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COMUNCACION TERAPEUTICA ENTRE ENFERMERA- PACIENTE


Enviado por   •  28 de Mayo de 2013  •  2.075 Palabras (9 Páginas)  •  782 Visitas

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Comunicación Terapéutica en la Relación enfermera paciente

Una de las principales aportaciones de la psicología social al ámbito de la salud ha sido la de analizar el proceso comunicativo que se establece entre el profesional sanitario y el paciente, con la finalidad de optimizar este proceso y contribuir, de este modo, a un servicio sanitario de mayor calidad y eficacia. (Bayés y Marin, 1992).

Investigaciones empíricas realizadas en muy distintos contextos culturales (Bensing, Schreurs y De Rijt, 1996; Harrison, 1996; Rodríguez y Mira, 2002) comprueban que la primera razón por la cual los pacientes se declaran satisfechos de la atención recibida, tanto en hospitales como en centros ambulatorios, es el trato humano que reciben por parte del profesional sanitario que les atiende, destacándose como elementos fundamentales de este trato la empatía mostrada por los profesionales, la información comprensible que éstos aportan, el tiempo que dedican a la relación personal con el enfermo y la posibilidad que el paciente tiene de expresarse.

Entre los distintos factores que determinan la relación enfermera-persona en el medio hospitalario, la falta de tiempo es el más verbalizado entre las profesionales. Se cree que la falta de técnica y de formación sobre la relación terapéutica es el factor más determinante. También llama gravemente la atención la falta de demanda por parte del usuario del sistema sanitario. En cambio, comienza a haber un reclamo de atención personalizada en su asistencia sanitaria, acogiéndose al discurso político de obtener así una mayor satisfacción de la misma, pero contrariamente el ciudadano no exige una relación terapéutica con la enfermera y no es consciente de su participación para hacer frente a sus experiencias de salud.

En un sistema sanitario como el actual en el que impera la tecnología y el factor económico, el tiempo es un factor importante para la comunicación. Paralelamente se constata que el tiempo es una variable que en algunos casos concretos no es determinante en el proceso de relación persona-enfermera, pues puede ser terapéutica a pesar de ser de corta duración. El estado de la cuestión, pues, se puede resumir en las siguientes preguntas: ¿qué ocurre cuando una persona ingresa en el hospital?, ¿cómo vive este cambio de entorno?, ¿se adapta a él?, ¿cuál es nuestra formación sobre relación terapéutica?, ¿dónde la hemos adquirido?, ¿cuánto tiempo empleamos en relacionarnos con los pacientes?, ¿cómo nos relacionamos con ellos?, ¿cuándo lo hacemos?.

Cuando una persona es admitida en el hospital, algunos pacientes rechazan aceptar que sus roles han cambiado y se comportan de una manera en la que es sistemáticamente tachada por los profesionales como paciente difícil o problemático, estigma que afecta y es fundamental en la relación de persona-enfermera.

Para situar la relación terapéutica es preciso considerar tres conceptos básicos: enfermería, entorno y relación

ENFERMERÍA: Peplau (1952), citada en Marriner & Raile (1999)3, definió enfermería como "un importante proceso terapéutico interpersonal que actúa en coordinación con otros procesos humanos que hacen posible la salud de los individuos en las comunidades" (p. 339). Leininger (1988) , citada en Marriner & Raile3 (1999), la entiende como "una profesión y una disciplina humanista y científica aprendida, que se centra en los fenómenos de actividades de asistencia a los seres humanos con la finalidad de ayudar, apoyar, facilitar o capacitar a las personas o a los grupos a mantener o recuperar su bienestar (o su salud), de manera beneficiosa y dotada de sentido culturalmente, o para auxiliarles a la hora de afrontar la discapacidad o la muerte" (p. 446).

ENTORNO: Para Leininger (1988), citado en Kerouac (1996)4, el entorno se relaciona con todos los aspectos contextuales en los que la persona se encuentra. Estos son los aspectos físicos, ecológicos, sociales, igual que la visión del mundo y todo factor que tenga una influencia sobre el estilo de vida de la persona. El entorno es principalmente exterior a la persona, pero ejerce una influencia en lo cotidiano y en la existencia de esta persona. Por eso, un comportamiento sólo es significativo en la medida que se incluye en el entorno (p.46).

RELACIÓN: En este contexto la relación se entiende como el encuentro terapéutico entre enfermera-persona guiado hacia un objetivo común que es la vivencia de experiencias de salud. En esta relación hay elementos que pueden modificarla, cambiarla, afectarla o potenciarla5(véase cuadro 2) que recoge los elementos de la relación según Stuart & Sundeen.

Dos enfoques del cuidado profesional

En la profesión de enfermera, según Cibanal (2001)8, hay dos maneras de enfocar los cuidados enfermería, dos abordajes fundamentales:

1. Abordaje subjetivo científico, bien reconocido, utilizado y valorizado por todos. En él la enfermera da cuidados "del mundo exterior", utiliza un plan, un protocolo preciso, e identifica lo más objetivamente posible los signos, síntomas, los problemas y las necesidades del "paciente"-del que está fuera de ella-. Aquí la enfermera tiene un rol de cuidadora no muy bien identificado pero lo bastante para ser reconocido en la sociedad, aunque no siempre se siente ella bien en el papel que la sociedad le otorga. Por otra parte, cuando la salud física está bien separada de la salud psicológica, la situación de la enfermera es confortable en cuanto a los cuidados o las técnicas que ella imparte. Son actos legales, cuantificables, recopilados y defendibles

2. Abordaje inter-subjetivo, más global y profundo, ya que la enfermera debe integrar relación, proceso de cuidados y modelo de enfermería. Esta integración es un proceso largo y exige una implicación profesional y personal. Este proceso no es cuantificable, y no es registrado.

Siguiendo con el primer modelo, que coincide con el rol profesional reconocido por nuestra sociedad, actualmente y dentro de la generalidad, se ha aceptado trabajar siempre con funciones dependientes y delegadas, siempre trabajando a toda rapidez, con el consiguiente riesgo de la pérdida de atractivo de los cuidados propios de enfermería y su profesión. Lo que más tarde se denominó el síndrome de Burn-Out, tan frecuente entre las enfermeras. Así, manifiesta Cibanal (2001), que el profesional que no está centrado en su identidad no llega a encontrar valor en todo lo que hace y en la evaluación de los otros. Se dispersa en toda clase de tareas, se confunde con los otros y con su servicio a los otros, lo cual le lleva a no sentirse realizado.

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