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Aspectos Psicologicos En Odontologia


Enviado por   •  20 de Febrero de 2012  •  5.492 Palabras (22 Páginas)  •  947 Visitas

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Introducción

El desarrollo psicológico del niño entrega antecedentes básicos para analizar la conducta de este y evaluar el nivel alcanzado en el momento en que el dentista lo observa por primera vez. Esta observación y el sub secuente estudio de estas características son actividades importantes para el odontopediatra. La interpretación exacta de las conductas evidenciadas por el paciente asegura el éxito en el manejo del niño y permiten adecuar las técnicas para cada paciente en partícula durante su experiencia odontológica y reforzar modos de comportamiento que facilite su adaptación al tratamiento y mejorar sus motivaciones, y habilidades para el auto cuidado.

El éxito en el tratamiento de los niños esta relacionado directamente con el conocimiento, por parte del dentista, de sus características psicológicas y necesidades particulares. Mientras mayor sea el conocimiento, obtenido en entrenamiento formal, experiencia, o ambas, mayores son las posibilidades de tener buenos resultados en las tres importantes áreas de la conducción del paciente. Estas áreas incluyen: la pre4diccion de la conducta en situación clínica, el manejo adecuado de problemas conductuales y, en el caso de menores inadecuadamente tratados con anterioridad, mejor habilidad para explicar, racionalizar y modificar las circunstancias que motivaron los trastornos.

Es importante comprender que a pesar de la existencia de leyes básicas de crecimiento y desarrollo, explica las similitudes en el proceso de maduración, hay diferencias individuales notables, producto de los diferentes resultados de la interacción de cada individuo con su entorno externo, interno y social. Aun así, el dentista debería estar capacitado para medir la habilidad de su paciente para manejar situaciones nuevas y su disposición para adaptarse, y cooperar a las diversas actividades que representa el tratamiento. Para ilustrar este punto se propone en caso de una visita de emergencia de un niño de 18 meses que ha sufrido un traumatismo dentario.

En esta edad el niño tiene una autonomía muy limitada y la unión formada por él y su madre es muy estrecha, sus contacto con personas ajenas a su familia son escasos, el desarrollo de su lenguaje no es adecuado como para comprender situaciones no domesticas; por otra parte, tiene temor a personas desconocidas o a ser separado de su mamá. Es muy comprensible entonces que exprese resistencia y llanto ante el intento del dentista a examinarlo y que no responda a solicitudes verbales, tranquilizadoras o no. En esta situación así, el dentista debería examinar al niño en brazos de su madre y no esperar que sus explicaciones sean entendidas por el menor. Esto evita asumir conductas restrictivas o expresar frustración, al reconocer anticipadamente las limitaciones.

Una de las áreas que proveen mayor recompensa en odontología es la conducción exitosa de un niño, ya que la primera experiencia de estos deja a menudo una impresión indeleble. El momento mas adecuado para elaborar una imagen adeudada de la odontología, es la infancia, cuando es posible reducir los sentimientos negativos e incluso hostiles hacia el dentista, formando así una base para futuras interacciones positivas.

Evaluación del paciente

La evaluación del paciente infantil tiene que ser rigurosa, para evitar calificarlo inadecuadamente. Su objetivo es diseñar un modo de acercamiento consecuente con las conductas observadas. El proceso puede resumirse así:

1.Recopilación de información

Conducta observada en la sala de espera

Información personal social e histórica:

a.edad del paciente y de sus padres

b.estado socioeconómicos

c.socialización

d.temores mas relevantes

e.historio medico-dental

f.experiencia de los padres

Desde el punto de vista de reacciones frente al odontopediatra, dos factores han sido detectados como un mayor valor negativo: a expectativa desfavorable de los padres y la ansiedad del niño al ver personas extrañas.

Si la información es ambigua o confusa, debe compilarse mayores antecedentes: hablar con el niño, permitirle explorar el ambiente, observando con mayor detalle, la entrevista con los padres se hará acuciosa.

En el caso que las conductas observadas y los antecedentes reunidos sean congruentes, se puede pasar a una segunda etapa.

1.Aquí se hace un estudio de la información y se formulan conclusiones. Así se posibilita la predicción de la conducta del niño durante el tratamiento y se decide el método que se seguirá en la etapa siguiente.

2.Análisis

3.Prueba

Si la interpretación parece incorrecta, hay que buscar nueva información y revisar el análisis. Si este proceso ha sido adecuado, el método de tratamiento del niño tendrá éxito en la situación clínica.

La comunicación entre el dentista y el niño

Es fácil comprender que previo a un rendimiento eficiente del dentista es necesario vencer las barreras psicológicas que existe entre él y su paciente. El paciente menor de edad tiene limitaciones en cuanto al desarrollo del lenguaje, su comprensión es limitada, su capacidad de adaptación esta siendo puesta a prueba. De esta manera hay dificultades para la efectiva comunicación, proceso no muy bien comprendido inicialmente por los dentistas que trataban niños, los cuales recomiendan técnicas que, a modo de recetas, buscan la producción de mejoramientos en el comportamiento de sus pacientes, variando de actitudes permisivas a rígidas y disciplinarias, con el factor común de enfatizar el mas expendido accionar del profesional, mas bien que la naturaleza de las reacciones infantiles.

Como se ha visto en desarrollo emocional, la primera forma de comunicación del malestar de cualquier orden es el llanto. A esta forma de expresión recurren con frecuencia los niños ante el miedo, la ansiedad y el dolor, siendo, en muchos casos, la primera reacción observable desde el punto de vista del dentista tratante. Los llantos pueden ser de cuatro tipos:

Llanto obstinado: consiste en llanto fuerte, con gritos, ordenes y amenazas, movimientos de la musculatura gruesa y conducta agresiva tipo pataleta.

Llanto atemorizado: con abundante lágrimas, quejas, vocalización lastimera, solicitudes de llamar a la mamá, movimientos de evitación con la cabeza, manos

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