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Ciclos Del Planeta


Enviado por   •  1 de Mayo de 2014  •  30.244 Palabras (121 Páginas)  •  603 Visitas

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CONTENIDOS:

TEMA 1. LOS CICLOS DEL PLANETA.

El planeta Tierra es un sistema dinámico, en donde interactúan constantemente sus partes que desempeñan un papel importante en el sostenimiento de la vida, como son la atmósfera o envoltura gaseosa que rodea al planeta; la hidrosfera o agua liquida, congelada, dulce o salada del planeta; la geósfera formada por el núcleo, el manto y la corteza terrestres; la litosfera constituida por el suelo, las rocas, minerales y combustibles fósiles y la biosfera que comprende el dominio donde se encuentra la vida. Estas regiones o capas del planeta experimentan cambios a corto y largo plazo, en respuesta a los cambios en las condiciones ambientales generados por procesos naturales y por las actividades antrópicas. El conjunto de organismos vivos de la Tierra que interactúan entre sí y con su ambiente no vivo, se le llama ecosfera (Figura 1), en otras palabras, contiene la biosfera y sus interacciones con la atmósfera, la hidrosfera y la litosfera (Miller, 1994; Solomon y col., 1996).

Figura 1. La ecosfera, es el sistema que soporta la vida, muestra sus relaciones con las otras esferas de la tierra. (Fuente:http://www.virtual.unal.edu.co/cursos/ciencias/2000088/lecciones/seccion1/capitulo04/tema05/01_04_05.htm)

La biosfera en la que el ser humano participa actualmente es el resultado de millones de años de interacciones entre los seres vivos y los componentes (no vivos) de la Tierra. La biosfera es un enorme sistema complejo, cuya dinámica se conoce de manera muy general. Dentro de las consecuencias de la larga evolución de la biosfera, se encuentra el establecimiento de algunos tipos de fenómenos cíclicos relacionados con la utilización de la energía y de materiales (Nelson, 2004).

Desde su formación, el planeta Tierra ha estado expuesto a fenómenos cíclicos. Entre ellos, la rotación diaria alrededor de su eje y la rotación anual alrededor del sol. A escalas de tiempo mayores se cree que los ciclos de glaciaciones están ligados a pequeñas variaciones de la órbita de la Tierra que modifican la recepción de la radiación solar (Schlesinger, 2000).

En los últimos dos millones de años, las oscilaciones climáticas se hicieron más violentas y frecuentes, lo que dio origen a las glaciaciones (Era de Hielo), llamadas así porque se caracterizan por acumulaciones persistentes de hielo y nieve (Figura 2). Las causas de estas oscilaciones parecen depender de fenómenos cíclicos que afectan a todo el planeta y el sistema solar. Las glaciaciones suelen tener efectos catastróficos sobre la fauna y la flora, a la vez que se habilitan nuevas áreas que pueden ser colonizadas. Esto se debe al descenso del nivel de los mares ya que el agua tiende a acumularse en los polos en forma de hielo. El enfriamiento global también lleva a la fragmentación territorial de los ecosistemas planetarios (Curtis y Barnes, 2001).

Figura 2. Ultima Glaciación. Diferencias de la circulación termohalina (conveyor belt) en el Atlántico en los estadiales fríos (izquierda) y en los interestadiales cálidos o episodios Dansgaard-Oeschger (derecha) trazo oscuro ascendente: circulación superficial; trazo oscuro descendente: circulación profunda; trazo blanco: frente polar oceánico).

El comienzo de la Edad de Hielo del Pleistoceno fue atribuido por Milankovitch a variaciones en tres parámetros de la órbita de la Tierra. El primero de ellos es la excentricidad orbital, es decir, el grado en que la órbita se aparta del círculo perfecto. Los cálculos indican un ciclo de aproximadamente 100.000 años entre tiempos de excentricidad máxima. Esto corresponde aproximadamente a 20 ciclos climáticos calientes-fríos que ocurrieron durante el Pleistoceno (Figura 3). El segundo parámetro es el ángulo del eje de la Tierra y una línea perpendicular al plano de la eclíptica. Este ángulo se desplaza alrededor de 1,5º de su valor actual de 23,5º durante un ciclo de 41.000 años (Figura 4). El tercer parámetro es la precesión de los equinoccios, la cual hace que la posición de los equinoccios y solsticios se desplace lentamente alrededor de la órbita elíptica de la Tierra, en un ciclo de 23.000 años (Figura 5). Los cambios continuos en estos tres parámetros son causa de que el calor solar recibido a cualquier latitud varíe ligeramente con el tiempo. Sin embargo, el calor total recibido por el planeta se mantiene poco alterado. De acuerdo con esta teoría, la interacción de estos tres parámetros desencadenó los episodios glaciares – interglaciares durante el Pleistoceno (Wicander y Monroe, 2000).

Figura 3. La excentricidad de la órbita de traslación de la Tierra alrededor del sol.

Figura 4. La inclinación del eje terrestre de rotación varía

con una periodicidad de unos 41.000 años.

Otro ciclo de largo plazo de la Tierra concierne la interacción entre el dióxido de carbono y la corteza terrestre. El CO2 de la atmósfera se disuelve en el agua de la lluvia formando ácido carbónico (H2CO3), que reacciona con los minerales expuestos en la superficie de la Tierra mediante el proceso conocido como meteorización de rocas. Los ríos transportan hasta los océanos los productos en solución del proceso de meteorización de las rocas. En los océanos, el carbonato de calcio se deposita en los sedimentos marinos, que con el tiempo la subducción de las placas llevará hasta el interior de la corteza. Allí los sedimentos sufren una metamorfosis: el calcio y el magnesio revierten a los minerales primarios de las rocas silíceas, mientras que el carbono retorna a la atmósfera en forma de CO2 a través de las emisiones volcánicas. En la Tierra, la corteza oceánica completa uno de estos ciclos en unos 100 a 200 millones de años. La presencia de vida sobre la tierra no acelera este ciclo; sin embargo, al aumentar la tasa de meteorización de rocas sobre los continentes y la tasa de deposición de sedimentos en los océanos puede aumentar la cantidad de materia transferida a través de diferentes vías (Schlesinger, 2000).

Figura 5. La precesión de los equinoccios, la cual hace que la posición de los equinoccios y solsticios se desplace lentamente alrededor de la órbita elíptica de la Tierra.

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