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Ensayo Cazadores De Microbios


Enviado por   •  7 de Febrero de 2015  •  5.140 Palabras (21 Páginas)  •  361 Visitas

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ESCUELA PREPARATORIA REGIONAL DE AMATEPEC

GRAL. “LÁZARO CÁRDENAS DEL RIO”

ENSAYO: “CAZADORES DE MICROBIOS”

UNIDAD DE APRENDIZAJE: CULTURA FÍSICA

EJ. DE DOCENCIA: MABEL JARAMILLO

EJ. DEL CONOCIMIENTO:

4° SEMESTRE GRUPO: II

CICLO ESCOLAR

2010-2011

AMATEPEC; MEX A 30 DE JUNIO DE 2011.

INTRODUCCION

Cazadores de microbios es un libro fascinante que describe la vida y obra de un grupo de hombres del siglo XIX, nos narra cómo fueron surgiendo los descubrimientos acerca de los microorganismos, como en aquellos tiempos no se contaba con la tecnología que ahora se tiene, cada científico se las arreglaba para poder realizar sus investigaciones, así como fabricar sus propias herramientas de trabajo, además sus conocimientos hasta estos momentos son muy útiles para la humanidad, ya que sin la invención de la vacuna gracias a Pasteur existirían infinidades de enfermos. En si este libro nos narra la historia y la evolución así como los descubrimientos a través del tiempo.

ANTONIO VAN LEEUWENHOEK (PRIMER CAZADOR DE MICROBIOS)

Antonio van Leeuwenhoek fue el primer cazador de microbios; se dice que hace doscientos años fue el primero en descubrir un mundo nuevo, con seres diminutos, plantas y animales que el afirmo haberlos visto; Leeuwenhoek, nació en 1632, en Delf, la ciudad de los molinos de vientos azules, descendía de una familia respetable; su padre murió muy joven, la madre envío a Leeuwenhoek a la preparatoria pero fue en vano, a los 16 años dejo los libros y entro de aprendiz a una tienda de Ámsterdam. Esta fue su universidad, y así fue adquiriendo sus conocimientos a través de piezas de telas, durante 6 años escuchando el ruido de caja registradora y siempre siendo amable con las gente holandesa, a los 26 años Leeuwenhoek se despidió de su jefe y volvió a su tierra natal, se casó y abrió una tienda de telas por su propia cuenta. Entre sus 20 y 40 años se supo muy poco de él, se volvió a casar y tuvo varios hijos, pero no cabe duda que durante esa época no dejo de ser un hombre ignorante, solo sabía hablar holandés, idioma que por todos era despreciado ya que era el idioma de los tenderos, pescadores y gente de bajos recursos, sin en cambio, el idioma de la gente culta era el latín, pero fue gran suerte para él, porqué se encontraba aislado de todos, solo disponía de todo su tiempo, no tuvo a nadie de guía más que sus propios ojos, su propia reflexión. Él un día se preguntó, ¿qué divertido será ver las cosas de diferente tamaño?, pero comprar lentes no fue su mejor opción, si no fabricarlos el mismo y así fue; Leeuwenhoek visito las tiendas de óptica para darse una idea, sus vecinos creían que estaba loco pero para él no fue impedimento, olvidándose de su familia, sin preocuparse de sus amigos trabajaba hasta altas horas de la noche con tal de conseguir la mejor lente, mientras que los vecinos se reían de él. Leeuwenhoek era un buen hombre estaba en paz con todos, solo decía “Hay que perdonarles, vista su ignorancia”. Por fin lo logro; orgulloso y satisfecho de sí mismo empezó por examinar las fibras musculares de las ballenas, compro en la carnicería ojos de un buey y quedo encantado de lo que veía incluso las escamas de su propia piel, observó a través de su lente de juguete montada en oro, una pequeña gota de agua de lluvia, miraba a través de su lente y murmuraba entre dientes unas palabras... y de pronto se oye la excitada voz de Leeuwenhoek ¡En el agua de lluvia hay unos bichitos!... ¡nadan! ¡Dan vueltas! ¡Son mil veces más pequeños que cualquiera de los bichos que podemos ver a simple vista!... ¡mira lo que he descubierto! Había llegado el gran día para Leeuwenhoek. Aquellos animalitos eran enormemente pequeños y demasiadamente extraños para tener existencia real, y por esta razón volvió a observarlos, de nuevo vio a aquellos seres, no solamente una especie, sino otra más grande que la primera. Descubrió una tercera especie y una cuarta, tan diferente que no pudo deducir su forma. Pero está viva; se mueve, recorre distancias en este mundo de una gota de agua ¡Qué seres más listos!, así los describió Leeuwenhoek. Era Leeuwenhoek como un cachorro que olfateaba todo lo que había a su alrededor.

LAZZARO SPALLANZANI (LOS MICROBIOS NACEN DE MICROBIOS)

Después de la muerte de Leeuwenhoek a mil quinientos kilómetros, en Scandiano, pueblo del norte de Italia, nacía en 1729 otro cazador de microbios, era Lazzaro Spallanzani, un niño extraño que en vez de jugar y divertirse, se la pasaba haciendo experimentos crueles e infantiles con escarabajos, moscas y gusanos, le quitaba las patas a estos animales para luego intentar ponérselos en el lugar adecuado. El joven italiano tuvo que sostener grandes luchas con su familia, para llegar a ser un cazador de microbios, ya que su padre era abogado y puso todo su interés para que su hijo Lazzaro siguiera con la misma profesión que él, su padre lo obligaba a estudiar algo que para él era aburrido, pero después de que su padre se iba él se quedaba observando las estrellas y deduciendo el porqué de las cosas. Spallanzani decidió arrancar sus secretos a la naturaleza tal y como lo hizo Leeuwenhoek, siendo así elegido para ser un gran hombre de la ciencia; se preguntaba porque su padre insistía que estudiara leyes, pero no era eso lo que le gustaba, pero sin embargo fingió que de verdad le gustaba y empezó a interesarse en documentos legales, pero en sus momentos libres se dedicó a estudiar matemáticas, Lazzaro hizo una visita a Vallisnieri, el célebre hombre de la ciencia a quien explico y dijo el interés que tenía por ser un cazador de microbios, él le dijo, tu haz nacido para ser un investigador científico, estás perdiendo el tiempo, tienes que dejar ese estudio y enfocarte por la ciencia, Vallisnieri hablo con el padre de Lazzaro y a consecuencia de eso enviaron a Spallanzani a la universidad de Reggio para emprender la carrera de ciencia, ya libre del horror de estudiar leyes Spallanzani se dio la terea de recoger los conocimientos más diversos, a poner a prueba toda clase de teorías, a descartar todas las autoridades por famosas que fuesen. Tenía ya la certeza de que todos los animales, aun los más pequeños proceden de otros que, a su vez, han tenido existencia anteriormente;

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