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Consecuencias Del Mal Uso De La Energia


Enviado por   •  21 de Septiembre de 2014  •  2.979 Palabras (12 Páginas)  •  811 Visitas

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INTRODUCCIÓN

La energía es fundamental para nosotros, se ah convertido en algo que es muy necesario para nosotros ya que dependemos mucho de ella para nuestro bienestar y comodidad, desde encender una lámpara, hasta los electrodomésticos, sin ella serían inservibles, es inevitable decir que nos ha traído mucho progreso y satisfacción.

Pero existe entre todo ello algo muy lamentable que tenemos que tener en cuenta desde ahora, la energía es muy accesible a muchos de nosotros, pero su generación en gran parte afecta mucho a nuestro planeta, para generar energía se necesita quemar recursos no renovables, aunque existe una producción de energía limpia, como la solar, la eólica, entre otras. Son muy costosas y al darle un mal uso, las consecuencias son muy severas para el medio ambiente.

La principal razón por la cual la gente hace un mal uso de la energía es por falta de concientización e información sobre los futuros problemas que puede traer el gasto innecesario de energía. También cuando se aprovechan de sus beneficios.

OBJETIVO

El objetivo de dicha investigación, es conocer el significado del consumo irracional de la energía así como… ¿Por qué se ocasiona? ¿Causas y consecuencias del uso irracional? y ¿Cómo se podría prevenir?, esto más que nada es para conocer nuestro entorno y darnos cuenta que la energía esta en cada una de las cosas en nuestra vida cotidiana y que el hombre ha hecho sobre explotación de la energía para satisfacer sus necesidades para establecer una zona de confort, mediante más crece una ciudad más grande es el abastecimiento de la energía.

Pero nadie se ha puesto a pensar el daño que afecta el uso irracional, nadie se ha puesto a ver como se acaban algunos recursos por este acto inmaduro de la explotación y mediante esta investigación se dará a conocer a forma explícita todo acerca del consumo irracional de energía.

La necesidad de energía es una constatación desde el comienzo de la vida misma. Un organismo para crecer y reproducirse precisa energía, el movimiento de cualquier animal supone un gasto energético, e incluso el mismo hecho de la respiración de plantas y animales implica una acción energética. En todo lo relacionado con la vida individual o social está presente la energía.

La obtención de luz y calor está vinculada a la producción y al consumo de energía. Ambos términos son imprescindibles para la supervivencia de la tierra y consecuentemente de la vida vegetal, animal y humana.

El ser humano desde sus primeros pasos en la tierra, y a lo largo de la historia, ha sido un buscador de formas de generación de esa energía necesaria y facilitadora de una vida más agradable. Gracias al uso y conocimiento de las formas de energía ha sido capaz de cubrir necesidades básicas: luz, calor, movimiento, fuerza, y alcanzar mayores cuotas de confort para tener una vida más cómoda y saludable.

El descubrimiento de que la energía se encuentra almacenada en diversas formas en la naturaleza ha supuesto a las diferentes sociedades a lo largo de los tiempos, el descubrimiento de la existencia de "almacenes energéticos naturales" que aparentemente eran de libre disposición. Unido a esto, el hombre ha descubierto que estos almacenes de energía disponibles en la naturaleza (masas de agua, direcciones de viento, bosques,) eran susceptibles de ser transformadas en la forma de energía precisa en cada momento (luz y calor inicialmente, fuerza y electricidad con posterioridad), e incluso adoptar nuevos sistemas de producción y almacenamiento de energía para ser utilizada en el lugar y momento deseado: energía química, hidráulica, nuclear. Sin embargo, parejo a este descubrimiento de almacenes naturales, se ha producido una modificación del entorno y un agotamiento de los recursos del medio ambiente. Así, el uso de la energía ha acarreado un efecto secundario de desertización, erosión y contaminación principalmente, que ha propiciado la actual problemática medioambiental y el riesgo potencial de acrecentar la misma con los desechos y residuos de algunas de las formas de obtención de energía.

La necesidad de aumento productivo de las sociedades industrializadas lleva parejo un incremento de los bienes de consumo y la creación de un mecanismo en el que se establece una equivalencia entre el confort y el consumo. Ello ha supuesto en las últimas décadas una avidez consumista, en donde el consumo es una finalidad en sí misma. La acumulación de bienes, útiles o no, el despilfarro como signo de poder adquisitivo y distinción social, la exigencia de gasto de elementos perecederos, son consecuencias del mecanismo de sostenimiento que el sistema económico de las sociedades desarrolladas ha establecido para mantener la capacidad productiva creciente que lo sustenta.

Así, la demanda de energía no sólo ha tenido que crecer en la industria, sino también en los consumidores de los productos manufacturados, dado que estos precisan mayoritariamente energía para cumplir con su finalidad. Para satisfacer esta demanda no sólo de bienes, sino de exigencia de nuevas cotas de confort, se hace precisa una mayor generación y oferta de energía. Por ello, se ha hecho necesario dotar de grandes centros generadores de energía excedentaria, ante la eventualidad de poder satisfacer la demanda que pueda ser requerida.

El estado del bienestar, ha generado el "estado del gasto y de la dependencia energética". No es de extrañar por tanto, que uno de los parámetros más importantes para clasificar el grado de desarrollo de un país, sea su gasto energético por capital.

La energía ha pasado a lo largo de la historia, de ser un instrumento al servicio del ser humano para satisfacer sus necesidades básicas, a ser la gran amenaza -motor y eje de la problemática ambiental- que se cierne sobre el planeta, hipotecando la existencia de las generaciones venideras.

Una de las aportaciones a la solución, o al menos paralización de esta problemática medioambiental, es lograr que satisfaciendo las necesidades actuales de energía, ésta sea producida sin alterar esos almacenes energéticos que cumplen una función de equilibrio ecológico, y que su uso, además de ser más eficiente, no sea origen de fuentes de contaminación ni aumento del deterioro actual y futuro del entorno, evitando el derroche de energía y aprovechando al máximo la producción realizada.

En resumen, tres son los problemas a los que nos ha abocado el consumo desmedido de la energía: En primer lugar, un deterioro del entorno; en segundo lugar, un paulatino agotamiento de los recursos naturales; y en tercer lugar, un desequilibrio irracional en el reparto

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