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Fundamentos Sociologicos


Enviado por   •  15 de Enero de 2013  •  2.391 Palabras (10 Páginas)  •  449 Visitas

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1.- Funciones sociales asignadas al deporte

En los siguientes párrafos abordaremos la caracterización de la evolución y la progresiva extensión de la práctica deportiva a todas las capas sociales que tiene lugar en la sociedad industrial, que trae consigo la aparición de diversas formas de entender y practicar la actividad deportiva con sus diversos significados y funciones.

La multiplicidad instrumental que ha tenido el deporte desde sus comienzos ha promovido su evolución hacia las diferentes manifestaciones que la práctica deportiva muestra hoy en nuestra sociedad. Así, el deporte espectáculo, el deporte para todos y el deporte escolar han surgido de la multifuncionalidad que ha tenido la práctica deportiva a efectos ideológicos, económicos y políticos.

En este sentido, además de la distinción de clase que la exclusividad de dicha práctica proporcionaba a las elites sociales en la Inglaterra del siglo XIX, se ha vinculado al deporte con otras muchas funciones, por ejemplo, a través de su contribución a la pacificación social de Inglaterra y a la adopción de modos de conducta cívica necesarios para el progreso social y político (Elias, 1992); o mediante la función de control y formación moral de los alumnos de las Publics Schools, destinadas a formar parte en el futuro de la clase dirigente (Bordieu, 1993; Barbero 1993); Asimismo, también se ha de considerar la utilización que se hizo del deporte como un medio muy apropiado para la inversión económica en un sentido recreativo o lucrativo, ya sea a través de la realización de apuestas o del patrocinio de competidores por los premios o recompensas (Mandell, 1986; Elias y Dunning, 1992); o mediante el papel socializante que asume el deporte frente a la perdida las funciones socializadoras por parte de otras instituciones (como el vecindario, el parentesco, o las fiestas sociales), mostrando una enorme capacidad para recrear identidades individuales y colectivas, y marcando pertenencias geográficas, religiosas, profesionales o de clase (Callede, 1985).

Asimismo, el proceso de industrialización de la sociedad occidental trajo consigo la mejora de las condiciones de vida de los trabajadores, el desarrollo urbano, la multiplicación de los medios de transporte y comunicación, el crecimiento demográfico, la evolución y consolidación de los sistemas democráticos, la aparición de nuevos valores sociales como la eficiencia, la productividad, la competitividad. Lo que supuso un hecho fundamental para la evolución del deporte en todos sus aspectos y para su expansión internacional.

Derechos de autor Francisco Jiménez Jiménez. Licencia Creative Commons 2012

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En este contexto, se produce la confrontación de dos formas básicas de concebir la practica deportiva: la concepción ideológica del deporte como práctica amateur1 cargada de valores morales (carácter, fuerza de voluntad, respeto a las reglas) que surge en sus comienzos, según señala Bordieu (1993, pp. 63 y 65), como parte de un “ideal moral” propio de las clases dominantes, y que fue posteriormente, recogida, reformulada y difundida internacionalmente por Pierre de Coubertin; y la concepción del deporte como práctica profesional, que como señala Dunning (1992, p.260) a finales del siglo XIX y principios del XX comenzó a tener lugar una creciente profesionalización de las prácticas deportivas, con el consiguiente acceso a las mismas de personas de baja condición social como organizadores, jugadores y espectadores, lo que dio lugar a la aparición de una ética del deporte de afición como ideología elaborada y definida. Por un lado, el éxito deportivo supone una forma de promoción social, de adquisición de fama y prestigio y de enriquecimiento económico, lo que origina que una gran cantidad de individuos de clase social baja o media opten por dirigir sus esfuerzos en esa dirección de manera exclusiva y asumiendo los valores y hábitos de conducta necesarios para alcanzar el éxito.

Cuando el deporte comienza a extenderse y a profesionalizarse nutriéndose de las capas sociales medias y bajas de la población, a los largo del desarrollo industrial, las clases más poderosas económica y socialmente no sólo trataron de establecer, un espacio restringido de práctica deportiva de alto nivel bajo la forma de deporte amateur, con un código de valores, actitudes y conductas específico, sino que también abandonaron las modalidades deportivas abrazadas por los trabajadores refugiándose en otras (golf, polo, tenis, hípica) cuyos requerimientos para la práctica de las mismas fueran prácticamente insuperables para los miembros de la clase trabajadora y permitieran conservar y reproducir los códigos de conducta y estilos de vida propios de su clase (Bordieu, 1993, pp. 78 y ss.).

Por otro, el deportista profesional, como señala Brohm (1993, p. 49), se convierte en un asalariado de su club y de firmas comerciales, supeditando su cotización en el “mercado deportivo” a su capacidad de proporcionar beneficios económicos o publicitarios a través de sus éxitos y a las leyes de la oferta y la demanda de dicho mercado. La progresiva alienación del deportista puede considerarse como otro de los pilares que sustenta la práctica deportiva orientada a la competición en cualquiera de sus niveles. Dicha alienación tiene lugar desde una triple perspectiva, según Laguillaume (1978, pp. 44 y ss.), desde la organización deportiva, desde el equipo técnico y desde la propia actividad. En resumen, el deportista profesional termina por no pertenecerse, su actividad deja de ser propia, libre y espontánea, y acaba dejando que la mayor parte de las decisiones sobre su vida profesional sean tomadas por otros.

En esta evolución de la construcción socio-cultural del deporte, “el sistema deportivo se integra en el modo de producción capitalista como un sector específico dentro de la división del trabajo capitalista. Los trust económicos, los bancos y los monopolios se han volcado completamente en la financiación de la actividad deportiva que se ha convertido en una preciada fuente de beneficio capitalista. La competición por el beneficio es complementada por el beneficio de la competición. De ahí la proliferación de competiciones cuyas finalidades

1 El término amateur, que como concepto debía caracterizar a todo participante olímpico, fue desterrado en 1981 de la Carta Olímpica.

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es acelerar la circulación de capital deportivo y la producción de plusvalía” (Brhom, 1993, p. 49). Esta sobredimensión del deporte profesional, explica en parte, la

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