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El Eden Como Metafora


Enviado por   •  1 de Septiembre de 2013  •  1.298 Palabras (6 Páginas)  •  551 Visitas

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CAPITULO 4: El Edén como Metáfora. La Evolución del Hombre

Una abeja cuando es lanzada desde una gran altura alcanza enseguida su velocidad máxima. La resistencia que le genera el aire impide que ésta se precipite con mucha violencia, y así al caer al suelo es capaz de seguirse moviendo por sus propios medios. Un ratón puede ser arrojado a un pozo de trescientos metros de profundidad y si el terreno es blando, llegará al fondo un poco aturdido pero sin algún rasguño. El ser humano, por el contrario, podría quedar parapléjico o hasta perder la vida si se precipita de una altura que exceda los cuatro metros. Pesamos mucho en proporción a la superficie externa de nuestro cuerpo. Cada salto dado por nuestros antepasados constituía una oportunidad de cara a la evolución de la especie. Poderosas fuerzas selectivas entraron en juego para engendrar organismos de características gráciles y ligeras, con visión binocular, con varias aptitudes manipulativas, con una excelente coordinación entre la vista y las manos, y una captación intuitiva de la gravitación terrestre. Cada una de estas facultades requirió importantes procesos en la evolución de nuestros cerebros, en especial de la zona neo cortical.

Otros mamíferos no primates poseen neo cortezas cerebrales. En los antropoides y en los monos, así como en otros mamíferos, el cerebro ocupa casi por completo la cavidad craneal. De ésta manera, si obtenemos el cráneo de un fósil, podremos determinar su masa encefálica. Hace unos cinco millones de años, abundaban los animales de apariencia antropoide, como los gráciles australopitecos.

Los australopitecos caminaban sobre dos patas y su volumen cerebral era aproximadamente de 500cm3(unos cien centímetros cúbicos más que el cerebro de un chimpancé actual). Los paleontólogos han llegado a la conclusión de que el bipedismo precedió a la encefalización, es decir, que nuestros antepasados caminaron en 2 patas antes de contar con un cerebro significativo.

Hace tres millones de años existía una gran variedad de criaturas bípedas con una gran gama de de volúmenes encefálicos, algunos mucho mayores que los del australopitecos grácil africano (el cual vivió millones de años antes). Uno de ellos, el Homo Habilis, cuyo volumen cerebral era de 700cm3 aproximadamente. La arqueología nos da indicios de que ésta especie ya era capaz de construir sus propias armas. Charles Darwin cree que la creación de armas y herramientas es un factor que constituye el caminar sobre dos piernas.

Me pareció muy relevante el dibujo de la página 92, ya que expone a una familia de australopitecos. Éste dibujo me ayudó en cierta medida a ser capaz de comprender mejor a ésta antigua raza humana.

El australopiteco carecía de frente, y es el menos evolucionado de los antropoides. La clase de australopiteco A Robustus era de más embergadura y mayor peso, con una dentadura más poderosa y una notable estabilidad evolutiva. Su volumen endocraneal varía muy poco de un especímen a otro a lo largo de millones de años.

Los australopitecos gráciles comían carne y vegetales, eran de menor envergadura que el hombre y más flexibles, sin embargo, son más viejos y presentan mucha más variación en el volumen endocraneal que la especie A Robustus. El australopiteco grácil está asociado al hallazgo de un oficio: la fabricación de útiles de piedra, huesos, dientes y cuernos de animales. Partidos, frotados y pulimentados para conseguir herramientas de corte y bruñido o de útiles para triturar o machacar.

No se han encontrado herramientas a los fósiles del A Robustus. En la época en la que surge éste espécimen apareció un nuevo animal, el H Habilis, al que cabe considerar como el primer hombre genuino. Era más desarrollado que los australopitecos, la proporción entre su masa cerebral y corporal eran muy similares que la detectada entre los australopitecos gráciles.

El H Habilis apareció en una época en que por razones climáticas la tierra se iba deforestando. El H habilis habitaba en las vastas sabanas Africanas. En los últimos sesenta

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