Economia Ecologica

El presente documento, es el trabajo final del curso de Economía Ecológica en su cuarta versión, impartido por la Red de Desarrollo Sostenible y Medio Ambiente (REDESMA).

Se trata de un ejercicio en grupo que consiste en realizar un análisis desde la perspectiva de la economía ecológica a un documento aprobado en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible celebrada en la ciudad de Río de Janeiro, Brasil en julio de 2012. El documento escogido por el grupo fue “El futuro que queremos” y corresponde al documento final aprobado por los Jefes de Estado y de Gobierno en el marco de la cumbre de Río +20.

Nuestro grupo está integrado por María Victoria Hernández, Luzmila Rosales, Luiz Sánchez y Carlos García.

Bases Conceptuales

Pero, ¿qué ha sucedido desde la Cumbre de la Tierra en Río del año 92 hasta a la cumbre de Río+20? Pues hemos visto como todas estas palabras de “sustentabilidad”, de “lucha contra el cambio climático”, de “protección de la biodiversidad”… se han quedado completamente huecas de significado.

En estos 20 años ha aumentado el cambio climático y la emisión de gases de efecto invernadero, se han privatizado y mercantilizado aún más los recursos naturales. Las patentes sobre la vida. Hoy en los países del Sur asistimos a una creciente ola de acaparamiento y privatización de tierras, con la consiguiente expulsión de campesinos y pueblos indígenas de estos territorios. Y en un continente claramente afectado por el hambre estas tierras han pasado de ser cultivadas por pequeños campesinos a quedar en manos de la agroindustria internacional, de fondos especulativos, compañías de seguros, etc.

Hoy asistimos a una profunda crisis ecológica y climática, que amenaza el futuro de la especie y de la vida en el planeta y que también amenaza nuestro presente.

La economía verde, es un concepto impulsado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y se define como “un sistema de actividades económicas relacionadas con la producción, distribución y consumo de bienes y servicios que resulta en mejoras del bienestar humano en el largo plazo, sin, al mismo tiempo, exponer a las generaciones futuras a riesgos ambientales y escasez ecológicas significativas”.

Plantea un modelo global que oriente las inversiones preferentemente hacia las áreas de: energía renovable, arquitectura bioclimática, sistemas de transporte y producción agrícola sostenibles con el objetivo de conseguir un sistema económico sostenible y lograr la equidad intergeneracional.

Es un nuevo paradigma que plantea que la economía debe estar dominada y dirigida por la demanda y oferta de productos y servicios amigables y que mejoran la calidad el medio ambiente.

No obstante, el desarrollo de este concepto tiene su fundamento en los supuestos de la Economía Ambiental. Es decir, en la economía neoclásica convencional por lo que mantiene los patrones clásicos de producción, consumo y acumulación evaluando su desempeño a través del crecimiento económico que se presenta como el elemento que permitirá resolver los problemas que enfrenta la humanidad.

Los jefes de Estado y de Gobierno que participaron en la Cumbre de Río+20, produjeron como resultado final un documento titulado “El futuro que queremos.” La versión en idioma español de este trabajo, tiene 59 páginas y está dividido en VI capítulos; a saber:

I. Nuestra visión común

II. Renovación del compromiso político

III. La economía verde en el contexto del desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza

IV. Marco institucional para el desarrollo sostenible

V. Marco para la acción y el seguimiento

VI. Medios de ejecución

Si bien, el grueso de nuestro análisis se basará en los planteamientos del capítulo III, se abordarán de manera puntual algunos conceptos los demás capítulos.

Perspectiva de la economía ecológica a la propuesta de la economía verde

La base conceptual desde la que parte el modelo de la economía verde es economicista. Se plantea como un sistema sin un fuerte vínculo con el medio ambiente basado en la gestión de los recursos, los mercados y los factores de producción para satisfacer todas nuestras necesidades.

A partir del instrumental analítico de la economía ecológica, podemos plantear las siguientes críticas a este modelo.

1. Carece de perspectiva sistémica, lo que no le permite conocer la compleja realidad de que medio ambiente y desarrollo deben verse como las dos caras de una misma moneda.

2. No tiene un enfoque transdisciplinario. Los aportes de las ciencias naturales como la física, la química, la biología y buena medida las ciencias sociales, no son tenidos en cuenta.

3. No cumple a cabalidad con las tres leyes o principios de la termodinámica. A pesar de que se plantea dar prioridad a la sostenibilidad ambiental; reiteradamente se habla de la necesidad del crecimiento económico sostenido como el medio para alcanzar este objetivo.

El crecimiento es una variable de tipo cuantitativo que supone la existencia de límites naturales marcados por la disponibilidad de recursos. Lo sostenido implica algo persistente, constante, duradero. Nuestro planeta tiene dimensiones físicas limitadas y por lo tanto, nada en él puede crecer sosteniblemente de manera indefinida, tal como un globo al que ingresa una cantidad ilimitada de aire de manera que, eventualmente, su estructura será lo suficientemente pequeña y estará bajo la presión precisa para que éste explote; este escenario es el que vemos hoy día en el modelo

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