 2014  •  2.243 Palabras (9 Páginas)  •  298 Visitas

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Asesinas en serie en México.

Para empezar con este tema, comenzaremos por definir Asesino en serie, y diferenciarlo de los términos “Asesino en masa” y “Spree Killer”

• Un asesino en serie es alguien que comete tres o más asesinatos durante un extenso período con un lapso de enfriamiento entre cada crimen.

• Un asesino en masa, por otra parte, es un individuo que comete múltiples asesinatos en una ocasión aislada y en un solo lugar.

• Un spree killer comete múltiples asesinatos en diferentes lugares, dentro de un período que puede variar desde unas cuantas horas hasta varios días. A diferencia de los asesinos en serie, ellos no vuelven a su comportamiento normal entre asesinatos.

El término “serial killer” (asesino en serie) fue acuñado por el agente especial del FBI Robert Ressler, en la década de 19705; Aunque había sido descrito muchos años antes. Se tiene constancia de que el inspector policial alemán Ernst Gennat utilizaba ya este concepto en 1930.

Entonces, nos enfocaremos geográficamente en México, específicamente en el caso de mujeres que cometieron asesinatos en serie.

Comenzando con el caso de Felícitas Sánchez Aguillón.

Felícitas Sánchez Aguillón es conocida popularmente como "la Ogresa de la Col. Roma", "la Trituradora de angelitos", "la Descuartizadora de la Col. Roma" o "la Espanta-cigüeñas".

Responsable de un número indeterminado de infanticidios (se cree que fueron más de 50, durante la década de 1930's), en un suburbio de la Colonia Roma de la Ciudad de México, donde vivía en un edificio departamental. Fue una asesina organizada, hedonista y sedentaria que según su profesión se considera un ángel de la muerte (se graduó como enfermera y ejerció como partera).

A la par de su labor como partera, sostenía un negocio ilícito practicando abortos y traficando con infantes; pero estas actividades solo escondían la más aberrante y sanguinaria de sus aficiones, una carnicería humana, que Sánchez desató en contra de los pobres infantes que terminaban en sus manos.

A finales del s. XIX y principios del s. XX, nace en una zona rural del estado de Veracruz, en el poblado de Cerro Azul, Felícitas Sánchez. Se desconocen los detalles de su infancia, lo poco que se sabe es que tuvo una relación tormentosa con su madre, (dominada por el rechazo de está última), esto desencadenaría la psicopatología que marcaría su futuro modus operandi: Un rechazo patológico hacia la maternidad y todo lo relacionado con ésta

Felícitas Sánchez, se asienta en la Colonia Roma de la Ciudad de México, en calle Salamanca No. 9 (por esa época ocupado por un edificio de departamentos). Le renta una habitación a una mujer que ocupaba un departamento en el tercer piso del edificio. Su nueva casera y compañera de departamento laboraba todo el día y solo iba al departamento para dormir, lo cual dejaba a Felícitas el tiempo y el espacio para darle riendas sueltas a sus aberrantes prácticas.

Sánchez Neyra estableció un negocio "atendiendo partos" en el lugar (a su casera no le molestaba mientras el sitio estuviera limpio). En efecto Felícitas atendía partos, pero pronto comenzó a destacar el hecho de que mujeres adineradas acudían a consulta con la mujer. Evento por lo más extraño, por qué una mujer con alta capacidad adquisitiva recuriría a una partera en un barrio marginal para atenderse su embarazo.

Los vecinos pronto empezaron a percatarse de otros eventos extraños: Las cañerias del edificio se tapaban con frecuencia, (para arreglar este contratiempo Felícitas contaba con la complicidad de un plomero, Roberto Sánchez Salazar), y además, en ciertas ocasiones pudieron percatarse de que del departamento salía un extraño humo negro de olor muy desagradable.

Pronto el negocio prosperó, Felícitas practicaba abortos clandestinos, incluso hacia visitas a domicilio

Modus operandi: Posterior a su detención los cómplices de "la Ogresa" relataron la terrible tortura a la que sometía los bebés y niños: Solía parodiar los cuidados maternales de una manera sádica: Bañaba a las criaturas con agua helada, no les daba de comer durante períodos considerables de tiempo, los dormía en el piso y a veces los alimentaba con carne o leche podrida.

Motivación criminal: Rechazo de su madre y posteriormente se desarrollaría una aversión a la maternidad, el conocimiento de enfermería y las facilidades que tuvó para ocultar sus crímenes.

Magdalena Solís, conocida como "la Gran Sacerdotisa de la Sangre". Fue responsable de por lo menos 8 asesinatos,- según algunas fuentes su número real de víctimas asciende a 15,- cometidos en la pequeña comunidad de "Yerba Buena", cerca a la ciudad de Monterrey.

Es uno de los pocos casos documentados de asesinas en serie (mujeres) que tuvieron una clara motivación sexual (era una criminal sexual). Era una asesina organizada, visionaria, sedentaria, depredadora sexual y que mata en grupo.

Magdalena, provenía de una familia de escasos recursos y, muy probablemente, disfuncional. Aparentemente, comenzó a ejercer el oficio de la prostitución a temprana edad; oficio en el que laboraría hasta su unión, junto con su hermano Eleazar Solís (quien también fungía como su proxeneta), a la estafa y secta de Santos y Cayetano Hernández, en 1963. Trás su ingreso a la secta, Magdalena Solís desarrolló una grave psicosis teológica (era una fanática religiosa, sufría de delirios religiosos y delirios de grandiosidad, además de una marcada perversión sexual que se expresaba en el consumo de la sangre (vampirismo) de sus víctimas y en el terrible sadismo con el que perpetró sus crímenes), y también prácticas de incesto, fetichismo y pedofilia.

A finales de 1962 y principios de 1963, los hermanos Santos y Cayetano Hernández, un par de delicuentes de poca monta, idearon una estafa, que ellos creyeron era brillante y sería la solución a todos sus problemas monetarios. Llegaron al pequeño pueblo de Yerba Buena, (una comunidad marginada del norte de México, con un poco más de 50 habitantes, todos ellos sumidos en la pobreza extrema y en su mayoría analfabetas) y se autoproclamaron profetas y sumos sacerdotes de los «poderosos y exiliados dioses incas».

El culto permaneció así funcionando sin problema durante un tiempo, después del cual los creyentes comenzaron a impacientarse al no ver cumplirse las promesas. Entonces, idearon un plan: fueron a Monterrey en busca

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